Conciencia, Confianza, Espiritualidad, Yoga

Surinder Singh: el poder de la bondad

“El viaje hacia nuestro ser verdadero es un aprendizaje que todos estamos llamados a realizar”

Cada vez se hace más difícil dar con fieles transmisores de la genuina esencia del yoga. El fulgor de la modernidad ha ido transformando de forma considerable en las últimas décadas el valioso legado de esta ciencia milenaria en paralelo al vertiginoso aumento de su popularidad en prácticamente todos los rincones del planeta. Un proceso que ha desembocado en una vasta oferta con multitud de estilos que ha contribuido a generar todavía un poco más de confusión en todos aquellos que se aproximan por primera vez a esta disciplina, y por qué no decirlo, incluso en aquellos que pueden llevar ya un buen tiempo practicándola. Hasta el punto que, para muchos, el yoga ha pasado a ser básicamente un sinónimo de ejercicio corporal adornado con una serie de vistosas -y a menudo vanidosas también- posturas. Una tendencia de la que no se ha podido mantener a salvo ni la propia India, la cuna de esta disciplina. Pues bien, precisamente de allí es originario el protagonista de la presente entrevista, quien con una admirable combinación de entusiasmo, rigor, gran corazón y humildad se ha ido erigiendo sin hacer demasiado ruido en uno de los más contrastados y queridos representantes de la genuina tradición del yoga en la actualidad.

A pesar de entrar en contacto con la atmósfera de inspiración espiritual bien temprano a través de la figura de su madre, no fue hasta bien entrada la edad adulta que Surinder Singh (Punjab, 1967) empezó a iniciarse en la práctica formal de yoga. Ingeniero mecánico de profesión, fueron las tensiones de la vida laboral lo que lo impulsó a recibir sus primeras clases. Y la intensidad de la llama que fue despertándose en su interior fue tal que desde entonces no ha dejado de afanarse en descubrir y difundir las virtudes de una senda que, bajo su apariencia física, le ha ido revelando un potencial inconmensurable en el que no se cansa de profundizar. Así, a día de hoy, Surinder viaja por todo el mundo comprometido en compartir su conocimiento y dirige también uno de los centros más reconocidos de Rishikesh, ancestral morada de yoguis y oficiosa capital del yoga contemporáneo a los pies del Himalaya, donde imparte formación de profesores y concurridas clases a diario. Y más allá de la vorágine yóguica que a menudo también orbita a su alrededor, el brillo de sus ojos y la cordialidad de su sonrisa atestiguan la serena integración de la principal enseñanza que él mismo no se cansa de recordar en sus prácticas; todos somos parte de lo mismo en el camino hacia la bondad y la conexión con la energía suprema.

¿Quién es Surinder Singh?

Surinder es el nombre que me dieron mis padres al nacer y con él me desenvuelvo en el mundo externo, pero a un nivel más interior, mi alma, mi energía más profunda, no entiende de nombres… Eso es realmente lo más importante para mí.

¿Cómo decidiste convertirte en profesor de yoga?

Siento que en realidad no tiene que ver con una decisión que yo haya tomado, si no más bien con mi karma… Algo que ya se empezó a gestar en el pasado y cuya semilla ha germinado de esta forma en mi existencia actual. En el fondo, se trata de un aprendizaje que todos estamos llamados a realizar, el camino o viaje de reconexión con nuestro ser verdadero.

¿Cuál crees que es la mejor definición de “yoga”?

La concordancia entre mis intenciones, mis acciones y aquello que vibra a un nivel más profundo en mi interior. También lo podríamos definir como la ciencia del alma o la unión con la Conciencia Suprema.

¿El yoga moderno ha perdido esa conexión con su esencia más profunda?

En cierto modo sí, ya que en este proceso de modernización se han ido introduciendo demasiados cambios… De todos modos, también creo que tarde o temprano se irá recuperando cada vez más esa esencia como única forma posible de conquistar el objetivo verdadero.  

¿Cómo valoras el hecho de que se haya ido convirtiendo en un negocio a gran escala?

Esto es una consecuencia de la gran demanda creciente que ha ido experimentando el yoga, sencillamente porque las personas necesitan encontrar un sentido que el resto de cosas a las que se recurre habitualmente no ofrecen… Y es precisamente por esto que los profesores de yoga tenemos una gran responsabilidad a la hora de transmitir un conocimiento que sea genuino. Es algo muy importante que no dejo de recordar a los alumnos que se forman conmigo.   

Los profesores de yoga tenemos una gran responsabilidad a la hora de transmitir un conocimiento que sea genuino

¿Y qué opinas acerca de la gran variedad de estilos que parece que no deja de ir en aumento?

Creo que esto es fruto de la curiosidad, de la necesidad de novedad… Introducir un componente de creatividad en la práctica está bien, siempre y cuando no vaya en contra de los fundamentos básicos. Por tanto, a pesar de los múltiples estilos no deberíamos olvidar que, en esencia, todos deberían ser uno.

¿Qué consideras que debería ser imprescindible en cualquier tipo de práctica a la hora de preservar la esencia?

Partir de un buen conocimiento y, en base a esto, establecer un buen foco de concentración, lo que conocemos como dharana. Si nuestro objetivo es claro y está bien fundamentado, la práctica siempre resultará mucho más beneficiosa sin duda.

¿Y qué nos aconsejas para desarrollar dharana?

Adoptar el hábito de irnos fijando pequeños objetivos a menudo. Esto nos aportará motivación e inspiración… Si logramos focalizarnos en llevar a cabo pequeñas prácticas en nuestro día a día, luego nos será mucho más fácil lograr evolucionar con el tiempo hacia prácticas más profundas, y en general, hacia mayores objetivos en la vida.  

¿Qué otros elementos pueden servirnos de ayuda?

Cultivar la presencia a través de la respiración, así como la paciencia, la confianza y la fe, nos ayudará a generar más y más amor en nuestro interior y a disfrutar del proceso.

¿Por qué crees que ha llegado a predominar tanto la práctica de asanas (posturas)?

En primer lugar, no deberíamos olvidar que asana es una forma de preparar el cuerpo para la meditación. Ahora bien, en segundo lugar, mucha gente piensa que realizando asanas únicamente se trabaja a nivel físico, cuando en realidad también estamos movilizando energías y reequilibrando tanto nuestro sistema endocrino como nuestra mente. Así, si vamos profundizando en la práctica de asanas nos daremos cuenta de que no es algo limitado a los ejercicios en la esterilla, sino que en realidad se trata de una herramienta que nos puede ayudar a desarrollar mejores acciones en nuestro día a día.  

Es una lástima que elementos con tanta riqueza y valor como pueden ser los yamas y niyamas (códigos de conducta) hayan ido cayendo tanto en el olvido…

Sí… Pero por otra parte, siempre existe la posibilidad de introducir aspectos más profundos como los que mencionas a partir de la práctica de asanas. Como por ejemplo, ejercitarnos en una actitud no violenta tratándonos con cuidado y respeto mientras realizamos nuestra práctica… En definitiva, procurando cultivar en todo momento la armonía entre cuerpo, mente y respiración. Y ahí vuelve a entrar en juego de nuevo la creatividad y responsabilidad de un buen profesor de yoga para no dejar de recordarlo.

¿Cuál crees que es la clave para encontrar el equilibrio entre firmeza y flexibilidad?

El cuerpo es perezoso por naturaleza, así que a menudo necesitamos del esfuerzo para llevar a cabo muchas de nuestras acciones, especialmente las que nos pueden resultar más desafiantes. Si practicamos con constancia y paciencia podremos ir desarrollando un esfuerzo sano que nos permitirá ir avanzando sin exigencia ni sufrimiento, disfrutando del proceso. Y este entrenamiento, llamado sthira sukham en yoga, nos será después de gran utilidad para poder ir incorporando progresivamente esta actitud en el conjunto de nuestra vida.     

¿Y cómo crees que podemos cultivar la compasión y la bondad en un mundo tan exigente y competitivo?

Realmente no es fácil… Para ello es muy importante tener claro cuál es nuestro objetivo y esmerarnos en seguir esa senda con una sana disciplina. Si persistimos en este sentido, nos iremos conociendo cada vez más a nosotros mismos, podremos ir mejorando y la vida nos brindará todo aquello que necesitemos por el camino. Enfocándonos a conciencia en nuestro propósito ninguna energía del exterior supone una amenaza.

Enfocándonos a conciencia en nuestro propósito ninguna energía exterior supone una amenaza

¿Cómo podemos saber si estamos en el camino correcto?

Con el estudio previo y el conocimiento que puedo ir adquiriendo. Y no me refiero únicamente a aquello que puedo aprender en los libros, si no que también puede ser de gran ayuda recurrir al ejemplo y a la inspiración del camino recorrido por los maestros espirituales.

Las escrituras describen la época en la que nos encontramos como “Kali yuga” (la edad oscura), ¿tienes esperanza en el futuro del planeta y de la humanidad?

Sí, tengo esperanza… Pero más importante aún es mi esfuerzo y responsabilidad. No podemos cambiar a los demás ni a menudo tampoco lo que ocurre a nuestro alrededor, no obstante, siempre tenemos la posibilidad del cambio a nivel personal, de comprometernos con el trabajo sobre nosotros mismos.

¿Quién ha sido tu principal maestro?

Diría que mi gran maestra fue mi madre. Era una persona tremendamente práctica y aprendí muchas cosas de ella… Estuvo muy comprometida con su práctica de meditación y su ejemplo fue despertando en mí la inspiración que posteriormente me llevó a descubrir y ahondar en las enseñanzas de diversos gurús.

¿Hasta qué punto es necesaria la figura del gurú?

En el fondo, los maestros o gurús de los que vamos aprendiendo deberían ser una inspiración para motivarnos a descubrir la energía de nuestro gurú interior. La inquietud que nos permite progresar en el camino espiritual tarde o temprano nos lleva a darnos cuenta de que nada nos puede llegar a saciar realmente desde el exterior. Nos perdemos a menudo en eso debido a las fluctuaciones de nuestra mente, por lo que es muy necesario aprender a desarrollar y confiar en la escucha interior. El gurú que llevamos dentro siempre está ahí, esperándonos para ayudarnos y guiarnos en nuestro camino.

Es muy necesario aprender a desarrollar y confiar en la escucha interior. El gurú que llevamos dentro siempre está ahí, esperándonos para ayudarnos y guiarnos en nuestro camino

¿Qué opinas acerca de todos los escándalos relacionados con reconocidos gurús que han ido saliendo últimamente a la luz?

Una vez más, el conocimiento vuelve a ser clave también en esto. Por suerte, tenemos la posibilidad de elegir y deberíamos ser muy cuidadosos a la hora de decidir a quién vamos a seguir, saber discernir primero si el conocimiento genuino se encuentra presente allí o no… Es precisamente la creciente ausencia de un conocimiento adecuado, la confusión, lo que hace que este tipo de escándalos no dejen de ir en aumento. Todo transmisor de conocimiento tiene una gran responsabilidad, y debería actuar siempre con conciencia y honestidad para no jugar con la inocencia de las personas que están deseando formarse y aprender.  

¿Y qué nos podrías decir acerca de la confusión habitual entre yoga y religión?

Yo entiendo el yoga como una forma de educación que nos puede llevar a entender muchos otros aspectos mejor, como por ejemplo la religión. A través de este tipo de educación podemos evitar caer en la manipulación con mayor facilidad y podemos darnos cuenta de que en realidad el mensaje puro de las religiones es hermoso, y de que en última instancia, nos debería llevar también a poder conocernos mejor.  

¿Qué es para ti la divinidad?

Para mí la mejor forma de expresar la divinidad es servir y ayudar a otras personas. Siento que no tiene tanto que ver con ir a los templos… Por supuesto que eso ayuda, ya que es una fuente que alimenta la energía, pero después es necesario llevarlo a la acción; intentando sentir la presencia de la divinidad cada vez que me relaciono contigo y con todo lo que me rodea.

La mejor forma de expresar la divinidad es servir y ayudar a otras personas

¿Cómo logras mantener tu entusiasmo y motivación después de tantos años enseñando?

No dejando de realizar nunca mis plegarias y nutriéndome con las bendiciones que me llegan a través de ellas. En el fondo siento que no hago nada en especial… Simplemente rezo y la divinidad me bendice con su energía. Yo sólo soy un canal, un transmisor de esa energía… Y me siento muy honrado por ello.

¿Cuál ha sido tu principal aprendizaje ejerciendo de maestro?

La oportunidad de aprender a ser cada vez más humano y respetuoso. Si quieres ser respetado por los demás, pon primero toda tu atención y empeño en cómo ser tú más respetuoso… Para que algo nos llegue, hay que soltar todas las expectativas que habitualmente ponemos en recibir de los demás y aprender a dar y compartir primero.

¿Qué requisito consideras que debería ser fundamental en todo profesor de yoga?

La práctica regular acompañada del compromiso con uno mismo para ir depurando cada vez más la energía, para que gradualmente se pueda ir haciendo más luminosa y espiritual. Cultivar este tipo de energía, que en yoga conocemos como sattva, nos ayuda a ir clarificando las burbujas que generan confusión en la mente.

¿Es posible llegar a ser un buen profesor de yoga con sólo realizar un mes de formación intensiva?

La verdad es que no… Ahora bien, sea cuál sea el proceso que cada uno siga, es muy importante poder mantener bien vivo el espíritu del aprendiz. No importa los años que lleves de práctica si no eres capaz de mantener esa inquietud. Sin duda, esta es una de las mejores formas de mantener el ego a raya.

No importa los años que lleves de práctica si no eres capaz de mantener bien vivo el espíritu del aprendiz

¿El samadhi (liberación) debería seguir siendo el principal objetivo de todo practicante de yoga aún hoy en día?

Ese es el gran objetivo, pero en realidad podemos encontrar su expresión a pequeña escala en nuestra práctica cotidiana… Abriéndonos a la experiencia que nos ofrece el instante y cultivando el desapego para poder apreciar inmediatamente el siguiente en toda su plenitud. Es así como podemos ir integrando la verdad de que nada nos pertenece y de que todo es impermanente… Y aprender a disfrutar la experiencia del instante sin condicionantes nos lleva a disfrutar cada vez más el estado de silencio interior. Cada uno de esos momentos no deja de ser un destello de samadhi, una oportunidad para darnos cuenta de que en realidad no somos ni nuestro cuerpo ni nuestra mente, sino el silencio que en el fondo siempre está ahí… En definitiva, una genuina experiencia de liberación.     

¿Cómo de cerca crees que te encuentras de esta experiencia de samadhi en la actualidad?

Honestamente, creo que aún no estoy cerca de este punto. Siento que estoy en el camino pero aún necesito seguir aprendiendo y experimentando mucho más…

¿El camino se hace más fácil cuanto más joven se empieza a practicar?

Eso ayuda, sin duda… Cuando somos pequeños aún predomina en nosotros una inocencia y una honestidad innatas. Mientras que a medida que nos vamos haciendo mayores, los samskaras, esas impresiones o condicionantes que vamos acumulando con los años en nuestra mente, se van convirtiendo en un obstáculo considerable.

Desde la perspectiva actual, ¿cómo valoras el proceso que la humanidad ha vivido con el covid?

Por un lado, es evidente que ha sido un proceso que ha generado mucho sufrimiento, y por supuesto no únicamente en mi país… Ahora bien, por encima de todo siento que ha sido una gran oportunidad para empezar a abandonar la queja ante las circunstancias y poder ver un poco más allá… Este proceso ha puesto de relieve lo mal que hemos estado tratando al planeta, así como la urgencia de rescatar una actitud mucho más amorosa en nuestra relación con la naturaleza y el resto de seres vivos. Simbólicamente, el tiempo de cuarentena que en su momento vivimos creo que nos ofreció la posibilidad de parar y poder llevar así la mirada hacia dentro para tomar un poco más de conciencia en general.  

Es urgente rescatar una actitud mucho más amorosa en nuestra relación con la naturaleza y el resto de seres vivos

¿Cómo fue para ti la experiencia de empezar a dar clases online?

