Conciencia, Karma Yoga, Solidaridad, Yoga

Meritxell Martorell: yoga y solidaridad sin fronteras

“La esencia de unidad que tanto caracteriza al yoga nos puede ayudar mucho a implicarnos y solidarizarnos más con los demás”

Bien es sabido que a veces un viaje puede llegar a convertirse en algo realmente transformador. Pues bien, en el caso de la siguiente entrevistada, su pasión por viajar no sólo le ha cambiado la vida sino que se la ha ido llenando también de realización y sentido, encontrando por el camino un equilibrio ideal para su desbordante vitalidad en la inspiradora balanza que conforman la solidaridad y el yoga.

Periodista de formación, Meritxell Martorell (Malgrat de Mar, 1986) ganó a los 20 años una vuelta al mundo que le permitió conocer más de 60 países. Y a raíz de la gran amplitud de miras que le aportó esa experiencia, el ejercicio de su profesión pasó a quedar estrechamente ligado a una inquietud viajera que no cesó de ir en aumento, instalándose así en una vibrante cotidianidad repleta de aventuras pero también, a menudo, sufriendo las consecuencias del excesivo ajetreo. Fue en ese contexto que el encuentro con el yoga le vino como anillo al dedo, brindándole la oportunidad de establecer una reconfortante base donde enraizarse en medio de tanto frenesí. Y tal fue el impacto que esta disciplina tuvo en ella que fue desbancado progresivamente y con naturalidad su inicial vocación periodística hasta llegar a convertirse en su principal ocupación hoy en día.

Paralelamente a este proceso, la necesidad de implicarse un poco más en algunas de las difíciles realidades que había podido presenciar de cerca desempeñando su labor informativa en diferentes latitudes, como por ejemplo la crisis de los refugiados en Lesbos, la había ido llevando también a embarcarse en proyectos de voluntariado, a través de los cuales pudo empezar a compartir los grandes beneficios del yoga en lugares como África o Palestina. Aquellas incursiones fueron el germen de Yoga Sin Fronteras, la organización sin ánimo de lucro que desde hace dos años y medio dirige junto a su pareja y que le ha permitido no sólo dar continuidad sino también expandir su aspiración de acercar balsámicas dosis de armonía y bienestar a colectivos vulnerables y en riesgo de exclusión social. Una hermosa iniciativa que abandera, además, dos de los pilares más distintivos y a menudo olvidados del yoga; la voluntad de servicio desinteresado y el concepto de unidad, encarnados ambos a la perfección por su cada vez más nutrido y comprometido equipo integrante.

¿Quién es Meritxell Martorell? 

Una persona inquieta, impulsiva, comprometida y amiga de mis amigos… A la que no le gusta hacer planes y sí que la vida le sorprenda.

¿Qué significa el yoga para ti? 

Una parte muy importante de mi vida y una herramienta terapéutica que puede ayudar a cambiar y a mejorar la realidad de muchas personas, aportándonos conciencia en un momento en el que tanta falta hace…

¿Cuáles dirías que fueron los principales cambios que empezaste a experimentar a raíz de entrar en contacto con esta disciplina? 

Mi primera aproximación fue sobre todo física, ya que no era una persona muy deportista y el yoga me permitió inicialmente ejercitar y entrar en un contacto más profundo con mi propio cuerpo. Esta puerta de entrada me llevó a descubrir poco a poco también, después, la posibilidad de trabajar con mi mente y ganar en conciencia.   

¿Crees que deberían ser indisociables la conciencia social y la conciencia espiritual para un mundo con mayor equilibrio?

Por supuesto. A menudo el activismo carece un poco de una mirada más empática, amable y compasiva, mientras que en el mundo yogui se puede llegar a caer fácilmente también en un elitismo que te haga sentir especial, volviéndote insensible respecto a otras realidades.

Qué mejor ejemplo que Yoga Sin Fronteras…

Sí… De hecho, fue la incomodidad que llegué a experimentar en ciertos círculos de yoga, donde parecía que predominaba la preocupación por la imagen y el postureo por encima de cualquier otra cosa, lo que hizo darme cuenta de la necesidad de querer compartir realmente de otra forma la práctica de yoga, desde una espiritualidad mucho más genuina y con valores.

¿Qué puede ofrecer el yoga a los colectivos o perfiles más desfavorecidos? 

Pues básicamente lo mismo que a cualquier otra persona; más presencia y armonía, la posibilidad de conocerse mejor conectando con nuestra parte más auténtica, poder reconocer y gestionar mejor las emociones, desarrollar la conciencia… En definitiva, una mayor libertad. Y también, la posibilidad de descubrir una práctica que muchos desconocen, así como de hacerla accesible a todos aquellos que por sus dificultades no se la pueden permitir. Hay que tener especialmente en cuenta que, a través de esta herramienta, se les ofrece sobre todo atención y cuidado, algo a lo que no están acostumbrados y que por ello valoran mucho.

A través de una herramienta como el yoga, a los colectivos más desfavorecidos se les ofrece atención y cuidado, algo a lo que no están acostumbrados y que por ello valoran mucho

¿Estás satisfecha con lo que lleváis recorrido hasta ahora?

Hay que reconocer que no es fácil sacar adelante una organización como la nuestra, a menudo por las dificultades que supone el tema de la financiación, así que hemos tenido momentos de todo tipo… En cualquier caso, siento que en el fondo el proyecto está fluyendo muy bien, y además de lo que podemos ir aportando cada vez a más colectivos, me alegra especialmente ver la comunidad que estamos creando entre todos los que creemos en los valores más genuinos y transformadores que ofrece el yoga. Con un reconocimiento especial para nuestro fantástico equipo de voluntarios y también para Sampoorna Yoga, la escuela india que desde nuestros inicios nos apoya.

¿Cómo te gustaría que se continuara desplegando el proyecto? 

Pues consiguiendo cada vez más recursos y subvenciones para poder ir ampliando el equipo más allá de los voluntarios, a los que ahora mismo tampoco les podemos pedir más… Me gustaría seguir ampliando nuestras fronteras y colaboraciones, y que las que ya estamos realizando puedan llegar a establecerse pronto de una forma más regular para que la práctica de yoga pueda irse integrando aún más en el día a día de las personas a las que prestamos servicio. De hecho, siento que las posibilidades son infinitas, tanto en el ámbito local como en el internacional…  Pero para seguir creciendo debemos seguir yendo paso a paso.

¿Os habéis planteado la posibilidad de especializaros en algún colectivo en concreto?

Por cuestiones de organización igual podría ser más fácil, pero es algo que no nos planteamos ya que desde nuestros inicios siempre hemos querido que el yoga pueda llegar a todo tipo de personas.

No obstante, la atención a la población infantil es una de vuestras especialidades…

Así es… Mientras estamos a la espera de poder acceder a subvenciones públicas para ampliar aún más nuestro radio de acción en las escuelas, ya colaboramos con reconocidos centros como el Casal dels Infants del Raval y el Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona, así como con otras ONG de la talla de Save the Children. Y hemos recibido también el apoyo de las instituciones europeas para dos proyectos en Polonia e Italia.

Otro aspecto que os caracteriza es la combinación entre las acciones de servicio y los programas formativos…

Sí, por ahora nos basamos en un modelo híbrido para que el proyecto resulte sostenible. En este sentido, también estamos muy orgullosos de poder ofrecer una formación como la de “Yoga para la inclusión”, donde además de nuestra característica filosofía de servicio desinteresado o Karma Yoga, ofrecemos recursos para poder atender debidamente aspectos tan importantes, y a menudo desatendidos, como pueden ser la diversidad funcional o la salud mental, con el objetivo de que los beneficios del yoga puedan llegar y beneficiar realmente a todo el mundo.

¿Recuperar el valor del Karma Yoga es urgente?

Completamente… Nos encontramos en un momento en el que predominan el individualismo y el egoísmo de tal forma que sin duda es de lo más necesario. Estamos demasiado aislados en nuestra propia burbuja, sobre todo en Occidente, y la esencia de unidad que tanto caracteriza al yoga nos puede ayudar mucho a implicarnos y solidarizarnos más con los demás. Y para ello, en realidad, no hace falta irnos muy lejos, ya que lo podemos llevar a la práctica en nuestro ámbito familiar y más cercano mismo. Es muy importante no relegar el yoga únicamente al ámbito postural, y en este sentido, tanto el Karma Yoga como el Bhakti, el yoga de la devoción, son excelentes herramientas para volver a unirnos y recordarnos que todos somos parte de lo mismo.

Nos encontramos en un momento en el que predominan el individualismo y el egoísmo de tal forma que recuperar el valor del Karma Yoga es de lo más necesario

¿Qué destacarías como más indispensable cultivar y desarrollar para poder vivir en auténtica armonía? 

La empatía y la compasión… Hacia los demás pero también hacia nosotros mismos. Hoy en día nos autoimponemos una gran exigencia y necesidad de perfeccionismo, y es muy necesario pararse a respirar más a menudo para darnos cuenta de que en el fondo todo está bien… Eso nos permite también volvernos más sensibles y conscientes para poder desarrollar una mayor comunión con el planeta y el resto de seres vivos.