Ciertamente, fue algo muy nuevo para mí. Un gran reto que surgió fruto de la necesidad de aquello que nos estaba tocando vivir. Por tanto, me sirvió como una oportunidad para ejercitar la aceptación y abrirme a lo que me estaba requiriendo la nueva situación.

¿Crees que es posible realizar una buena práctica de esta forma?

Requiere de creatividad, pero es posible…    

¿Te planteas dejar de enseñar algún día?

Me estoy empezando a plantear parar un poco… Sobre todo para poderme dedicar más a mi propia práctica y no perder de vista mi principal propósito vital. No hay que olvidar que para poder compartir adecuadamente con los demás, nuestra vasija debe estar llena primero. No podemos dar si ésta se encuentra vacía.

Y ya por último, ¿qué deseo te gustaría poder ver cumplido?

Poder sentirme cada vez más uno con la divinidad, y especialmente, cuando llegue el momento de mi último aliento para recibir sus bendiciones.

Página web de Swasti Yoga

Conciencia, Karma Yoga, Solidaridad, Yoga

Meritxell Martorell: yoga y solidaridad sin fronteras

“La esencia de unidad que tanto caracteriza al yoga nos puede ayudar mucho a implicarnos y solidarizarnos más con los demás”

Bien es sabido que a veces un viaje puede llegar a convertirse en algo realmente transformador. Pues bien, en el caso de la siguiente entrevistada, su pasión por viajar no sólo le ha cambiado la vida sino que se la ha ido llenando también de realización y sentido, encontrando por el camino un equilibrio ideal para su desbordante vitalidad en la inspiradora balanza que conforman la solidaridad y el yoga.

Periodista de formación, Meritxell Martorell (Malgrat de Mar, 1986) ganó a los 20 años una vuelta al mundo que le permitió conocer más de 60 países. Y a raíz de la gran amplitud de miras que le aportó esa experiencia, el ejercicio de su profesión pasó a quedar estrechamente ligado a una inquietud viajera que no cesó de ir en aumento, instalándose así en una vibrante cotidianidad repleta de aventuras pero también, a menudo, sufriendo las consecuencias del excesivo ajetreo. Fue en ese contexto que el encuentro con el yoga le vino como anillo al dedo, brindándole la oportunidad de establecer una reconfortante base donde enraizarse en medio de tanto frenesí. Y tal fue el impacto que esta disciplina tuvo en ella que fue desbancado progresivamente y con naturalidad su inicial vocación periodística hasta llegar a convertirse en su principal ocupación hoy en día.

Paralelamente a este proceso, la necesidad de implicarse un poco más en algunas de las difíciles realidades que había podido presenciar de cerca desempeñando su labor informativa en diferentes latitudes, como por ejemplo la crisis de los refugiados en Lesbos, la había ido llevando también a embarcarse en proyectos de voluntariado, a través de los cuales pudo empezar a compartir los grandes beneficios del yoga en lugares como África o Palestina. Aquellas incursiones fueron el germen de Yoga Sin Fronteras, la organización sin ánimo de lucro que desde hace dos años y medio dirige junto a su pareja y que le ha permitido no sólo dar continuidad sino también expandir su aspiración de acercar balsámicas dosis de armonía y bienestar a colectivos vulnerables y en riesgo de exclusión social. Una hermosa iniciativa que abandera, además, dos de los pilares más distintivos y a menudo olvidados del yoga; la voluntad de servicio desinteresado y el concepto de unidad, encarnados ambos a la perfección por su cada vez más nutrido y comprometido equipo integrante.

¿Quién es Meritxell Martorell? 

Una persona inquieta, impulsiva, comprometida y amiga de mis amigos… A la que no le gusta hacer planes y sí que la vida le sorprenda.

¿Qué significa el yoga para ti? 

Una parte muy importante de mi vida y una herramienta terapéutica que puede ayudar a cambiar y a mejorar la realidad de muchas personas, aportándonos conciencia en un momento en el que tanta falta hace…

¿Cuáles dirías que fueron los principales cambios que empezaste a experimentar a raíz de entrar en contacto con esta disciplina? 

Mi primera aproximación fue sobre todo física, ya que no era una persona muy deportista y el yoga me permitió inicialmente ejercitar y entrar en un contacto más profundo con mi propio cuerpo. Esta puerta de entrada me llevó a descubrir poco a poco también, después, la posibilidad de trabajar con mi mente y ganar en conciencia.   

¿Crees que deberían ser indisociables la conciencia social y la conciencia espiritual para un mundo con mayor equilibrio?

Por supuesto. A menudo el activismo carece un poco de una mirada más empática, amable y compasiva, mientras que en el mundo yogui se puede llegar a caer fácilmente también en un elitismo que te haga sentir especial, volviéndote insensible respecto a otras realidades.

Qué mejor ejemplo que Yoga Sin Fronteras…

Sí… De hecho, fue la incomodidad que llegué a experimentar en ciertos círculos de yoga, donde parecía que predominaba la preocupación por la imagen y el postureo por encima de cualquier otra cosa, lo que hizo darme cuenta de la necesidad de querer compartir realmente de otra forma la práctica de yoga, desde una espiritualidad mucho más genuina y con valores.

¿Qué puede ofrecer el yoga a los colectivos o perfiles más desfavorecidos? 

Pues básicamente lo mismo que a cualquier otra persona; más presencia y armonía, la posibilidad de conocerse mejor conectando con nuestra parte más auténtica, poder reconocer y gestionar mejor las emociones, desarrollar la conciencia… En definitiva, una mayor libertad. Y también, la posibilidad de descubrir una práctica que muchos desconocen, así como de hacerla accesible a todos aquellos que por sus dificultades no se la pueden permitir. Hay que tener especialmente en cuenta que, a través de esta herramienta, se les ofrece sobre todo atención y cuidado, algo a lo que no están acostumbrados y que por ello valoran mucho.

A través de una herramienta como el yoga, a los colectivos más desfavorecidos se les ofrece atención y cuidado, algo a lo que no están acostumbrados y que por ello valoran mucho

¿Estás satisfecha con lo que lleváis recorrido hasta ahora?

Hay que reconocer que no es fácil sacar adelante una organización como la nuestra, a menudo por las dificultades que supone el tema de la financiación, así que hemos tenido momentos de todo tipo… En cualquier caso, siento que en el fondo el proyecto está fluyendo muy bien, y además de lo que podemos ir aportando cada vez a más colectivos, me alegra especialmente ver la comunidad que estamos creando entre todos los que creemos en los valores más genuinos y transformadores que ofrece el yoga. Con un reconocimiento especial para nuestro fantástico equipo de voluntarios y también para Sampoorna Yoga, la escuela india que desde nuestros inicios nos apoya.

¿Cómo te gustaría que se continuara desplegando el proyecto? 

Pues consiguiendo cada vez más recursos y subvenciones para poder ir ampliando el equipo más allá de los voluntarios, a los que ahora mismo tampoco les podemos pedir más… Me gustaría seguir ampliando nuestras fronteras y colaboraciones, y que las que ya estamos realizando puedan llegar a establecerse pronto de una forma más regular para que la práctica de yoga pueda irse integrando aún más en el día a día de las personas a las que prestamos servicio. De hecho, siento que las posibilidades son infinitas, tanto en el ámbito local como en el internacional…  Pero para seguir creciendo debemos seguir yendo paso a paso.

¿Os habéis planteado la posibilidad de especializaros en algún colectivo en concreto?

Por cuestiones de organización igual podría ser más fácil, pero es algo que no nos planteamos ya que desde nuestros inicios siempre hemos querido que el yoga pueda llegar a todo tipo de personas.

No obstante, la atención a la población infantil es una de vuestras especialidades…

Así es… Mientras estamos a la espera de poder acceder a subvenciones públicas para ampliar aún más nuestro radio de acción en las escuelas, ya colaboramos con reconocidos centros como el Casal dels Infants del Raval y el Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona, así como con otras ONG de la talla de Save the Children. Y hemos recibido también el apoyo de las instituciones europeas para dos proyectos en Polonia e Italia.

Otro aspecto que os caracteriza es la combinación entre las acciones de servicio y los programas formativos…

Sí, por ahora nos basamos en un modelo híbrido para que el proyecto resulte sostenible. En este sentido, también estamos muy orgullosos de poder ofrecer una formación como la de “Yoga para la inclusión”, donde además de nuestra característica filosofía de servicio desinteresado o Karma Yoga, ofrecemos recursos para poder atender debidamente aspectos tan importantes, y a menudo desatendidos, como pueden ser la diversidad funcional o la salud mental, con el objetivo de que los beneficios del yoga puedan llegar y beneficiar realmente a todo el mundo.

¿Recuperar el valor del Karma Yoga es urgente?

Completamente… Nos encontramos en un momento en el que predominan el individualismo y el egoísmo de tal forma que sin duda es de lo más necesario. Estamos demasiado aislados en nuestra propia burbuja, sobre todo en Occidente, y la esencia de unidad que tanto caracteriza al yoga nos puede ayudar mucho a implicarnos y solidarizarnos más con los demás. Y para ello, en realidad, no hace falta irnos muy lejos, ya que lo podemos llevar a la práctica en nuestro ámbito familiar y más cercano mismo. Es muy importante no relegar el yoga únicamente al ámbito postural, y en este sentido, tanto el Karma Yoga como el Bhakti, el yoga de la devoción, son excelentes herramientas para volver a unirnos y recordarnos que todos somos parte de lo mismo.

Nos encontramos en un momento en el que predominan el individualismo y el egoísmo de tal forma que recuperar el valor del Karma Yoga es de lo más necesario

¿Qué destacarías como más indispensable cultivar y desarrollar para poder vivir en auténtica armonía? 

La empatía y la compasión… Hacia los demás pero también hacia nosotros mismos. Hoy en día nos autoimponemos una gran exigencia y necesidad de perfeccionismo, y es muy necesario pararse a respirar más a menudo para darnos cuenta de que en el fondo todo está bien… Eso nos permite también volvernos más sensibles y conscientes para poder desarrollar una mayor comunión con el planeta y el resto de seres vivos.

¿Aprender a aquietar la mente es un paso previo imprescindible?

Por descontado… Vamos tan acelerados, que si no nos damos un espacio ni que sea para respirar muy difícilmente nos podremos dar cuenta de todo ello… Tenemos la capacidad para generar más armonía trabajando sobre la mente, lo único que no se nos ha enseñado cómo hacerlo. En este sentido, el yoga también puede ser un aliado perfecto, ya que nos muestra que para poder ver con mayor claridad la importancia real de las cosas, primero de todo debemos sentarnos y mirar hacia dentro.

¿Consideras que es algo que has conseguido integrar en tu rutina?

Por supuesto. Y justo ahora más que nunca, desde que soy madre, siento que estoy llevando el yoga a la práctica de otra manera, más allá del ámbito físico y la conciencia corporal. Es así como estoy vivenciando a fondo aspectos como la entrega, la paciencia, la conciencia de la transitoriedad de las cosas… En definitiva, una gran parte de esos valores asociados a la filosofía del yoga que a menudo cuando realizas una formación pueden llegar a quedarse en un ámbito básicamente teórico. Podría decir que mi hijo ahora me está enseñando realmente a llevar a la práctica el hecho de sentir la respiración y estar presente, la importancia de integrar a un nivel más profundo el yoga en el día a día.

Mi hijo me está enseñando a integrar el yoga a un nivel más profundo en el día a día

La experiencia de la maternidad puede ayudar a aportar serenidad pero también la puede llegar a desafiar según cómo…

Es sin duda una prueba de fuego, un desafío constante que, a mí, particularmente, me ha llevado a replantearme completamente mis rutinas y prioridades pasando a guiarme por el amor incondicional, por el acto de dar por encima de cualquier otra cosa y sin esperar nada a cambio. Siento que la maternidad, como la paternidad, vividas con conciencia, te ofrecen la oportunidad de conocerte mejor y trabajar tus sombras para evolucionar y convertirte en mejor persona. Sin duda, se trata de una auténtica experiencia de yoga intensivo.

¿Cuál es tu relación actual con el periodismo? 

Podría decir que es una especie de relación amor-odio. He tenido experiencias positivas y también bastantes decepciones que hacen que tenga una espinita clavada con la profesión. No es que ya no me guste, sino más bien que no he llegado a encontrar un lugar donde sentirme realmente cómoda para ejercerlo. Por tanto, no se trata de una puerta que haya cerrado, aunque actualmente me siento mucho más volcada en el proyecto de Yoga Sin Fronteras, que ahora mismo también me está ofreciendo la posibilidad de comunicar sobre otras realidades de otra manera… Sea como sea, siento que actualmente no es fácil encontrar ejemplos de buen periodismo.

Qué delgada es la línea que lleva a desvirtuar tanto el periodismo como el yoga… 

Es un buen paralelismo… Es evidente que hoy en día hay un predominio de la versión más superficial de las cosas porque así todo se hace más fácil de consumir y digerir… Se prioriza el lacito al contenido sin dejar margen para pensar. Para poder profundizar en la realidad de cualquier ámbito se necesita tiempo, algo que ha ido quedando completamente relegado por el gran predominio de la rapidez y la inmediatez. Una exigencia que, por otro lado, está haciendo mucho daño a la salud de profesiones y personas.

¿El actual predominio y expansión del ego es la auténtica pandemia? 

Es una pandemia mayúscula, sin duda… Trabajar con el ego es uno de los retos más difíciles, algo que por mucho que te encuentres en ámbitos más conscientes es para toda la vida. El sistema en el que vivimos no deja de alimentarlo constantemente y eso genera un preocupante predominio de la imagen y las apariencias, cuya máxima expresión se puede encontrar en las redes sociales.

¿Cómo logras tú mantenerlo a raya? 

Con la práctica y el recordatorio constante…. El yoga y la meditación son un gran antídoto, pero también hay que ir con mucho cuidado en este ámbito porque no se encuentra precisamente a salvo…

¿Cómo has vivido este último año y medio? 

A mí el confinamiento me cogió en pleno embarazo y tuve la suerte de poderlo pasar en un lugar tranquilo, cerca de mi familia y dedicándole mucho tiempo también al proyecto de Yoga Sin Fronteras, aprovechando las posibilidades del formato online. Así que en general lo viví con mucha más ilusión que dificultad, aunque como es lógico también eché de menos el contacto directo con muchos seres queridos.

¿Qué opinas de todo lo que se ha generado alrededor de la vacunación?

Con mi respeto más absoluto tanto para los que se han vacunado como para los que no, siento que, a grandes rasgos, todo esto nos ha mostrado la gran dificultad que actualmente supone darse el tiempo y el espacio necesarios para estar bien informados y poder reflexionar debidamente antes de tomar una decisión tan personal como ésta…. Creo que ha habido una gran presión social con este tema y esto ha puesto de relieve el gran miedo que, en general, tenemos a salirnos del rebaño y ser diferentes…

Darse el tiempo y el espacio necesarios para estar bien informados y poder reflexionar supone actualmente una gran dificultad

¿Cómo ves las dudas que pueden llegar a generar tanto la práctica de yoga como la formación online?

Tengo que reconocer que yo misma, al principio, era algo reacia al respecto… No obstante, a estas alturas el balance que puedo hacer es por encima de todo positivo, ya que durante todo este tiempo hemos podido acercar la práctica a mucha gente a la que de otra forma no habríamos llegado. Propiciando también una integración un poco más equilibrada en la realidad cotidiana de cada participante en comparación por ejemplo con las formaciones intensivas que antes tanto se realizaban viajando a la India. Algo que sin duda la salud del planeta también habrá agradecido…

¿Qué diferencia a un buen profesor de yoga?

El interés en formar a buenas personas y no tanto en generar seguidores… Para mí un buen profesor es aquel que te enseña con humildad a darte cuenta de que el auténtico maestro ya se encuentra dentro de ti.

Y ahora, de todos los países que has tenido la oportunidad de conocer, ¿cuál dirías que te ha fascinado más en particular y a cuál no volverías? 