¿Aprender a aquietar la mente es un paso previo imprescindible?

Por descontado… Vamos tan acelerados, que si no nos damos un espacio ni que sea para respirar muy difícilmente nos podremos dar cuenta de todo ello… Tenemos la capacidad para generar más armonía trabajando sobre la mente, lo único que no se nos ha enseñado cómo hacerlo. En este sentido, el yoga también puede ser un aliado perfecto, ya que nos muestra que para poder ver con mayor claridad la importancia real de las cosas, primero de todo debemos sentarnos y mirar hacia dentro.

¿Consideras que es algo que has conseguido integrar en tu rutina?

Por supuesto. Y justo ahora más que nunca, desde que soy madre, siento que estoy llevando el yoga a la práctica de otra manera, más allá del ámbito físico y la conciencia corporal. Es así como estoy vivenciando a fondo aspectos como la entrega, la paciencia, la conciencia de la transitoriedad de las cosas… En definitiva, una gran parte de esos valores asociados a la filosofía del yoga que a menudo cuando realizas una formación pueden llegar a quedarse en un ámbito básicamente teórico. Podría decir que mi hijo ahora me está enseñando realmente a llevar a la práctica el hecho de sentir la respiración y estar presente, la importancia de integrar a un nivel más profundo el yoga en el día a día.

Mi hijo me está enseñando a integrar el yoga a un nivel más profundo en el día a día

La experiencia de la maternidad puede ayudar a aportar serenidad pero también la puede llegar a desafiar según cómo…

Es sin duda una prueba de fuego, un desafío constante que, a mí, particularmente, me ha llevado a replantearme completamente mis rutinas y prioridades pasando a guiarme por el amor incondicional, por el acto de dar por encima de cualquier otra cosa y sin esperar nada a cambio. Siento que la maternidad, como la paternidad, vividas con conciencia, te ofrecen la oportunidad de conocerte mejor y trabajar tus sombras para evolucionar y convertirte en mejor persona. Sin duda, se trata de una auténtica experiencia de yoga intensivo.

¿Cuál es tu relación actual con el periodismo? 

Podría decir que es una especie de relación amor-odio. He tenido experiencias positivas y también bastantes decepciones que hacen que tenga una espinita clavada con la profesión. No es que ya no me guste, sino más bien que no he llegado a encontrar un lugar donde sentirme realmente cómoda para ejercerlo. Por tanto, no se trata de una puerta que haya cerrado, aunque actualmente me siento mucho más volcada en el proyecto de Yoga Sin Fronteras, que ahora mismo también me está ofreciendo la posibilidad de comunicar sobre otras realidades de otra manera… Sea como sea, siento que actualmente no es fácil encontrar ejemplos de buen periodismo.

Qué delgada es la línea que lleva a desvirtuar tanto el periodismo como el yoga… 

Es un buen paralelismo… Es evidente que hoy en día hay un predominio de la versión más superficial de las cosas porque así todo se hace más fácil de consumir y digerir… Se prioriza el lacito al contenido sin dejar margen para pensar. Para poder profundizar en la realidad de cualquier ámbito se necesita tiempo, algo que ha ido quedando completamente relegado por el gran predominio de la rapidez y la inmediatez. Una exigencia que, por otro lado, está haciendo mucho daño a la salud de profesiones y personas.

¿El actual predominio y expansión del ego es la auténtica pandemia? 

Es una pandemia mayúscula, sin duda… Trabajar con el ego es uno de los retos más difíciles, algo que por mucho que te encuentres en ámbitos más conscientes es para toda la vida. El sistema en el que vivimos no deja de alimentarlo constantemente y eso genera un preocupante predominio de la imagen y las apariencias, cuya máxima expresión se puede encontrar en las redes sociales.

¿Cómo logras tú mantenerlo a raya? 

Con la práctica y el recordatorio constante…. El yoga y la meditación son un gran antídoto, pero también hay que ir con mucho cuidado en este ámbito porque no se encuentra precisamente a salvo…

¿Cómo has vivido este último año y medio? 

A mí el confinamiento me cogió en pleno embarazo y tuve la suerte de poderlo pasar en un lugar tranquilo, cerca de mi familia y dedicándole mucho tiempo también al proyecto de Yoga Sin Fronteras, aprovechando las posibilidades del formato online. Así que en general lo viví con mucha más ilusión que dificultad, aunque como es lógico también eché de menos el contacto directo con muchos seres queridos.