Soy una gran fan del continente asiático en general, supongo que por la vertiente espiritual… Pero sin duda me quedo con la India, el país que más me ha cautivado y al que siempre me gusta volver cuando tengo la oportunidad. Hay una parte dentro de mí que se siente muy cómoda dentro del caos y la gran naturalidad con la que allí todo se vive… Una auténtica expresión de vida sin filtros. Aunque también es cierto que cuando voy no suelo aguantar su  intensidad demasiado tiempo seguido… Y por otro lado, no volvería por ejemplo a las islas Seychelles, donde una vez hice una escala de unos días. Me pareció un lugar sin alma a pesar de su fama.

¿Qué le dirías a las personas que ansían vivir nuevas aventuras pero el miedo a abandonar su zona de confort les paraliza? 

“Arrepiéntete de haberlo hecho pero no de no haberlo hecho”… Una frase que solía decirme de pequeña mi madre y que siempre me acompaña. La vida es cambio y hay que aprender a fluir con ello. Si de verdad sentimos una inquietud, no hagamos como si nada. Así pues, animo a despertar el coraje para escuchar y seguir mucho más a nuestra voz interior. Y en esto el yoga también puede ayudarnos mucho.

La vida es cambio y hay que aprender a fluir con ello

¿Cuál ha sido el principal aprendizaje que te has llevado prestando servicio a colectivos vulnerables?

Que la humanidad y la dignidad es lo último que se pierde… He podido comprobar en primera persona cómo personas que lo han perdido prácticamente todo son capaces de ofrecerte lo poco que tienen sin dudarlo. Es algo que me emociona mucho y me ha convencido de la bondad del ser humano.

Cuánto por aprender de los que menos tienen… 

Totalmente, no es ningún tópico… A mi modo de ver, es el sistema capitalista el que hace que perdamos esa parte más humana, volviéndonos competitivos y egoístas, a menudo lamentablemente incluso dentro de las propias familias que más tienen…

¿Eres optimista con el futuro de la humanidad? 

La verdad que tengo esperanza… ¿Qué nos queda si no? Siento que somos muchos los que estamos remando con fuerza para ir hacia un mundo mejor… Y creo también que cada vez más jóvenes se están empezando a dar cuenta de la importancia de estar más presentes, sentir más sus emociones y salir del ritmo frenético del consumismo. Hay que ser optimistas y no dejar de movernos y persistir… Con el espíritu de las guerreras y los guerreros pacíficos.

Somos muchos los que estamos remando con fuerza para ir hacia un mundo mejor. Hay que ser optimistas y persistir… Con el espíritu de las guerreras y los guerreros pacíficos

Un sueño por realizar… 

Viajar con mi hijo y poder mostrarle el mundo por ahora a través de mis ojos, haciéndole partícipe de la mirada comprometida que caracteriza a nuestro proyecto.  

Página web de Yoga Sin Fronteras

Conciencia, Confianza, Desarrollo personal, Espiritualidad, Presencia

Tew Bunnag: la maestría de la compasión

“Cualquier persona puede aprovechar cualquier práctica espiritual sin etiquetas para transformarse”

A pesar de poseer un máster en Economía por la Universidad de Cambridge, la misión de nuestro entrevistado en esta vida estaba claramente llamada a trascender el plano más tangible y materialista de la realidad. Una vocación que empezó a labrarse a una edad muy temprana, cuando el pequeño Tew Bunnag (Bangkok, 1947) recibía sus primeras enseñanzas budistas de la mano de su niñera en Tailandia, y que siguió modelándose y adquiriendo consistencia un tiempo después, entrando en la veintena, a través de la formación espiritual que le brindaron dos venerables maestros orientales estando ya en Inglaterra, donde se desarrolló su educación. Así, además de irse especializando en meditación budista, el joven Bunnag fue convirtiéndose también en uno de los primeros divulgadores del Taichi en Europa, empezando a ejercer como profesor de ambas disciplinas hacia mediados de los años 70. Paralelamente, siguió adquiriendo conocimientos procedentes de la psicoterapia occidental y desplegando su labor en varios países, España incluido, donde fue invitado a dirigir sus primeros grupos en la década de los 80. Asimismo, desde los inicios de su trayectoria espiritual, Tew acompañó también procesos de duelo y de personas en estado terminal aportando apoyo, recursos y herramientas en la relación con la muerte desde la perspectiva budista.

En 1999, tras varios años de enfermedad de su primera mujer, experimentó un gran punto de inflexión al confluir su muerte con el suicidio de su sobrina y el diagnóstico de Alzheimer de su madre. Una fuerte sacudida vital que le llevó a tomar la decisión de volver a su país, casi tres décadas después, para acompañar el proceso de esta última dejando parte de su familia en España. Y que aprovechó también para empezar a ejercer de voluntario en uno de los primeros hospicios o centros de cuidados paliativos que se creó en Tailandia debido a la expansión del sida y su marginalidad asociada, acompañando en sus últimos días de vida a los niños y adultos afectados con menos recursos.

A raíz de todo el aprendizaje acumulado a lo largo de ese intenso y exigente periodo, su forma de concebir la espiritualidad experimentó una notable transformación evolucionando desde un lenguaje marcadamente budista hacia un ámbito mucho más secular, sobre todo a través de su relación con los niños, a los que siempre ha considerado como grandes maestros libres de cualquier precepto. Junto a esto, nuestro protagonista también destaca como profundamente revelador el gran caudal de enseñanza que le transmitieron muchos de los moribundos a los que tuvo oportunidad de acompañar a lo largo de todos esos años, los cuales, a menudo, con grandes destellos de paz, aceptación y lucidez, le mostraban en primera persona la confirmación de una verdad trascendente a la que él ya había empezado de alguna manera a acceder mediante las lecturas de la especialista occidental Elisabeth Kübler-Ross.

En los años posteriores, Tew aprovechó este valioso bagaje para transmitirlo también en nuestro país, donde su experiencia y sabiduría al respecto han sido cada vez más apreciadas y requeridas en un terreno tradicionalmente muy poco explorado, con mucho aún por recorrer y muchos tabús por romper. Una labor consciente de preparación para la muerte y elaboración integradora del duelo que no ha dejado de intensificarse, y más en el actual contexto de pandemia, y a la que Bunnag no ha dejado de entregarse, en cuerpo y alma y con loable compasión y humildad, poniendo un especial énfasis en la importancia del papel activo que también deben desempeñar tanto los propios pacientes como los cuidadores y allegados que solicitan sus servicios. Para seguir aprendiendo juntos a transitar con plenitud los senderos que llevan a la entrega y fusión con el Gran Misterio, la Fuente de la que todos procedemos y a la que algún día todos volveremos.

¿Quién es Tew Bunnag?

Un canal… Eso es lo que puedo decir a día de hoy. Han sido muchos los Tew Bunnags a lo largo de mi trayectoria, pero siempre ha habido un hilo de consciencia entre todos ellos. Una percepción que fue haciéndose más evidente cuando empecé a entregarme de lleno a mi camino espiritual. Y con el paso de los años, en las diferentes facetas de mi vida, cada vez ha ido habiendo menos de mí como un ser separado. Siento que, progresivamente, el hecho de identificarme con ser Tew Bunnag ha ido perdiendo importancia para ceder espacio a la manifestación de la Fuente, Tao, Dharma o Consciencia, a través de mí.

¿Qué papel ha tenido la muerte en tu camino evolutivo?

Sin duda, el hecho de haber tenido un contacto tan íntimo con la muerte es algo que me ha ido transformando mucho hasta el punto de convertirse en un aspecto muy presente, cercano e integrado en mi vida hoy en día.

¿Y cuál dirías que ha sido tu principal aprendizaje en tu relación con ella?

Me ha aportado una gran perspectiva… Enseñándome a celebrar la vida con mayor profundidad, apreciando su sentido más sagrado.

¿Qué es la espiritualidad para ti?

La humanidad más profunda, la capa más profunda de nuestro ser que nos conecta con todo.

¿En qué consiste su expresión secular?

Considero que se trata de un matiz muy importante. Por un lado, creo que no hay que rechazar las religiones, sobre todo si los valores que te transmiten te sirven para vivir mejor. Ahora bien, por otro lado también es cierto que nos encontramos en un momento en el que cada vez más gente necesita conectar con su humanidad más profunda pero sin querer verse limitada por ningún tipo de lenguaje específico. Estamos hablando de una espiritualidad totalmente libre de barreras y fronteras. Lamentablemente, la historia está llena de ejemplos en los que la religión ha sido causa de separación y conflictos. Es realmente inconcebible que se pueda llegar a matar en nombre de la religión o incluso muchas veces de un mismo Dios… Así pues, ya es hora de empezar a sanar todo esto, conectando con una espiritualidad universal y trascendiendo cualquier tipo de barrera. No hace falta ser taoísta para practicar Taichi… Me emociona poder ser parte de diversos grupos que actualmente trabajan intentando desarrollar este propósito. Cualquier persona puede aprovechar cualquier práctica espiritual libre de etiquetas para transformarse. En este sentido, el movimiento espiritual laico me parece una expresión muy saludable porque apela a este espíritu universal y colectivo sin añadir más separación.

Nos encontramos en un momento en el que cada vez más gente necesita conectar con su humanidad más profunda

¿La religión ha perdido la brújula del amor?

Quizás no la del amor hacia los de nuestra misma condición, pero sí la del amor genuinamente más compasivo.

¿Urge actualizar la concepción de la espiritualidad?

Efectivamente. Seguir lo que marca la tradición ha podido servir de ayuda, pero al mismo tiempo siento que también ha sido un obstáculo para la evolución en muchos casos. El planeta necesita sanar urgentemente y es por ello que hay que aprovechar el momento de apertura en el que nos encontramos para que la espiritualidad se extienda llegando a los perfiles y ámbitos más diversos. Esto nos puede servir, por ejemplo, para dejar de tratar a la naturaleza como algo ajeno que podemos dominar y destrozar a nuestro antojo, empezándola a sentir verdaderamente como algo que forma parte de nosotros y que por tanto tenemos el deber de cuidar. Esta espiritualidad actualizada debe abrazarlo todo, aunque sea algo que choque frontalmente con la competencia, el consumo y el afán de posesión desmedido que caracterizan el egotista sistema capitalista. ¿Cómo podemos estar bien sabiendo que en un mundo de abundancia como el que vivimos cada día sigue muriendo tanta gente de hambre? Es algo que realmente no se puede aceptar…

¿Crees que esa revolución espiritual acabará llevando irremediablemente también a una auténtica revolución política?

A mi modo de ver, la pandemia ha servido para revelar aún más las grietas del modelo imperante y nos está ofreciendo una gran oportunidad para evolucionar, sanar y transformar mediante la integración de los valores espirituales más genuinos. Esto es algo que ya se está empezando a evidenciar claramente en Occidente y que se debe recuperar en Oriente. Hay que tener en cuenta que el consumismo y el capitalismo están basados en un aspecto muy profundo presente en cada uno de nosotros, el miedo a la vulnerabilidad y a la escasez. Cuando en realidad, por mucho que tengas esto no te va a proteger… Es por ello que el covid lo ha puesto ahora tan de relieve. Estamos en un gran momento para abordar también este miedo, gran parte del cual tiene que ver obviamente con la condición de mortalidad que tanto se empeña en rechazar el propio sistema. La revolución de la nueva espiritualidad nos puede llevar también a la integración de la mortalidad, propiciando así que brote la compasión en nosotros al reconocernos como seres que, mucho más allá de la competencia o la separación, nos podemos apoyar y reflejar unos a otros mientras vamos transitando un mismo camino.

El consumismo y el capitalismo están basados en el miedo a la vulnerabilidad y la escasez, algo que tiene que ver con la condición de mortalidad que tanto rechaza el propio sistema

¿Cómo afrontar y transformar el miedo?

El miedo está profundamente instalado en nuestro disco duro como especie, en nuestra biología… Y esta condición se ve además alimentada y reforzada por nuestra cultura, que no deja de promover toda una serie de valores asociados al miedo. Todos los negocios, bancos, seguros, etc., están basados en ello; en retener, en no perder… Por otro lado, en disciplinas como las artes marciales, más allá del papel activo, del gran abanico de movimientos, lo realmente importante es el trabajo interno; eso es lo que realmente te enseña a afrontar eficazmente el miedo, mostrándote también como en el fondo, el miedo y la violencia son las dos caras de una misma moneda. Por tanto, la verdadera intención que se esconde en estas prácticas es aprender a explorar siempre la posibilidad de trascender la violencia y el miedo asociado. Esa es la gran victoria y no los trofeos o la dominación del otro. Conquistar el miedo es posible pero no basta con leerlo en los libros y pensarlo, sino que requiere una práctica constante para observarlo, reconocerlo y finalmente poder llegar a integrarlo. En última instancia estamos hablando del gran miedo que sentimos a vivir con plenitud, algo que inevitablemente incluye también a la muerte. De ahí la importancia de las prácticas espirituales, que tanto nos pueden ayudar a trascender el miedo que tan a menudo nos produce la vida misma, con todas sus sacudidas.

Aprendiendo a dar la bienvenida a las crisis como maestras para el cambio…

En el fondo son un auténtico regalo porque nos ayudan a prestar atención a los miedos que no vemos. Más allá de los obstáculos y valores imperantes, el vínculo con la capa más profunda de nuestro ser siempre existe, y experiencias como la enfermedad o la pérdida tienen la capacidad de despertarnos y conectarnos. Aunque a veces esa consciencia también puede aparecer por sí sola, algo que tiene que ver con el misterio de lo que yo llamo la Gracia y que no puede explicarse con palabras… Puede suceder cuando el Universo decide enviarnos un regalo despertando nuestra visión más profunda en el momento más inesperado. Cualquier momento puede ser bueno para conectarnos con lo esencial, empezando a darnos espacio y silencio para que emerjan cuestiones existenciales básicas, como por ejemplo la pregunta ¿quién soy…? Abriéndonos así a transitar el camino espiritual mediante la evolución y el descubrimiento constante, intentando no caer en la trampa intelectual de creer en cualquier momento que ya lo hemos logrado.

Cuánto ansiamos a menudo dar con esa fórmula o método que nos lo solucione todo…

La necesidad de disponer de recetas con resultados inmediatos, como cualquier otra certeza o seguridad, también nace del miedo. Siempre será mucho más aconsejable mantenerse en una actitud abierta y vulnerable, aprendiendo…

¿Empezar a bajar el ritmo de aceleración al que estamos acostumbrados es uno de los pasos más necesarios?

Totalmente. De hecho, cuando descubrí el Taichi enseguida me di cuenta de que podía ser una herramienta de gran utilidad para la humanidad moderna, ya que, salvo el Yoga quizás, todas las prácticas físicas o deportes están basados actualmente en la rapidez y la avidez por la obtención de un resultado. Mientras que prácticas como el Taichi y el Yoga nos enseñan simplemente a vivir la totalidad del momento, un elemento clave para la sanación y transformación que buscamos. Sin duda, la extensión de la cultura del “fast food” forma parte de la huida de la mortalidad. Por el contrario, cuando una persona puede vivir una fase terminal desde la integración y la aceptación la percepción del tiempo empieza a cambiar completamente, pasando a vivir y a apreciar cada momento, cada pequeño detalle, con gran plenitud. Y es así como emerge la consciencia de que lo realmente importante no es alargar nuestra existencia a cualquier precio, sino aprovecharla en toda su profundidad. Instalados en la prisa es muy fácil perderse el trasfondo mágico de la vida.

Instalados en la prisa es muy fácil perderse el trasfondo mágico de la vida

¿Quién consideras que contribuyó a prender la llama de la espiritualidad en tu interior?

Podríamos decir que mi niñera, practicante budista, fue mi primera gran maestra. Fue ella la que me inició en la práctica de la meditación desde muy niño y me transmitió valores como el gozo de dar, el respeto por cualquier forma de vida o el poder del agradecimiento. En aquella época y a diferencia de lo que sucede en la actualidad, donde prima principalmente el materialismo, en mi cultura el budismo estaba muy integrado en el día a día. Y eso ayudaba a sentir desde una temprana edad que existía algo más aparte del plano tangible de la realidad. Además, también tuvieron una influencia muy relevante en mí dos maestros en especial; un lama tibetano que conocí en mis tiempos universitarios en Inglaterra, Trungpa Rimpoché, y el que fue abad de un templo budista en Londres, Dhiravamsa, recientemente fallecido, quien me formó como profesor de meditación y me animó a trabajar a su lado.

¿Cuáles han sido otras de tus principales fuentes de inspiración?

Ser padre, la responsabilidad de cuidar a otros, el amor en todas sus facetas… Los niños y su capacidad de descubrir… La naturaleza y sus ciclos… Los errores… En definitiva, la Vida misma en su totalidad, con todos sus momentos y detalles. Desde los inicios de mi camino he sentido de forma muy clara que no hay que establecer ninguna separación entre la vida terrenal y la espiritual. Todo está íntimamente relacionado.

Qué gran reto la integración de la espiritualidad en lo cotidiano…

Para mí la espiritualidad es sinónimo de sencillez y naturalidad, no tiene nada que ver con el hecho de sentirse especial. Y esto implica el hecho de aprender a desarrollarse también terrenalmente en este mundo, pero sin quedarse atrapado en ello.

¿Cómo estás viviendo personalmente el contexto de pandemia en el que nos encontramos?

Principalmente con agradecimiento, ya que llevaba tiempo diciendo a mis grupos que quería tomarme un año sabático… No en cuanto a mi trabajo, sino sobre todo respecto a los viajes que a menudo realizaba, con su correspondiente desgaste de energía. En este sentido, he podido tomar la decisión de bajar ese ritmo a partir de ahora. Al principio, como a muchos, me asaltó el pensamiento de qué iba a hacer con tanto tiempo disponible de golpe, pero enseguida lo aproveché para empezar a conocer con más profundidad el lugar donde vivo. Y en este sentido, tengo la suerte de disponer de campo y mucho espacio abierto cerca. También he descubierto las grandes posibilidades del trabajo a distancia gracias a las plataformas virtuales. Esto me ha permitido seguir acompañando diariamente a personas desde prácticamente el inicio de la pandemia. Y para compensar las horas delante de la pantalla, también me he podido dedicar a la escultura y al cuidado del huerto. Disfrutando al mismo tiempo de mi familia, de mi práctica personal e incluso de aprender a tocar el piano, algo que siempre había deseado. En resumen, he ido llevando una vida bastante organizada pero sencilla, y sin dejar de sentirme parte del mundo y las personas que me rodean, cuyo estrés y ansiedad también me han llegado reafirmando así aún más en mí la necesidad de seguir trabajando en el plano personal y espiritual.

¿Y qué opinión te merece todo el tema de la vacuna?

Sinceramente, es algo que no me convence en absoluto… Siento que no deja de ser una estrategia para asegurar a los ciudadanos que todo está bajo control, cuando en realidad lo que parece que ha generado ha sido aún más incertidumbre y confusión… Ahora bien, en mi caso he tenido que optar por la decisión más práctica, ya que con frecuencia debo viajar a mi país por trabajo, y además, quiero ir a conocer a mi nieto de un año pronto, y sin la vacuna parece que va a ser muy difícil…

¿Cómo crees que debería ser la llamada “nueva normalidad”?

Sea como sea, espero que todo lo que estamos viviendo nos ayude al menos a no caer en el engaño de querer volver a una normalidad basada en falsas seguridades.

No has perdido la esperanza pues….

No sólo no la he perdido, sino que estoy convencido de que este proceso nos va a servir de gran impulso en nuestra evolución. De hecho, desde que empezó la pandemia, he visto como cada vez más personas y más profesionales están tomando consciencia de la importancia de incluir la dimensión espiritual para poder disfrutar de un auténtico bienestar. Sin las herramientas que nos ofrece la práctica espiritual, las emociones nos desbordan, y si no podemos estar mínimamente centrados, bien con nosotros mismos, cómo vamos a ayudar a otros… A mi edad no puedo ser ingenuo creyendo que esto nos va iluminar a todos, pero sí que he podido comprobar como esta evolución no está dejando de avanzar poco a poco… Es muy importante que los cambios y las transformaciones se tomen el tiempo necesario para que puedan ser sólidas y quedar bien integradas.

Durante la pandemia se han producido un gran número de muertes en soledad… ¿Es posible acompañar de alguna forma en casos así desde la distancia?

Es muy importante no caer en la desesperación o la culpabilidad cuando no existe la posibilidad de estar cerca de nuestros allegados en momentos difíciles, como puede ser la enfermedad o un proceso terminal. También existen prácticas para transmitir amor y compasión a distancia, que nos permiten establecer una comunicación a otro nivel. Y para ello debemos aprender a confiar en la existencia de esta misteriosa realidad que se encuentra más allá del plano material. Siempre existe la posibilidad de conectar desde el corazón más profundo si realmente ponemos la intención en ello. El espíritu no entiende de espacio ni de tiempo. El amor no tiene fronteras… Lo trasciende todo. Se trata de una realidad que no forma parte de nuestra educación ni está presente en la formación de muchos profesionales, pero esto no impide que nos podamos abrir a lo inefable de esta otra dimensión a través de la confianza.

El espíritu no entiende de espacio ni de tiempo. El amor no tiene fronteras… Lo trasciende todo

¿Cómo prepararse para poder afrontar con serenidad el tránsito hacia lo desconocido?

No hay nada que garantice una buena despedida, pero sin duda puede ayudar mucho el hecho de ir labrando con tiempo la conexión con esa Realidad trascendente e intangible o Fuente, así como el hecho de poder disponer de un buen acompañamiento, algo que permite generar el espacio idóneo para que toda aquella energía que ha quedado pendiente de expresar pueda salir y transformarse, ya sean remordimientos, rabia, miedo o cualquier otra resistencia. A diferencia de los viajes que podemos emprender a lo largo de nuestra vida, la preparación para el último gran viaje pasa por ir vaciando poco a poco la maleta, para lograr la ligereza necesaria que nos permita entregarnos al abrazo con el universo.

¿Y qué consejos prácticos darías para lograr superar el miedo a la muerte?

Primero reconocer su presencia y no hacer como si no estuviera ahí. Respirándolo y escuchando con respeto y curiosidad su energía, observando sus proyecciones, aquello que puede estar escondiéndose tras el miedo. Y en segundo lugar, abrirnos a la consciencia de la impermanencia que acompaña a cada día, a cada momento… Incorporando el hábito de dejar pasar, de perdonar todo lo que ya fue… Si perseveramos en estas prácticas al final nos daremos cuenta de que en el fondo ese miedo no es más que una construcción, una ilusión.

Reconociendo su presencia, incorporando el hábito de dejar pasar, de perdonar todo lo que ya fue, nos daremos cuenta de que en el fondo el miedo a la muerte no es más que una ilusión

¿La práctica de la meditación es un elemento clave?

Sin duda puede ser un elemento clave, pero sobre todo si no se utiliza como una estrategia para distanciarse. En el fondo viene a ser lo mismo que ya he dicho, observar y respirar para ir generando cada vez más espacio, para que todo aquello que no tiene una consistencia real se diluya.

¿Qué lecturas que nos puedan servir también de ayuda nos recomendarías?

Recomiendo especialmente dos libros escritos por médicos que pueden ser de gran ayuda para trascender la tradicional barrera o separación entre ciencia y espiritualidad: La consciencia más allá de la vida, de Pim Van Lommel, y El arte de morir, de Peter y Elizabeth Fenwick.

¿Es ésta sólo una de varias de nuestras vidas?

No sólo lo creo, sino que estoy profundamente convencido. Esta existencia tiene continuidad y no hace falta convencer a nadie de ello, ya que tarde o temprano todos tendremos la oportunidad de descubrirlo.

¿Y qué nos puedes decir en relación a la ley del karma?

Es otro aspecto muy importante pero sobre todo para poder vivir con mayor armonía en este mundo. Prefiero contemplarlo como la responsabilidad que todos tenemos sobre nuestros pensamientos, acciones y emociones a cada momento de esta vida, y no pensando tanto en lo que nuestra actitud nos puede llegar a reportar en un futuro, aunque eso no deje de estar también implícitamente relacionado. Para mí el karma es ahora.

¿Tienes algún sueño aún por realizar?

Aquello a lo que dedico diariamente mis oraciones… Que la paz, la sanación y el bienestar se puedan establecer en el mundo.

Página web de Tew Bunnag

Conciencia, Creatividad, Desarrollo personal, Presencia, Respiración, Salud emocional, Yoga

Guiomar Burgos: el valor de pararse a respirar

«La calidad de nuestra respiración se corresponde con la actitud que solemos adoptar ante la vida”

La protagonista de la presente entrevista es sin lugar a dudas una auténtica revolucionaria, pero no de las que necesitan alzar la voz para ser vistas, sino más bien de las que, a través de una trayectoria vital comprometida con el desarrollo personal, la honestidad, el cuidado y la escucha cada vez más profunda, han ido adquiriendo la certeza de que la más grande de las victorias es la que se gesta de forma silenciosa y se conquista dentro. Su revolución silenciosa tiene que ver con haberse atrevido a parar para ser y respirar, o en otras palabras, para apearse del tren de la vorágine en el que en estos tiempos agitados transita, entre desorientado y absorto, un elevadísimo porcentaje de la humanidad.

Treinta años tuvieron que pasar para que Guiomar Burgos (Madrid, 1971) empezara a reencaminar sus pasos hacia el reconfortante sendero en el que hoy descansa. Fue en el tramo final de una primera etapa profesional de veinte años en el mundo de la danza cuando, un buen día, a raíz de un revelador viaje a África, se dio cuenta de que no estaba siendo feliz. Y tirando del hilo, pudo descubrir que gran parte de esa insatisfacción tenía que ver con la creciente sensación de vacío que estaba generando en su interior la exigente profesionalización de la disciplina a la que se había entregado hasta ese momento. A la vuelta, fruto del deseo de conectar a un nivel más profundo, entró por primera vez en contacto con el yoga a través de una escuela de teatro alternativo y supo enseguida que había encontrado lo que de alguna manera estaba buscando, sintiéndose de nuevo en casa.

Ese punto de inflexión motivó que el yoga acabara convirtiéndose en su nueva profesión durante los quince años siguientes, hasta que, ahora hace unos tres años, volvió a experimentar una nueva crisis que le permitió alumbrar la necesidad de atender su salud priorizando algo que indirectamente ya la había estado acompañando desde aquel primer gran cambio; el trabajo con la respiración consciente. De esta forma, lo que empezó como un trabajo complementario con algunos alumnos de las formaciones de yoga que ya acudían a ella para mejorar sus técnicas respiratorias, ha ido derivando en los últimos tiempos en un amplio estudio y experimentación dentro de este ámbito. Así, a día de hoy, sigue desarrollando con sereno entusiasmo su método de Respiración Integral, con el que pretende ayudar a profesionales y todo tipo de personas a mejorar su calidad de vida invitándoles a desarrollar la conciencia en la respiración desterrando cualquier tipo de exigencia.

Guiomar califica su camino evolutivo como un recorrido hacia el despertar, una exploración a un nivel cada vez más interno en busca de lo esencial. Y es así como reconoce haberse convertido en una auténtica abanderada del “menos es más”, su revolucionario y cada vez más necesario lema.

¿Quién es Guiomar Burgos?

No puedo responder a esta pregunta de forma concluyente, ya que la definición que te podría dar de mí es algo que ha ido cambiando bastante a lo largo de mi vida… Pero actualmente podría decir que soy alguien que está aprendiendo a ser humana, a encontrar la mejor manera de estar en este cuerpo… Y también siento que mi experiencia humana pasa por permitir que se vaya desarrollando cada vez más mi conciencia de sensibilidad, la capacidad para poder habitar esa cualidad en toda su dimensión.

¿Por qué decidiste especializarte en respiración?

Fue una decisión que llegó fruto de una necesidad creciente de parar. Llegó un momento en que ya casi no podía practicar yoga y mi cuerpo lo necesitaba. De esta manera, mi autopráctica se fue haciendo cada vez más sutil y la respiración se empezó a convertir en mi gran compañera de viaje. Fue así como, desde la quietud y el movimiento suave, empecé a afinar la escucha de cómo se expresaba, descubriendo su gran potencial para sentirnos, cuidarnos y regenerarnos a un nivel más profundo. Me di cuenta de que, hasta entonces, había dedicado mucho tiempo y energía en aprender métodos y técnicas de respiración, pero no me había detenido realmente a descubrir cómo era su expresión más natural, experimentándola más allá de los espacios de práctica y no de forma puntual, sino como algo mucho más integrado en lo cotidiano. Y a partir de ahí, las propuestas para poder compartir esta mirada se han ido sucediendo con naturalidad…

¿Se trata de un saber innato que vamos olvidando?

Sí… Por un lado, la respiración es una expresión esencial de nosotros mismos, y por otro, habitualmente vivimos tan enfocados en la acción y en la consecución de objetivos que dejamos muy poco espacio para sentirnos, cuando en realidad, somos seres con una gran capacidad para ello. Es algo que parece que nos da miedo… Creo que sentimos miedo a esa intensidad porque en el fondo es algo que está directamente relacionado con la intensidad de la existencia… Así que permitirnos experimentar la respiración en toda su plenitud es como decir “estoy dispuesto a vivir al cien por cien”. En la respiración está todo y algo que he ido aprendiendo en muchos de los casos que me he ido encontrando es que la respiración se vuelve difícil cuando nos resistimos a sentir y vivir nuestras experiencias humanas. Muchas veces por falta de herramientas para saber transitar lo que emocionalmente nos desborda…

Y la incapacidad para afrontar la intensidad nos acaba instalando en la respiración superficial…

Efectivamente… Podríamos decir que se acaba convirtiendo en un mecanismo de protección ante la intensidad que implica vivir plenamente… En general, hemos ido desarrollando muchos mecanismos de defensa para hacer más llevadera esa resistencia a sentir una gran parte de lo que vivimos. Solemos creer que dejar de sentir aquello que no nos gusta ya nos compensa, pero eso nos acaba privando también de sentir en su auténtica dimensión muchas otras cosas…

¿Qué grado de conciencia crees que hay actualmente respecto a la importancia real de la respiración?

Creo que cada vez hay más, y aunque todavía hay un gran porcentaje de la población que ni tan siquiera se plantea la posibilidad de poder vivir con mayor plenitud atendiendo a la respiración, también es cierto que un número creciente de personas se están interesando en su propia respiración… En cualquier caso, es muy importante darse cuenta de que todo pasa por estar dispuesto a parar un poco primero, para mirar hacia dentro y percibirse.

¿Crees que al sistema/orden establecido ya le va bien que no se le preste demasiada importancia a la respiración?

Así es… El sistema necesita promover la acción constante para que la maquinaria no se detenga… Y al mismo tiempo, estar despierto puede resultar muy doloroso, ya que empiezas a verlo todo mucho más claro, sobre todo aquello que has podido estar tapando durante mucho tiempo… Yo también he pasado por ahí y he estado muy enganchada al hacer antes de empezar a ver un montón de cosas, así que comprendo perfectamente lo que lleva a tantas personas a vivir de forma acelerada… Decidirse a parar no es fácil. Y por otro lado, siento que el sistema también somos nosotros, y es por ello que en el fondo no somos víctimas, ya que aunque no sea fácil salir del patrón predominante, siempre dispondremos de la capacidad de discernir…

¿Qué nos puede aportar esa capacidad?

Darnos cuenta de que en realidad sí que merece la pena transitarlo todo… Si me doy cuenta de que permitiéndome transitar la tristeza luego puedo vivir la alegría con mayor plenitud, eso hará que poco a poco vaya cambiando mi percepción, y seguramente, podrá servir también de inspiración a la gente de mi alrededor.

Y aparte de estar más despiertos, ¿qué más nos puede aportar la respiración consciente?

En realidad, la respiración lo abarca todo… Puede mejorar todas las funciones vitales; el sistema digestivo, nervioso, circulatorio, linfático… Así como el ritmo cardíaco y la química de la sangre. Aumenta nuestro nivel de vitalidad y nos aporta una mayor capacidad de concentración, así como una mayor armonía en nuestros pensamientos y emociones… También nos ayuda a aliviar tensiones musculares y a relajarnos en general. Vuelve nuestros sentidos más nítidos… En fin, nos puede aportar un sinfín de beneficios.