¿Qué opinas de todo lo que se ha generado alrededor de la vacunación?

Con mi respeto más absoluto tanto para los que se han vacunado como para los que no, siento que, a grandes rasgos, todo esto nos ha mostrado la gran dificultad que actualmente supone darse el tiempo y el espacio necesarios para estar bien informados y poder reflexionar debidamente antes de tomar una decisión tan personal como ésta…. Creo que ha habido una gran presión social con este tema y esto ha puesto de relieve el gran miedo que, en general, tenemos a salirnos del rebaño y ser diferentes…

Darse el tiempo y el espacio necesarios para estar bien informados y poder reflexionar supone actualmente una gran dificultad

¿Cómo ves las dudas que pueden llegar a generar tanto la práctica de yoga como la formación online?

Tengo que reconocer que yo misma, al principio, era algo reacia al respecto… No obstante, a estas alturas el balance que puedo hacer es por encima de todo positivo, ya que durante todo este tiempo hemos podido acercar la práctica a mucha gente a la que de otra forma no habríamos llegado. Propiciando también una integración un poco más equilibrada en la realidad cotidiana de cada participante en comparación por ejemplo con las formaciones intensivas que antes tanto se realizaban viajando a la India. Algo que sin duda la salud del planeta también habrá agradecido…

¿Qué diferencia a un buen profesor de yoga?

El interés en formar a buenas personas y no tanto en generar seguidores… Para mí un buen profesor es aquel que te enseña con humildad a darte cuenta de que el auténtico maestro ya se encuentra dentro de ti.

Y ahora, de todos los países que has tenido la oportunidad de conocer, ¿cuál dirías que te ha fascinado más en particular y a cuál no volverías? 

Soy una gran fan del continente asiático en general, supongo que por la vertiente espiritual… Pero sin duda me quedo con la India, el país que más me ha cautivado y al que siempre me gusta volver cuando tengo la oportunidad. Hay una parte dentro de mí que se siente muy cómoda dentro del caos y la gran naturalidad con la que allí todo se vive… Una auténtica expresión de vida sin filtros. Aunque también es cierto que cuando voy no suelo aguantar su  intensidad demasiado tiempo seguido… Y por otro lado, no volvería por ejemplo a las islas Seychelles, donde una vez hice una escala de unos días. Me pareció un lugar sin alma a pesar de su fama.

¿Qué le dirías a las personas que ansían vivir nuevas aventuras pero el miedo a abandonar su zona de confort les paraliza? 

“Arrepiéntete de haberlo hecho pero no de no haberlo hecho”… Una frase que solía decirme de pequeña mi madre y que siempre me acompaña. La vida es cambio y hay que aprender a fluir con ello. Si de verdad sentimos una inquietud, no hagamos como si nada. Así pues, animo a despertar el coraje para escuchar y seguir mucho más a nuestra voz interior. Y en esto el yoga también puede ayudarnos mucho.

La vida es cambio y hay que aprender a fluir con ello

¿Cuál ha sido el principal aprendizaje que te has llevado prestando servicio a colectivos vulnerables?

Que la humanidad y la dignidad es lo último que se pierde… He podido comprobar en primera persona cómo personas que lo han perdido prácticamente todo son capaces de ofrecerte lo poco que tienen sin dudarlo. Es algo que me emociona mucho y me ha convencido de la bondad del ser humano.

Cuánto por aprender de los que menos tienen… 

Totalmente, no es ningún tópico… A mi modo de ver, es el sistema capitalista el que hace que perdamos esa parte más humana, volviéndonos competitivos y egoístas, a menudo lamentablemente incluso dentro de las propias familias que más tienen…

¿Eres optimista con el futuro de la humanidad? 

La verdad que tengo esperanza… ¿Qué nos queda si no? Siento que somos muchos los que estamos remando con fuerza para ir hacia un mundo mejor… Y creo también que cada vez más jóvenes se están empezando a dar cuenta de la importancia de estar más presentes, sentir más sus emociones y salir del ritmo frenético del consumismo. Hay que ser optimistas y no dejar de movernos y persistir… Con el espíritu de las guerreras y los guerreros pacíficos.

Somos muchos los que estamos remando con fuerza para ir hacia un mundo mejor. Hay que ser optimistas y persistir… Con el espíritu de las guerreras y los guerreros pacíficos

Un sueño por realizar… 

Viajar con mi hijo y poder mostrarle el mundo por ahora a través de mis ojos, haciéndole partícipe de la mirada comprometida que caracteriza a nuestro proyecto.  

Página web de Yoga Sin Fronteras