Y a pesar de todo, casi ni le prestamos atención…

Parece que estamos acostumbrados a no darle demasiado valor a lo que tenemos más cerca, a lo que es más sencillo… Excepto cuando lo perdemos. Y si no, que se lo digan por ejemplo a las personas que han tenido covid o a cualquiera que haya sufrido problemas respiratorios. Empezar a prestar una mayor atención a tu respiración es un acto de intimidad, ya que implica empezar a prestarte atención a ti mismo, atenderte, cuidarte… En definitiva, tiene que ver con volver a ti.

¿Cómo definirías tu método de Respiración Integral?

En esencia, se podría definir como una metodología para recordar la libertad de nuestra respiración y despertar la conciencia respiratoria en nuestras vidas.

¿Y cómo se desarrolla la propuesta?

Primero de todo, parte de un acompañamiento individualizado para poder conocer la tipología respiratoria que presenta cada persona, que siempre es diferente y se corresponde con la actitud que se suele adoptar ante la vida. Y a partir de ahí, el método consiste básicamente en una práctica de gimnasia pulmonar para poder liberar la respiración, devolviéndole a los músculos respiratorios su funcionalidad. He comprobado cómo de esta manera nuestra respiración puede ir recuperando la capacidad de expresar con total libertad cualquier vivencia o estado emocional. Por otro lado, en una segunda etapa, invito a practicar e interiorizar una serie de movimientos muy sutiles y relajados para que la respiración se vaya armonizando con ellos. Así se facilita una mayor integración de la conciencia respiratoria en la vida cotidiana y también se puede ir adoptando con naturalidad un ritmo más pausado… Dándonos el permiso para parar siempre que sea necesario.

¿Qué perfiles suelen acudir a ti?

Tiempo atrás, al estar impartiendo formaciones de yoga, casi todas las personas que se dirigían a mí estaban directamente relacionadas con este ámbito. Mientras que en esta etapa más reciente, se ha ido ampliando un poco más el perfil… Asimismo, he podido apreciar como, en general, suelen estar más abiertas a profundizar en el trabajo con la respiración las personas que ya han iniciado algún camino de autoconocimiento. Un interés que, afortunadamente, parece que está en auge… Pero por encima de todo, los que sobre todo muestran más interés son terapeutas, profesores de yoga y personas inmersas en cualquier tipo de trabajo corporal a nivel consciente.

¿Cuál dirías que es la principal dificultad que se encuentran las personas que inician este trabajo?

La dificultad para incorporar la conciencia respiratoria en el día a día. Realizar este trabajo sólo en las sesiones y luego olvidarse vendría a ser como tener un Ferrari y no sacarlo del garaje… Es por eso que es tan importante no buscar únicamente la liberación de la respiración, sino despertar también la conciencia para poder acompañar debidamente esa expresión a cada momento. Sin duda, esa es la parte más profunda del trabajo que propongo… En el fondo es la más fácil pero también puede llegar a ser la más difícil por cómo estamos acostumbrados, ya que sólo se trata de observar… Sin hacer nada.

¿Cómo crees que se puede facilitar la adopción de esa conciencia?

No deja de ser un entrenamiento… Pero en primer lugar deberíamos dar total prioridad a detectar los momentos en los que nuestro cuerpo está expresando algo que necesita ser atendido, ya sea por una presión en el plexo solar, en el pecho… O porque se nos cierra la garganta. Son señales que resultan más evidentes que la propia respiración, que suele ser mucho más sutil. Si atiendo lo que me está pasando a través del cuerpo, la respiración luego ya sabrá lo que tiene que hacer… En el fondo, todo pasa por una determinación; la decisión de priorizar el sentir por encima del hacer y el conseguir.

Una decisión que pasa por dejar de delegar la responsabilidad sobre nuestra salud y auténtico bienestar…

Se trata de un camino hacia la autosuficiencia. No obstante, cuanto más lejos estemos del contacto con nosotros mismos, más lejos nos parecerá que están nuestros recursos para llegar a ella. Y la tiranía de la inmediatez a la que estamos acostumbrados tampoco nos ayuda…

¿Nunca es tarde para aprender realmente a respirar?

Por supuesto… Cada instante es una oportunidad. Hasta que nos llegue el último aliento. La gran barrera suele estar en la mente, por lo que esmerarse en hacerla más flexible y compasiva es una parte muy importante del camino a transitar…

¿Qué consejos básicos darías a alguien que no supiera muy bien por dónde empezar?

Creo que para iniciarse en un proceso de este tipo es muy importante contar con el acompañamiento de un profesional, alguien que te ayude a avanzar más allá de tu paradigma habitual… Y además, dedicarse espacios relajados para poder sentir más cómo estás.

¿Iniciarse en yoga puede ser también una ayuda?

Totalmente. Puede ser una gran puerta… Ya hemos visto la importancia de conectar con el cuerpo, y sin duda, el yoga sabe muy bien cómo hacerlo. En este sentido, el trabajo postural puede ser un excelente punto de partida para pararse a observar cómo la respiración se expresa… Actualmente, para mí resulta especialmente importante el hecho de usar el asana (la postura) para detenerse simplemente a escucharla, sin necesidad de tener que dirigirla o modificarla.

¿Qué opinas de las técnicas de respiración que propone el yoga?

Ahora mismo, siento que una gran parte de las técnicas de respiración o pranayamas que habitualmente se pueden plantear en las clases requieren haber alcanzado previamente un cierto nivel de conciencia respiratoria para que no lleguen a ser incluso contraproducentes… Es decir, para que no acaben por alejarnos del propósito real que las originó, que no es otra cosa que volver a la esencia. En realidad, cuanto más se asimila la práctica, ésta se va haciendo cada vez más sutil…  Creo que el darse cuenta de que al final hay que acabar por soltar cualquier técnica podría ser una reflexión compartida por muchos de los practicantes con un largo recorrido en el camino del yoga.

¿Cómo definirías tu actual relación con esta disciplina?

Podría decir que se ha ido cayendo toda la estructura y ha emergido la expresión más sencilla. La exigencia por sobrepasar los límites a nivel corporal ha ido quedando atrás… Algo que, de alguna forma, había heredado de mi anterior etapa en la danza durante una buena parte del camino. Últimamente, he ido percibiendo cada vez con mayor claridad la importancia de que la mente permanezca un peldaño por debajo del cuerpo, es decir, que sea el cuerpo el que pueda expresar libremente lo que realmente necesita sin que la mente se lo imponga. A partir de ahí, partiendo de unas bases de asentamiento y escucha, voy permitiendo cada vez más que sea el cuerpo el que vaya encontrando con suavidad y conciencia su propio acomodo.

¿Qué fuentes de inspiración podrías destacar en tu proceso evolutivo?

Inicialmente, los 20 años de bailarina fueron sin duda la puerta de entrada al cuerpo. Y después, se han ido sucediendo varias… Como por ejemplo, el Feldenkrais, la Psicoterapia Respiratoria, el Tantra yoga, el Masaje Estructural… También podría destacar la relación entre la postura y los patrones respiratorios…  Y actualmente, está muy viva la influencia del Focusing, así como la autoindagación, una de las cosas que más me inspira, además de seguir profundizando en la conciencia de que todo lo que ocurre en nuestra vida es sagrado.

¿Qué opinión te merecen ciertas técnicas de respiración catártica, como por ejemplo el Rebirthing?

Abrir ciertas puertas es algo que me da mucho respeto… Personalmente, no me llama la necesidad de inducir determinados estados de conciencia para liberar traumas… No soy psicóloga y siento más la necesidad de abrazar todo lo que me va pasando en lugar de remover ciertas vivencias o sentir algo que ha pasado como inadecuado… En cualquier caso, no he practicado ese tipo de técnicas y por lo tanto tampoco puedo opinar demasiado.

¿Crees que hay mucho estrés camuflado entre los propios profesionales de la salud, el bienestar y la espiritualidad?

En primer lugar, hay que tener en cuenta que una cosa es el profesional y otra la persona… Es cierto que a medida que uno se va profesionalizando empiezan a emerger una serie de obligaciones en relación al otro que fácilmente puede provocar que la atención hacia ti mismo vaya quedando relegada a un segundo plano. Y normalmente, cuando te empiezas a dar cuenta, estás ya muy cansado porque has ido acumulando mucho… Es una tendencia que yo misma he sufrido. Así que si te ha pasado esto, y por coherencia, en algún momento decides empezar a priorizarte, seguramente pasarás a trabajar menos. Creo que cada vez hay más personas que se están dando cuenta y que desean encontrar un mayor equilibrio en este sentido.

La necesidad de ser vistos, reconocidos, cuánto nos puede acabar alejando de nosotros mismos…

Completamente. Es algo que se puede apreciar muy claramente en las redes sociales… ¿Qué puede llegar a ocurrir si me desconecto por un tiempo? Es una experiencia interesante que animo a probar… Se trata de un ámbito donde es muy fácil dejarse llevar por la exigencia y el ritmo frenético que se impone, ya que es algo que está muy estudiado y es adictivo… Así que, para no caer en ello, no podemos perder de vista la honestidad. Desde ahí veremos dónde estamos poniendo el foco y si en el fondo es realmente lo que queremos.

¿Te has llevado muchas decepciones a lo largo de tu trayectoria?

Más que decepciones, yo hablaría de que he necesitado tiempo y espacio para llegar a comprender ciertas cosas… La vida es muy sabia y siempre nos va brindando prismas y toques de atención para poder completar la visión que más necesitamos. Creo que el concepto de decepción es algo demasiado mental… Y actualmente, por encima de todo, siento más bien agradecimiento por todo lo vivido.

¿Cuál dirías que ha sido tu principal aprendizaje hasta ahora?

Menos es más…

¿Cómo te ha afectado la situación de pandemia y cómo estás viviendo todo este proceso?

Pues el confinamiento me vino realmente como anillo al dedo porque, en realidad, yo ya llevaba un buen tiempo confinada… Es decir, simplificando mucho mi vida. A lo largo del proceso ha ido apareciendo la posibilidad de compartir mis cursos y propuestas de forma online… Y también he podido reflexionar mucho sobre cómo la pandemia nos ha puesto delante toda una serie de cosas que antes teníamos completamente disponibles para nuestro bien y que a menudo no aprovechábamos… Como por ejemplo el hecho de podernos expresar libremente y no guardarnos nada o la posibilidad de tocarnos, darnos un abrazo y decirnos que nos queremos… En definitiva, está siendo un proceso muy revelador y siento que lo estoy viviendo con mucha naturalidad y coherencia.

¿Cuál crees que es la mejor forma de contrarrestar el efecto de las mascarillas?

Para empezar, es muy diferente llevarla sólo unas horas respecto a lo que implica tenerla que llevar durante todo el día. No he hecho un estudio detallado del tema, pero me parece bastante obvio que la tendencia general al llevar la mascarilla es a respirar de forma más superficial, con todo lo que ello conlleva… Y en cuanto a consejos básicos, yo destacaría la importancia de llevar una buena alimentación para que el sistema inmunológico pueda estar fuerte, y también, poder descansar bien, cuidar las relaciones, volver a lo más natural… Y por supuesto, adoptar una respiración de calidad, con el máximo de conciencia y libertad posible, el resto del tiempo que puedas estar sin mascarilla. En el fondo, siento que el virus nos está invitando a aprovechar la situación para adaptarnos al nuevo escenario mejorando nuestra calidad de vida.

¿Un mantra para el 2021?

Sencillez y flexibilidad…

Y ya por último, un sueño por realizar…

No soy muy de sueños, pero sí que me gustaría poder vivir en un futuro más cerca de la naturaleza y de mis seres queridos.

Página web de Guiomar Burgos

Alimentación, Conciencia, Creatividad, Ecología, Salud natural

Ivo Caslin: esplendor en la selva

“Siempre se pueden encontrar alternativas que, además de ser respetuosas con el medio ambiente y los animales, sean fáciles de realizar”

De padre catalán y madre alemana, Ivo Caslin (Barcelona, 1964) ha llevado durante gran parte de su vida una existencia bastante convencional hasta que, al llegar a los 45, algo lo cambió todo: su conciencia por el respeto de la vida animal empezó a despertarse con fuerza a raíz de un video en el que unos polluelos eran industrial y despiadadamente sacrificados en una máquina trituradora. El shock que experimentó fue tal que, ese mismo día, se deshizo de todos los huevos que tenía en la nevera y decidió hacerse vegano. Y a partir de ahí, la necesidad de dar un giro radical a su vida, deshaciéndose de superfluas comodidades materiales y entregándose sin reservas a la naturaleza, no dejó de ir en aumento.

Fue así como, fruto de esa apremiante inquietud, acabó estableciéndose en un remoto rincón de la selva panameña, donde actualmente vive en completa armonía con el medio que lo acoge y donde los retos y los logros para llevar una vida lo más sostenible y autosuficiente posible no han dejado de sucederse. Así, se sirve de la energía del sol y el agua de la lluvia y del mar para llevar a cabo la mayor parte de sus actividades cotidianas, entre las que destacan el acondicionamiento y mantenimiento de la cabaña y la parcela donde vive, el cuidado de los animales que comparten su mismo hábitat, el hecho de llevar plantados ni más ni menos que 20.000 árboles o la recolección de los diversos alimentos que conforman la base de su creativa y sabrosa dieta vegano-frutariana. Y por si todo esto fuera poco, Ivo no genera residuos no orgánicos de ningún tipo y espera pacientemente el momento idóneo para poder materializar su soñado proyecto de santuario para el cuidado y la recuperación de la rica fauna que puebla el lugar.

Asimismo, a pesar de haberse habituado sin problema a la soledad, nuestro protagonista mantiene contacto con un gran número de personas interesadas en su estilo de vida a través de dos populares grupos de Facebook que él mismo administra, unas particulares ventanas al mundo que le sirven de motivación añadida para seguir adelante con sus descubrimientos y aprendizajes y poder satisfacer así las inquietudes que de todas partes le llegan. Con todo, en un momento en el que cada vez más personas están sintiendo la imperiosa necesidad de recuperar el contacto más cercano con la naturaleza, el ejemplo de Ivo supone una gran inspiración a la hora de no perder la esperanza en que otro tipo de mundo, mucho más sostenible, amoroso y respetuoso, aún sigue siendo posible.

¿Quién es Ivo Caslin?

Me considero una persona de lo más normal y corriente que un día tomó la decisión de irse a vivir a la naturaleza…

¿Cómo definirías la vida en la selva?

Como algo maravilloso. Es un lugar donde hay mucha paz… A menudo muchas personas suelen tener miedo a la naturaleza, a la selva y a los animales, pensando en todas las cosas que te pueden pasar aquí sin ser conscientes de los peligros que acechan en la ciudad. Cuando en realidad, en comparación, hay muchas más probabilidades de que te atropelle un coche a que te pique una serpiente… Los riesgos en la selva son muy relativos, y es algo con lo que se aprende a vivir sin problema. Para mí, sin duda, el estilo de vida moderno que se lleva en las ciudades es mucho más peligroso.

¿Cuándo empezó tu fascinación por el medio natural?

Ya desde bien pequeño me gustaba mucho el contacto con los animales y perderme en la naturaleza… Ahora bien, al ir entrando en la vida adulta, con el trabajo y todas las obligaciones, me pasó lo que a muchos; sin darme cuenta, me fui apartando de aquelllo que somos, que en el fondo no deja de ser naturaleza…

¿Requiere un gran esfuerzo ser autosuficiente?

Mucho menos de lo que habitualmente se suele pensar. Quizás al principio sí que se requiere un cierto esfuerzo para organizarte bien, pero después todo va saliendo… Lo que más se necesita es constancia. Ahora bien, estoy convencido de que es algo que cualquier persona puede llegar a hacer si de verdad se lo propone. Yo mismo al llegar aquí no sabía prácticamente nada… Pero el interés, el no cansarte de preguntar, y sobre todo, la necesidad, te acaban llevando a resolver todas las cosas.

La voluntad lo puede todo…

Por supuesto. Si somos capaces de enviar naves al espacio, en realidad somos capaces de cualquier cosa. Ahora bien, lo que no dejo de preguntarme es por qué si tenemos tanta capacidad, no conseguimos vivir en armonía con el planeta…

Cada vez parece más evidente que, para empezar, no hay voluntad política…

La clase política vive completamente instalada en la ansiedad y alejada de lo que es más natural. No conozco ningún político que sea vegano o que quiera velar abiertamente por los derechos de los animales… Sólo parecen interesados en maquillar la realidad y quedar bien. Está claro que esto ya no se aguanta… Espero que el cambio no tarde en llegar.

¿Cómo combatir el desánimo que genera tanta inacción?

Con la propia acción. Si todos nos concienciáramos en poner ni que fuera un poco de nuestra parte, el mundo sin duda cambiaría… Y si además de las acciones en nuestra vida cotidiana, podemos poner también el empeño en divulgar y compartir después ese espíritu de cambio, pues mejor que mejor. Pero siempre sin caer en poner el foco en lo que hacen los demás… Perdemos mucha energía en eso cuando en realidad es algo que se nos escapa. El gran poder reside en darnos cuenta de que lo que sí que tenemos es la capacidad de ejercer el control sobre nuestras propias acciones. Y a partir de ahí, que cada uno haga lo que pueda.

¿Puedes mantener una perspectiva optimista a la vista de cómo están las cosas?

En general puedo decir que sí, ya que tengo muy claro que todo esto va a cambiar. Ahora bien, o somos nosotros los que nos ponemos decididamente manos a la obra con el replanteamiento de nuestra forma de consumir y el respeto a la naturaleza y los animales, o será la propia naturaleza la que se encargará de ello de una forma mucho más traumática…De hecho, es algo que ya hemos visto que ha empezado a suceder. Si no empezamos a cuidar decididamente de nuestro medio, los problemas serán cada vez mucho peores… No obstante, ya sea de una forma u otra, la naturaleza siempre acabará por ganar.

¿Crees que acabaremos despertando a tiempo?

Ojalá… Pero por nuestro propio bien como especie y sociedad, ya que a la Tierra en el fondo no le va a pasar nada… En realidad, más allá de lo que podamos estar perjudicando al planeta, nos estamos haciendo daño a nosotros mismos. Es por eso que, en este sentido, ya no hay alternativa, y espero que no tardemos mucho más en darnos cuenta…

¿Por qué dirías que todavía hay tanta inconsciencia respecto a la crisis medioambiental?

Yo creo que en general sí nos damos cuenta pero aún tiene un gran peso la comodidad, cuesta mucho decidirse a dar el paso para salir de la zona de confort…

¿Cómo ves la labor de los movimientos ecologistas?

Me parece mayoritariamente muy buena, aunque no consigo entender cómo puede haber todavía algunos de ellos que no se tomen suficientemente en serio el respeto de la vida animal. Cualquier forma de vida merece respeto, así que cualquier movimiento ecologista, si de verdad quiere llamarse así, debería proteger a la naturaleza en su conjunto, dejando que sea ella misma la que, por sí sola, pueda ir encontrando su propio equilibrio. En cualquier caso, cualquier acción que se realice en beneficio real de la naturaleza, siempre será algo positivo.

¿Consideras que la conexión con la naturaleza es la principal fuente de sanación?

Por supuesto. No podemos pretender sanarnos con una pastilla si mientras tanto nos estamos alejando de aquello que somos. Eso no funciona… Sin duda, si nos cuidáramos mucho más en armonía con la naturaleza, nuestra salud no dependería tanto de médicos y medicamentos.

¿Qué acciones crees que sería necesario adoptar para poder llevar una vida más en armonía con la naturaleza, sobre todo en los entornos más alejados de ella?

Considero que hay tres aspectos que son básicos: hacerse vegano, adoptar una alimentación de proximidad y lo más natural posible, es decir, prescindiendo de alimentos procesados y envasados, y ser minimalista, o lo que para mí es lo mismo, consumir lo menos posible. Para mí, tampoco tiene demasiado sentido querer ser ecologista y llevar una alimentación que te obliga a estar reciclando envases constantemente o que te hace consumir productos procedentes de otros continentes. No necesitar tener, como yo, un cubo de basura en casa es algo que no tiene por qué ser complicado… Así, por ejemplo, no puede haber nada más sencillo que comprar una lechuga y llevártela en tu propia bolsa sin tener que desechar posteriormente nada.

¿Y si se quiere ir todavía un paso más allá?

Pues a todo aquel a quien realmente quiera vivir en un planeta más verde y saludable, con alimentos para todos y sin venenos ni contaminación, yo le animaría a empezar a plantar, aunque sea en su propia terraza, en una maceta, en el jardín… Ni que sea en un terreno abandonado o en la parcela de algún familiar… Allí donde se pueda. No podemos exigir un mundo mejor si no somos actores y partícipes de ello.

¿Es realmente posible mantener la misma filosofía también en otros ámbitos cotidianos como pueden ser la limpieza o la higiene personal?

Efectivamente… En este sentido, una recomendación muy útil podría ser no utilizar aceite en la cocina, así no se ensucian tanto los platos ni te manchas de la misma manera, y puedes prescindir del jabón también. Por otro lado, puedes suplir la grasa que te aporta el aceite comiendo cosas más sanas como pueden ser aceitunas, nueces o almendras, así como aguacate o coco en latitudes más como la mía… Y si no usas aceite, puedes lavar tanto los platos como la ropa únicamente con agua sin problema. A pesar de que en la selva se suda mucho y te manchas de barro con facilidad, puedo asegurar que la ropa queda bien limpia dejándola 24 horas en remojo, y luego escurriéndola y tendiéndola al sol. Y en cuanto a la higiene personal, yo confecciono mi propio gel natural dejando en remojo hojas de hibisco y colándolas después de unas horas. El resultado se puede utilizar perfectamente para la piel… ¡Y deja también el pelo muy suave!

Al final todo puede ser mucho más sencillo de lo que nos han hecho creer… ¿no?

Así es… Siempre se pueden encontrar alternativas que, además de ser respetuosas con el medio ambiente y los animales, sean fáciles de realizar.

Y más allá de las modas, ¿por qué dirías que es importante ser vegano?

Para mí no es ninguna moda ni únicamente un tipo de dieta, sino más bien un movimiento social que defiende los derechos de los animales. Y es importante porque los animales, como seres vivos que habitan también el planeta, lo son, y no existe motivo alguno para causarles ningún daño… Podemos alimentarnos perfectamente sin tener que comer animales. Así pues, yo soy vegano porque creo firmemente en la igualdad de todos los seres.

¿Una alimentación vegana es sinónimo de una alimentación saludable?

En general esa debería ser la tendencia… Pero no hay que olvidar que también se puede llevar una dieta vegana abusando de alimentos procesados o con un exceso de azúcar…

Hay quien aún piensa que es una dieta con carencias nutricionales…

Lo importante es que sea natural y variada… Dando un poco más de relevancia a los alimentos crudos, que suelen ofrecer de esta manera un mayor aporte nutricional a nuestro organismo. Teniendo esto en cuenta, y con un añadido de vitamina B-12 como complemento, se puede llegar a conseguir un buen equilibrio sin problema.

¿Qué aconsejarías a grandes rasgos para ganar en salud y vitalidad?

Añadiendo también el componente ético, sobre todo dejar de consumir productos de origen animal, y por otro lado, prescindir de los alimentos procesados. Basando la dieta en el consumo de frutas, verduras, semillas, frutos secos, legumbres y cereales integrales. Cuanto más natural y más alejada de la alimentación industrial sea nuestra dieta, mucho mejor…

Parece evidente que no debes ser demasiado amigo de los supermercados…

La verdad que los evito todo lo que puedo. Son lugares donde predomina una comida sin vida, muy poco nutritiva, con productos mayoritariamente procesados, empaquetados y basados en la explotación animal. El único lugar que para mí se podría salvar mínimamente es la sección de frutas y verduras, siempre y cuando uno vaya con su propia bolsa reutilizable de la compra, claro está…

¿Cómo crees que se puede llegar a abrir paso a esa conciencia de alimentación en sociedades aún tan identificadas con los patrones de la alimentación más convencional?

Es difícil porque es algo que sigue muy arraigado… Pero una de las grandes bazas es precisamente la salud. Creo que cada vez hay más conciencia de que una alimentación vegetal es mucho más saludable. Y cuando te vas dando cuenta de esto, puedes llegar a empatizar con más facilidad con el respeto de los derechos de los animales. Profundizar en una cosa te acaba llevando irremediablemente a la otra.

El factor emocional tiene mucho peso…

Sí, pero siempre es posible encontrar una alternativa ética y saludable a los productos más comerciales de toda la vida…. Mezclando cacao, plátano y leche de coco puedes obtener una especie de nocilla que no tiene nada que envidiar a la tradicional. Y con un fruto que se llama noni, he aprendido a realizar también una gran variedad de quesos veganos que guardan un gran parecido con los de origen animal. Y en este sentido, en Europa se puede llegar a conseguir el mismo resultado usando por ejemplo levadura de cerveza o levadura tradicional. Si te esfuerzas un poco en descubrir este tipo de alternativas, las costumbres más arraigadas pueden ir cambiando con más facilidad.

Revélanos ahora algunos de tus sorprendentes descubrimientos en cuanto a alimentación se refiere…

Pues por ejemplo el uso del agua de mar para cocinar, que me ha ahorrado el uso de sal y es de lo más saludable… Algo que al principio desconocía y después he podido constatar descubriendo que ya existía mucha información al respecto. Otro hallazgo fascinante ha sido el mundo de las algas marinas; sobre todo descubrir que todas ellas son comestibles, cuando en el mercado la variedad de especies disponibles es muy reducida. Por no hablar también del aprovechamiento del tronco, la flor y la piel del plátano, que normalmente se desechan y se les puede sacar un gran partido en la cocina. Y por supuesto, no querría dejar de destacar todo lo que se puede llegar a obtener del coco; leche, nata, aceite, harina, vinagre… Además del uso de su agua para multitud de recetas o de una desconocida parte, muy dulce y sabrosa, llamada “manzana”, que puedes hallar en su interior… Y también te lo puedes comer verde, elaborando una especie de calamares veganos.

¿La fascinación que pueden llegar a despertar las pequeñas cosas adquiere en la selva una relevancia especial?

Así es… Otro ejemplo podría ser algo tan común como el cacao… Descubrir cómo es la planta genuina de la que se obtiene el chocolate, así como su fruto y su auténtico sabor en estado puro… Para mí ha sido algo revelador que me ha permitido darme cuenta de lo desconectados que solemos estar habitualmente de la naturaleza. Y también podría destacar el vínculo tan especial que he llegado a establecer con un pez que viene a visitarme a menudo desde hace tres años… Aurelio se llama. Cuando descubres lo que alberga un animal en toda su dimensión es imposible que luego quieras comértelo…

¿Cómo es tu rutina cotidiana?

Pues la verdad que no existe como tal, ya que cada día aquí supone una aventura… Unos días voy a ver animales, a cosechar frutas o a plantar semillas, otros días salgo a abrir caminos… La verdad que cada día es distinto y muy completo, siempre suele haber muchas cosas para hacer.

¿Podrías destacar algún aprendizaje en especial que te haya brindado la naturaleza en todo este tiempo?

Pues por ejemplo la importancia de sintonizarse con los ritmos de la vida animal para poder vivir con mayor armonía… Despertarte al amanecer, desplazarte por tus propios medios para ir en busca de alimento, comer de forma más sencilla, natural y austera, ayunar de vez en cuando y descansar adecuadamente después de cada esfuerzo. Me gusta observar especialmente las rutinas de los monos, son unos grandes maestros… En el fondo, la naturaleza es como un libro que contiene todo lo que necesitamos saber, sólo hay que saberlo leer.

¿Qué opinas de la creencia de que la vida en la naturaleza presenta más incomodidades?

En la naturaleza se puede vivir muy bien, de forma sencilla pero sin que te falte de nada… Nada de lo que realmente necesitas.

¿Hay algo que eches de menos?

Más que algo, echo de menos a mis hijas y a otras personas queridas… Es lo único.

¿Cómo llevas la soledad?

Pues la verdad que me llevo muy bien conmigo mismo… No me queda otro remedio, jajaja…En todo este tiempo he aprendido a conocerme mucho más, a gestionar mejor mi propia felicidad… En definitiva, a estar más en contacto con mi mundo interior.

¿Realizas alguna práctica en concreto que te ayude a mantener esa armonía?

Me ayuda mucho practicar Kundalini Yoga a diario al amanecer y también la propia actividad cotidiana en la selva, sobre todo plantar árboles. Actualmente, sigo manteniendo mi propósito de plantar cien árboles a la semana y eso me hace sentir muy bien. Aparte de cuidar la alimentación, también es muy importante ejercitarse físicamente y equilibrar la mente… Para mí la salud lo engloba todo.

¿Cómo te planteas la vejez?

Pues me veo paseando entre todos los árboles que he ido plantando y recolectando una gran variedad de frutos cada día, compartiéndolos también con las personas de las comunidades más cercanas… Feliz con este tipo de vida.

No eres de los que les preocupa el futuro…

Creo que es importante un mínimo de previsión y organización para ir preparando el terreno para el futuro que deseas, pero sobre todo sin dejar de aprovechar y disfrutar al máximo el presente. El miedo siempre trae problemas, y en el fondo, lo que tenga que ser, será…

¿Cómo te está afectando la pandemia que estamos viviendo?

Mi actividad diaria no ha cambiado para nada, ahora bien, me afecta porque está afectando y poniendo en dificultades a personas que quiero…

¿Qué opinión te merece toda esta situación?

Más allá de cualquier teoría, siento que es una respuesta de la naturaleza porque no la estamos tratando nada bien… Así pues, creo que puede ser un buen toque de atención para que empecemos a tratarnos mejor, tanto a los demás como a nosotros mismos, y por supuesto también al resto de seres vivos y a la naturaleza.

Y ya para terminar, un sueño por realizar…

Sería más bien algo más parecido a una utopía… Que todos podamos vivir en paz y el mundo pueda ser vegano algún día. Sueño con un planeta en el que el ser humano pueda tener una relación mucho más coherente con los animales y la naturaleza… Seguramente yo no lo viviré, pero no pierdo la esperanza de que, quizás desde otro mundo, lo pueda ver algún día.

Página «Vida vegana en el campo»

Página «Perros y gatos vegan»

Conciencia, Confianza, Creatividad, Desarrollo personal, Presencia

Juan Antonio Muñoz: rendirse al corazón

«Si te abres a la vida, la confianza, la calma y el agradecimiento que luego acabas obteniendo no tienen precio»

Hijo de una familia de campo malagueña muy humilde, la emigración de sus padres antes de que él naciera dejó desde bien pequeño en Juan Antonio Muñoz (Barcelona, 1967) la huella de lo que él mismo califica como el síndrome de los desplazados. Después de tener que dejar los estudios siendo bastante joven por necesidades económicas, los retomó más adelante para formarse en informática, lo que le llevó a trabajar como programador en una empresa donde acabó ejerciendo de directivo en el consejo de administración. A finales de los 90 se traslada a Mallorca por motivos laborales y es allí donde empieza a priorizar el latido de la vida, descartando la posibilidad de seguir ascendiendo en su trabajo y pasando a experimentar una serie de cambios sobre su visión tradicional de las cosas. Estas circunstancias le llevan a emprender su propio proyecto laboral y a conquistar una aparente estabilidad en aquellos ámbitos  considerados socialmente como más importantes, pero es cuando aparentemente parece tenerlo todo que experimenta un derrumbamiento interno que pone súbitamente su contador a cero en el año 2007.

A partir de ahí, después del desconcierto inicial y de los interrogantes que se le abren de golpe tras más de 20 años dedicándose a lo mismo, empieza a sentir la necesidad de redirigir sus energías hacia el acompañamiento de personas y la exploración de otros caminos más alternativos. Entra así en contacto con diversas vías de autoconocimiento y desarrollo personal, pero nada le llega a vibrar lo suficiente hasta que el proceso que ya se había desencadenado dos años antes acaba por culminar en una revelación llamada ULU (Un Latido Universal), el inspirador proyecto que lleva abanderando a lo largo de la última década. Un fascinante y original viaje de transformación basado en una serie de conversaciones con valientes que, como Juan, un buen día se atrevieron a trascender los límites de la razón para empezar a iluminar y guiar sus vidas con la brújula del corazón.

Sin guión ni preparación previa, pero con el poder de una confianza que de tan labrada se fue haciendo inquebrantable a lo largo de su elaboración, la película documental con la que nos obsequia Juan (se encuentra disponible para ser visionada en internet) es un gran ejemplo de las mágicas conexiones que se empiezan a tejer cuando decidimos abrirnos plenamente a la vida. Una muestra más que evidente de que, en el fondo, más allá de las aparentes diferencias, todo y todos nos encontramos unidos a un nivel global y esencial. Un mensaje sin fecha de caducidad y más vigente que nunca teniendo en cuenta las circunstancias actuales, cuya manifestación -como el proyecto mismo- sigue palpitando con fuerza, en proceso de constante evolución.

¿Quién es Juan Antonio Muñoz?

Soy una pizca de ese gran misterio que es la vida, una gotita en el océano…

¿Cómo surge el proyecto ULU?

ULU surge de una rendición. Hace diez años me vi inmerso en el caos como consecuencia del agotamiento de una vida estandarizada que dejó de funcionar. Inicialmente me lancé a viajar y a realizar un sinfín de talleres y actividades que podría calificar de espirituales o de desarrollo humano para intentar aliviar un vacío interno que me impedía estar en calma. Y fue volviendo de uno de mis viajes, en una sencilla meditación, que sentí la necesidad de dejarme caer de rodillas e implorar qué es lo que debía hacer… Y la respuesta que me llegó fue la propuesta de realizar una película documental sobre el significado de vivir desde el corazón.

¿Qué sentiste en ese momento de revelación?

Pues la verdad es que no abrí ninguna botella de cava… Al principio lo viví como algo incómodo. Sentí miedo e incertidumbre, algo muy parecido a lo que actualmente están sintiendo millones de personas con las circunstancias que nos está tocando vivir. Pero previamente a recibir esta respuesta, yo ya me había comprometido a hacer únicamente lo que me dijera el corazón. Había decidido no ignorar más a mi voz interna. Así que tenía muy claro que debía ir hacia delante con todas las consecuencias…

¿Cómo se gestó el nombre del proyecto?

Es algo que se corresponde con el espíritu colaborativo que caracteriza la película. Inicialmente, me dejé guiar tanto por la incertidumbre de la inspiración que no tenía ni nombre… Luego lo sometimos a votación entre todos los colaboradores y salió “El Latido Universal”, pero alguien que estuvo presente en una de las primeras reuniones nos lo acabó robando para otra iniciativa con un propósito muy parecido. No obstante, uno de los grandes aprendizajes que me ha ido regalando este proceso es que, si te abres a lo que a cada paso te trae la vida, lo que a primera vista puede parecer un contratiempo se acaba convirtiendo en una confianza, una calma y un agradecimiento que no tienen precio. Fue así como decidimos pasar a llamarlo “Un Latido Universal” y por practicidad lo acabamos abreviando en las iniciales, “ULU”. Y a pesar de que ese nombre no me convencía demasiado, imagina cuál fue mi sorpresa cuando al investigar por internet en los días sucesivos descubrí que ULU significa “segundo nacimiento” en nigeriano. Algo que se correspondía completamente con el proceso que yo sentía que había experimentado y que me sirvió para consolidar ese espíritu de confianza ante todo aquello que nos llega.

¿Qué balance puedes hacer a estas alturas después de una década de camino recorrido con ULU?

Lo resumiría con la palabra gracia. Un sentimiento de gracia que la vida ha ido instalando en mí y que deseo no dejar de compartir allí donde me pueda encontrar.

¿Crees que es algo muy común tener que recibir una sacudida importante de la vida para empezar a replantearse el orden de prioridades?

Por lo que he ido observando, sí que parece ser algo habitual… De alguna manera, siento que hay una especie de relación entre la sacudida que tradicionalmente se solía experimentar con la forma bastante brusca de llegar a este mundo y alguna que otra sacudida que nos puede llevar a sentir después, en otro momento de nuestra vida, una especie de renacer. En mi caso, por ejemplo, sucedió algo parecido con el colapso que sentí tras la separación de mi ex mujer, con la que llevaba 15 años casado. En su momento lo viví como algo terrible, pero con el paso del tiempo empecé a verlo como algo necesario. De hecho, siempre suele ser así… Así que, a día de hoy, siento que cualquier pérdida o situación drástica que experimentemos, sea la que sea, siempre es para bien. Bienvenido sea cualquier dolor temporal si nos acaba llevando a contactar con nuestra esencialidad.

A menudo evitamos el dolor porque lo asociamos inevitablemente al sufrimiento…

En este sentido añadiría que la forma de vivir este tipo de situaciones en nuestra sociedad sigue siendo demasiado infantil.  Y lo he podido comprobar viendo la forma tan distinta que tienen de vivir el dolor algunas comunidades indígenas que he tenido la oportunidad de visitar. Tal y como me dijo en una ocasión uno de los protagonistas del documental, el dolor que nos lleva a evolucionar, bien entendido, lo podríamos llegar a considerar un “dolorcito rico”.

También tuviste que lidiar con un gran dolor a raíz de la muerte de tu hermano… ¿Qué influencia crees que tuvo este suceso en tu proyecto?

Pues ha sido una influencia cuyo alcance y significado he podido entender varios años después del inicio de las grabaciones que acabarían dando forma a la película documental. La muerte de mi hermano tuvo lugar nueve meses antes de mi rendición, pero no fue hasta bastante después que pude ver claramente que, en realidad, la película la estaba realizando mi hermano a través de mí. En la fase inicial del proyecto yo no tenía ni idea de qué iba a hacer con todas esas grabaciones… Hasta que un día apareció inesperadamente en mí el lejano recuerdo de cuando mi hermano llegó una vez a casa para decirnos que, después de mucha indefinición, por fin sabía que quería dedicarse a ser director de cine. Así que cuando volví a recibir esa información sentí claramente que yo era simplemente un mensajero y me debía poner al servicio. Estoy convencido de que la forma en la que poco a poco se ha ido encajando todo como un puzle era algo que estaba en mi destino.  

¿Qué educación recibiste acerca del amor?

En mi casa, las muestras de cariño y ternura eran las mínimas. Mis padres se querían pero su expresión del amor tenía lugar en la intimidad. Así que ha sido la vida la que me ha invitado a salir al mundo para descubrirlo…

¿Has conocido algún sistema educativo que lo priorice?

He conocido varios ejemplos en este sentido, sobre todo en las comunidades indígenas. Como la de la Sierra de Santa Marta en Colombia, donde he podido ver a seres humanos de una determinada edad con una inocencia que ya había perdido de vista… Considero la inocencia como un aspecto que fomenta la inspiración con el todo, como un valor fundamental para que pueda darse un crecimiento desde dentro hacia fuera, un significado reflejado en la propia etimología de la palabra “educar”. Creo que la mayoría de sistemas educativos relegan hoy en día la pureza o inocencia, la esencia en definitiva, en favor de otros aspectos como la productividad o la adquisición de conocimientos a nivel mental.

¿Recibiste algún consejo en esas comunidades para poder seguir su ejemplo?

Allí se siembra y se cuida esa intención como si fuera una semilla, para que acabe dando los mejores frutos. Ahora bien, me gustaría aclarar que los propios miembros de esas comunidades no consideran que el suyo sea el mejor modelo. Simplemente lo hacen así porque para ellos, en su realidad, tiene sentido. Y una de las recomendaciones que me transmitieron fue restaurar los lugares de valor, las personas de valor y las tradiciones de valor de los sitios que habitemos. Esto es lo que a ellos les funciona desde hace miles de años.

¿Consideras que el amor al poder sigue siendo hoy mucho más fuerte que el poder del amor?

Creo que nos encontramos en un momento de transición. Lo compararía al momento en el que una persona va a fallecer. Por circunstancias de la vida, también me ha tocado acompañar a morir a diversas personas… Y en esos procesos he podido comprobar como hay gente que aún se sigue aferrando a sus formas particulares de poder, mientras que otros, aunque no lo hayan hecho en toda su vida, optan finalmente por soltar porque sienten que se tienen que entregar a este movimiento del amor antes de abandonar el cuerpo. No obstante, como todo está unido, en mi opinión, para poder entregarte genuinamente al océano del amor, primero quizás tienes que haber ejercido el poder para llegar a ser consciente del contraste.

¿Te gustaría destacar alguna tradición o figura en particular que sientas que te haya inspirado especialmente a lo largo de tu camino?

Me ha costado un montón de años ser consciente, pero a día de hoy destacaría la figura de mi padre. Fue algo que descubrí en la mesa de edición de ULU, cuando me llegó el impulso de entrevistar a Josep Maria Caralps, el primer doctor que hizo una operación de corazón con éxito en España y que en su día operó también a mi padre colocándole dos bypass. Yo hasta entonces siempre había considerado a mi padre como alguien muy débil, pero en esa entrevista el doctor me confesó que el mérito de que hubiera vivido 21 años más después de su operación no era suyo, sino de mi propio padre y de la fortaleza que le dio el gran amor que sentía por su familia. Esa revelación me sirvió para valorarlo como se merecía y fue así como pasó a convertirse en mi principal referente.  

¿Cuáles crees que deberían ser los ingredientes básicos para pasar a apostar con firmeza a vivir desde el corazón?

Para mí el principal ingrediente debe ser la confianza. Que no deja de ser abrir el corazón a las demás personas, tal y como se desprende de la propia etimología. Esto ha sido lo que yo mismo he priorizado en todas las conversaciones que he mantenido para la película y a estas alturas puedo afirmar que me ha funcionado.

¿A día de hoy, consideras que has logrado afianzarte en el propósito de vivir desde el corazón?

A estas alturas considero que si hubiera tenido que vivir las circunstancias actuales bajo mi personalidad previa a realizar la película documental, no sé si seguiría vivo… O como mínimo, estoy convencido de que me encontraría muy mal, sufriendo mucho estrés y ansiedad. Así pues, no creo que haya conseguido nada en especial ni quiero afirmar haber logrado establecerme en el corazón, pero si siento como algo muy evidente el hecho de que ahora, a pesar de que las circunstancias son mucho más dramáticas que hace diez años, puedo disfrutar el presente como un regalo, con una calma, confianza y agradecimiento que sin duda no podía experimentar tiempo atrás. Y además, cada día que pasa, siento que es mejor…

¿Consideras que puedes ganarte bien la vida en tus actuales circunstancias?

En estos diez años, las dos preguntas que más me han hecho han sido: “¿Cómo puedes vivir sin teléfono?” y “¿Tú de qué vives…?”. Pues bien, la respuesta vuelve a ser la confianza. Tal y como sea tu confianza en la vida, así la vida te va a sustentar. Creo que para mucha gente esta cuestión supone a día de hoy uno de los principales obstáculos y desequilibrios a la hora de atrevernos a saltar al vacío permitiendo así que la vida nos pueda brindar el sustento sin esfuerzo, a cambio de mostrarnos desde nuestro ser auténtico y original. Siento que aún hay demasiadas personas que hoy en día no se dedican a hacer aquello que profundamente aman y por eso me preguntan tanto de qué vivo yo. La confianza es pues un elemento clave y debería ser una prioridad.

Cómo nos llegamos a traicionar a nosotros mismos por el miedo a la escasez…

Actualmente la sociedad se halla tan aislada y dividida que no nos atrevemos a pedir. Cuando yo era pequeño, recuerdo que le podías pedir con naturalidad algo al vecino y te ofrecía encantado su ayuda… Así que si por lo que sea en algún momento llegas a quedarte sin dinero, pide ayuda con humildad y manteniéndote abierto a cualquier tipo de respuesta… Estoy convencido de que con humildad y confianza los recursos tarde o temprano llegan, y muy posiblemente de formas que no te puedes llegar ni a imaginar. Por tanto, es muy importante que en cualquier proceso de transformación nos replanteemos qué tipo de relación tenemos con el sustento.

¿Qué consejo darías a las personas que siguen resignándose a lo que les da seguridad porque aún no han descubierto su verdadera pasión?

Considero que una enfermedad muy extendida en nuestra sociedad actual es que disponemos de todo lo que en el fondo necesitamos para ser felices y no somos capaces de verlo. Hay que dejar de buscar tanto… Y si la vida ahora nos empuja a quedarnos en casa será porque con eso ya nos basta para poder tomar conciencia de ello. Se trata de dejar de correr en múltiples direcciones… De parar y darse de cuenta. Para sentirse realizado no siempre hay que abandonarlo todo, no hay por qué hacer nada especial… Prácticamente cualquier profesión se puede vivir y ejercer de forma espiritual, si de verdad se conecta y se pone la debida intención en ello…

¿Amar el miedo es lo más difícil?

Para mí, miedo y amor son parte de una misma cosa. Tal y como apunta uno de los testimonios que aparecen en ULU, cuando uno decide ir hacia su miedo, genera unas habilidades que son un tesoro. Por tanto, cualquier situación que nos dé miedo, en el fondo no deja de ser una invitación de la vida para poder llegar a sentirnos más plenos.

¿Cómo se fue gestando el proceso de conversaciones con los protagonistas de ULU?

El proceso fue muy sencillo. Únicamente acudí por inspiración al encuentro de la primera persona entrevistada, que fue Federico Mayor Zaragoza. Y sin más guión que la confianza, nuestra conversación se fue desarrollando de forma espontánea hasta el final, momento que aproveché para preguntarle quién debía ser el siguiente entrevistado. Y así, sucesivamente, mediante este procedimiento fue como todo se fue dando.

¿Qué lugar ocupa actualmente la meditación en tu día a día?

El proceso que he ido experimentando con la meditación es muy parecido a cómo ha ido evolucionando también mi concepción de hacer el amor. Años atrás lo vivía desde un lugar muy mental, desde donde iba proyectando mis expectativas… Mientras que poco a poco la cosa se fue convirtiendo simplemente en vivir una experiencia con otro ser humano, permitiendo que sucediera lo que tuviera que suceder… Y con la meditación me ha ocurrido en gran parte lo mismo, de manera que actualmente ya no tiene que ver con un acto aislado y preparado según unas pautas determinadas, sino que lo siento más bien como una actitud mucho más integrada en mí.

¿Cómo vives la crisis medioambiental?

Pues nuevamente con bastante calma y confianza. Tal y como me transmitieron los miembros de la comunidad indígena que visité en Colombia, yo también siento que, junto a la necesidad de acción, el mundo no se va a acabar, en todo caso se va a transformar como sea necesario… A la Tierra en el fondo no le pasa nada y si llega el momento en que tenga que realizar algún movimiento para reajustarse, simplemente lo hará. Asimismo, el papel de aquellos que podríamos considerar como los “malos” en el proceso que se está dando, no deja de ser algo que tiene que ser así para que tarde o temprano se pueda llegar a un equilibrio.

En cualquier caso, ¿estarías de acuerdo en la necesidad de acción acompañada de compasión más que de lucha?

Completamente. Si la persona que va a emprender una acción no lo hace desde un lugar de paz, en el fondo esa acción siento que no sirve. En los tiempos que vivimos, para reencaminarnos hacia la dirección que en el fondo todos soñamos, necesitamos dejar de reaccionar constantemente como hormigas nerviosas. La acción tiene que empezar a producirse desde la calma, la inspiración y la coherencia… Y para ello, primero hay que tomarse un tiempo y parar. Llevamos ya muchos años conscientes de esa necesidad, y seguramente por ello, es por lo que ahora la vida ha decidido pararnos en seco. A partir de ahí, creo que un buen mantra a adoptar sería: “Yo hago lo que sé, lo que puedo, y con eso es suficiente”. Y entendiendo que el acto de hacer, muchas veces, incluye también la necesidad de no hacer por hacer, es decir, de no hacer nada.

¿Qué opinión te merece el hecho de tener que vivir actualmente pegados a una mascarilla?

Considero que muchas de las personas que más tiempo llevan puesta la mascarilla, son las que más miedo llevan en su interior… Lógicamente, el miedo a morir. Actualmente, hay una gran carga de miedo en el planeta, un gran número de gente con una cantidad muy desequilibrada de ausencia de amor y la mascarilla viene a ser como una especie de símbolo que exterioriza esa enfermedad, que en realidad poco tiene que ver con ningún virus…

Es evidente que la situación de pandemia que estamos viviendo puede acentuar los miedos con mucha facilidad, pero ¿consideras que al mismo tiempo también nos puede servir de catalizador para ayudarnos a despertar?

Así es… La humanidad siempre ha pasado por momentos complicados y mucho más de lo que nos está tocando vivir ahora. No olvidemos que, por ejemplo, en el siglo pasado, la población tuvo que afrontar grandes guerras… En cualquier caso, creo que deberíamos aprovechar las actuales circunstancias para salir del infantilismo y empezar a crecer de verdad… Sólo desde la auténtica madurez podremos tomar conciencia de que vivimos en un planeta maravilloso, con más abundancia de recursos a nuestro alcance que nunca… Y de que en el fondo, el gran obstáculo, se encuentra en nuestra forma de relacionarnos, con los demás y con el medio que nos rodea. Pero para mejorar eso, lo que primero debemos mejorar es la relación con nosotros mismos. Ese es el gran reto de nuestra época, que cada ser humano pueda convertirse en maestro de su propia vida sin necesidad de tener que buscar a ningún maestro fuera. Siento que sólo así podrá emerger nuestra capacidad de sustento natural, pudiendo prescindir entonces de la reactividad, la competitividad y la necesidad de pelea con el mundo exterior.

Seguramente habrá quien considere que eso no es más que una quimera inalcanzable…

Yo creo que ya nos estamos dirigiendo hacia allí, y esa meta no es otra cosa que volver al origen. Según mi modo de ver, en cada lugar se irá restaurando esa vuelta al origen de la forma que la vida lo considere más adecuado. Y eso comportará, y ya está comportando, una serie de cambios y transformaciones para que volvamos a ser seres auténticos y originales. Es un proceso inevitable…

Háblanos un poco ahora de tu reciente experiencia en India…

La mayor parte del tiempo lo pasé en Auroville, una comunidad con unas particularidades que en realidad no tienen mucho que ver con la vida que en general se lleva en India, y donde además viví bajo las circunstancias del confinamiento. Ahora bien, realmente se trata de un lugar propicio para hacerte consciente de la necesidad de que cada ser humano se haga responsable de los valores y talentos que ha venido a traer a esta vida. Responsabilidad para que estos valores y habilidades sean mostrados. Una vez más, trasladando el foco de lo externo a lo interno. Y mi experiencia allí también me ha permitido hacer las paces con la parte más material de la existencia; viendo de forma más clara la necesidad de que cada ser humano pueda usar la parte de materia que realmente necesite para llevar a cabo aquello que su propia misión le demande.

Y ya para terminar, ¿qué movimientos va a seguir generando el proyecto ULU?

Por un lado, es muy posible que pueda ver la luz un libro como consecuencia de toda la experiencia que ya llevamos vivida. Asimismo, estamos editando todas las conversaciones para poder ofrecer un contenido añadido a lo que se puede ver en la película documental, con unos mensajes que, a pesar de haber sido registrados hace diez años, resultan increíbles teniendo en cuenta la situación actual… Y en tercer lugar, puedo avanzar también que próximamente realizaremos una nueva acción audiovisual, aunque se trata de algo aún demasiado prematuro como para poder dar más detalles…

Página web de Un Latido Universal

Conciencia, Creatividad, Espiritualidad, Yoga

Hargobind Singh: el compromiso con la libertad

«Si tu camino no está impregnado de amor, aún tienes mucho trabajo por hacer»

Agosto de 1970. Dos maestros procedentes de India visitan el campus de la Universidad de Colorado junto a otras relevantes figuras del movimiento espiritual del momento. Un acontecimiento clave para que la vida de un joven estudiante en busca de sentido empezara a dar un giro tan decisivo como inesperado al cruzarse la práctica de Yoga en su camino. Hargobind Singh (Minneapolis, 1949) se sintió inicialmente más atraído por la propuesta de Yoga integral de Swami Satchidananda, ya que el Kundalini Yoga de Yogui Bhajan le pareció de entrada un tanto brusco, pero poco a poco, las circunstancias y el destino lo fueron llevando a adentrarse progresivamente en esta segunda disciplina, entregándose cada vez con menos reservas a lo que se le iba revelando como una poderosa experiencia, y llegando a unirse poco después a la comunidad espiritual correspondiente que se estableció en Santa Fe, Nuevo Méjico. Allí permaneció por 20 años, y a lo largo de todo ese tiempo, su devoción no dejó de ir en aumento, estableciendo unos fuertes lazos con su influyente maestro -con quién llegó a convivir durante 34 años-, y encomendándole éste, del mismo modo que a tantos otros discípulos aventajados de su entorno, la misión de seguir extendiendo las enseñanzas en Occidente.

Ahora bien, más allá de su firme lealtad a la disciplina del Kundalini Yoga con su linaje y liturgia correspondientes, la gran inspiración que ha marcado la dilatada trayectoria de Hargobind ha sido, sin lugar a dudas, su genuino compromiso con la libertad. Un inquebrantable espíritu que en su día ya le llevó de Moscú a Barcelona, donde ha formado e inspirado a cientos de alumnos durante más de dos décadas, y también a la necesidad de desprenderse del peso de las estructuras, desvinculándose del molde de ciertas organizaciones oficiales así como de la distintiva imagen asociada a la ortodoxia del Kundalini Yoga. Gran parte de esos significativos procesos evolutivos experimentaron su eclosión cuando se hallaba a punto de entrar en la década de los 60, y ahora, recién cumplidos los 70, el 2020 ha vuelto a ponerle delante otra serie de no menos imponentes desafíos. No en vano, ha tenido que lidiar al mismo tiempo con la salida de su último proyecto, Imagine Academy, y la asimilación de las impactantes revelaciones sobre una serie de graves abusos y manipulaciones atribuidos a su mentor que recientemente han salido a la luz a raíz de la publicación del libro “Premka: pájaro blanco en una jaula dorada. Mi vida con Yogui Bhajan”, por parte de una de sus asistentes personales más cercanas. Y todo ello, con el ya de por sí sacudidor contexto generado por el coronavirus como telón de fondo.

En la siguiente entrevista, Hargobind, cada vez más acostumbrado a tener que llevarse bien con el recurrente vértigo del salto al vacío, se sincera con lucidez y humildad sobre su actual momento de pausa y reflexión. Un necesario alto en el camino que, por otro lado, ya empieza a brindarle también algunos destellos de lo mucho que aún siente que le queda por vivir; la voluntad de seguir plasmando por escrito las palpitaciones de su fecundo mundo interior y compartiendo una práctica que no deje de actualizarse y enriquecerse constantemente con nuevas inspiraciones. Y como no podría ser de otra forma, con la brújula de la confianza y la libertad, que durante tanto tiempo ha ido labrando con conciencia y constancia, alumbrando siempre el horizonte.

¿Cómo te conquistó el Yoga?

Mi generación se caracterizó por un espíritu de búsqueda, con el trasfondo del movimiento psicodélico que nos sirvió para experimentar una salida de lo convencional en sintonía con nuestro inconformismo. No obstante, la mayoría sabíamos que ese horizonte revelador también era peligroso, por lo que no podía durar mucho… Y fue así como el descubrimiento del Kundalini Yoga se ajustó a medida a mi voluntad de encontrar un estilo de vida alternativo y prometedor pero mucho más saludable. Esta propuesta colmó nuestro afán de libertad y ruptura con el pasado, ofreciéndonos una estimulante visión de futuro.

Y a día de hoy, ¿qué es el Yoga para ti?

Durante muchos años de práctica y enseñanza, ha sido un estilo de vida muy importante para mí. Ahora bien, últimamente he estado reflexionando mucho sobre su actual significado, y no puedo negar que a veces me pregunto: “¿Por qué no he conseguido llegar aún más lejos?, ¿por qué sigo condicionado por mis dudas, miedos y el efecto de mi mente negativa?, ¿por qué no tengo las cosas del todo claras en mi vida?, ¿por qué no estoy iluminado…?”. Pero por otro lado, también tengo claro que sin el Yoga no sería la misma persona que ahora soy… Así pues, por encima de todo, intento estar agradecido.

El Yoga para mí aún sigue siendo un sinónimo de despertar, de proceso de búsqueda continuo… Lo siento como una piedra angular o fundamento. Una técnica que de forma incuestionable nos ayuda a abrir la mente para ver cada vez con más claridad cómo va evolucionando conscientemente nuestra vida. No es algo que nos pueda garantizar estabilidad, ya que la vida es cambio y con los años va cambiando nuestra perspectiva. Pero en cualquier caso, es una herramienta muy valiosa que nos permite aprender de nuestros errores ayudándonos a levantarnos una y otra vez, y a ir abriendo los ojos cada vez con menos miedo. Cada vez que vuelves a la práctica, automáticamente te levantas, y para mí eso es milagroso.

Actualmente predomina el Yoga limitado prácticamente al ámbito físico… ¿Qué opinas al respecto?

También es una opción sana y evidentemente parece ser que es lo que la mayoría de practicantes ahora busca… Para muchos es muy importante poder sostenerse cabeza abajo sobre las manos, mientras que yo, por ejemplo, es algo que no puedo hacer y también está bien… Todo esto ha sido fruto de un proceso evolutivo, pero en cualquier caso, creo que es conveniente no olvidar que estamos hablando de una técnica con una gran potencialidad para trabajarse desde el ámbito filosófico y mental.

¿Cómo crees que se puede encontrar el equilibrio para que la parte de disciplina necesaria no nos acabe llevando a la rigidez?

Sin duda ésta es una de las grandes cuestiones… Cómo seguir cualquier camino de autoconocimiento y búsqueda interior sin caer en las trampas del ego. Para mí la clave se encuentra en la humildad, y esto implica no alejarte de las personas que tienes alrededor. Si el Yoga, que significa unión, acaba por separarte de tus seres queridos o de la sociedad, o crea dualidad dentro de ti, es que algo falla… Hay que tener en cuenta que es un proceso, pero la evolución lógica debería ser que la disciplina se fuera transformando cada vez más en amor. En realidad, esa es la única diferencia entre un santo y tú, que el santo ha logrado establecerse en el amor. Y para irnos acercando a ello, es muy importante no alimentar el orgullo, la comparación y la competencia, abandonar la imagen o aspiración de perfección y cultivar la actitud de reverencia.

¿La imagen eclipsa la esencia demasiado a menudo?

Especialmente el maestro o profesor corre a menudo el riesgo de distanciarse en exceso. Yo mismo pude experimentar la diferencia cuando decidí abandonar la imagen con turbante y ropa blanca que me había caracterizado durante años… Mucha gente me confesó entonces que empezó a sentirme de un modo mucho más cercano.

Es algo que con Yogui Bhajan también se olvidó a causa de un excesivo reconocimiento, de la adoración… Por el hecho de tener un gran número de alumnos y ganar mucho dinero… Es por esto que, a día de hoy, cuando alguien se dirige a mí como maestro, realmente siento escalofríos. En general no nos podemos considerar maestros de nada, aún somos muy principiantes… Es muy importante que tratemos de no olvidar nunca la motivación original que nos llevó a la práctica. 

¿Cómo prefieres que se te llame entonces?

“Profe”, como me suelen llamar en Colombia, ya está bien… O si no, mejor no me llames nada… 

¿Qué fue lo que te llevó a emprender ese cambio?

Fue algo que se fue gestando a lo largo del 2009, justo antes de cumplir mis 60 años. Ya llevaba algún tiempo no reconociéndome demasiado al mirarme en el espejo, pero necesité reunir el coraje suficiente para realizar el cambio. Sin duda, era algo que sentía que tenía que hacer a pesar de no saber muy bien lo que me podía suponer… Y evidentemente, fue un paso que me costó y sentí miedo. Pero también sabía que con lo que llevaba recorrido no podía dejarme vencer por ese miedo. Estaba muy vinculado a una serie de signos religiosos que fueron muy importantes para mí durante una gran parte de mi vida. No me corté el pelo a lo largo de casi 40 años… Esa imagen me aportó dignidad, pero llegó el momento en que ya no quise más formar parte de nada tan estructurado. Ya no quería identificarme con nada ni con nadie, sino dejar atrás el pasado y explorar un nuevo yo. En realidad, fue algo que ya se empezó a manifestar en mí el año anterior, cuando necesité salir de las organizaciones oficiales vinculadas a Kundalini Yoga.

¿Podemos llegar a acostumbrarnos a saltar al vacío?

Lo que sí sé es que el hecho de tener que saltar al vacío parece que es algo que forma parte de mi vida. Me pasó por aquel entonces y de alguna forma me está pasando también ahora… Y en momentos así, lo que puedo decir es que la confianza siempre juega a tu favor. Confiar en que algo superior te acabará sosteniendo, porque es lo que he comprobado que luego acaba sucediendo.

¿Qué opinión te merece la figura del gurú?

Yo tuve esta figura en mi vida y hoy prefiero hablar más bien de mentor o profesor… Tradicionalmente, se trataba de una figura con la que podías seguir educándote. Ahora bien, por otro lado también está la evidencia de que numerosos reconocidos maestros de yoga han ido cayendo, envueltos en el escándalo, uno tras otro. No obstante, aún hoy, y lo he podido comprobar en mi último viaje a India, es algo que la gente parece que aún necesita… Nos sentimos débiles y queremos que haya alguien que nos alivie del dolor que a menudo nos causa vivir, que nos ayude a salir de nuestra mente y a contrarrestar nuestra falta de amor… Cuando en realidad, el principal gurú está en nuestro interior.

Nos confundimos con facilidad…

No podemos olvidar que, al final, cualquier técnica o camino espiritual lo que en realidad nos proporciona es un contacto con nuestro Ser más profundo, aligerándonos de la densidad con la que podemos llegar a sentir la vida. Creo que uno de los grandes peligros en el camino espiritual es que uno acabe dejando de pensar por sí mismo. Podemos seguir a figuras que nos inspiren pero sin dejar de ser nunca nosotros mismos… Sin lugar a dudas, sentirse necesitado no será nunca un buen camino.

¿Cómo has vivido la serie de revelaciones que han salido a la luz en torno a la figura de Yogui Bhajan?

La verdad que ha sido un auténtico shock y ha removido muchas cosas dentro de mí, hasta el punto de llegarme a plantear si iba a querer seguir dando más clases de Kundalini Yoga. Me he preguntado mucho cómo es posible que no llegara a darme cuenta de según qué cosas durante tantos años… Todos sabíamos que tenía siempre varias secretarias personales a su alrededor, que se encargaban de atender sus necesidades, pero lo atribuíamos más bien a la infraestructura tradicional en torno a la figura del maestro. No obstante, las últimas revelaciones no sólo apuntan a una serie de graves abusos en este sentido, sino que incluyen también casos de numerosas manipulaciones y abusos de poder sobre jóvenes y no tan jóvenes estudiantes. Yo también experimenté directamente su dureza en bastantes ocasiones… En cualquier caso, la realidad ahora es que todas estas acusaciones son creíbles y las debemos aceptar. Es muy triste que grandes figuras como la suya hayan utilizado su posición para ejercer su poder sobre los demás.

¿Qué fue lo que te mantuvo tantos años a su lado?

En su momento, teniendo en cuenta que aspectos como la fidelidad, la inocencia y la obediencia caracterizaron mi etapa de estudiante, fue una figura muy importante para mí. En principio, no debería suponer nada malo que alguien con más experiencia te enseñe y te instruya… A pesar de todo, para mí tuvo también la personalidad de un gran maestro, y mi relación con él fue como de padre e hijo. No estuve dentro de su círculo más íntimo pero siempre me tuvo en gran consideración, y seguramente fue por esto que decidió enviarme a Rusia para extender las enseñanzas tal y como él mismo había hecho en EE.UU.

¿Cómo te planteas tu labor a partir de ahora?

A día de hoy, no dejo de preguntarme cómo voy a seguir adelante con la transmisión de las enseñanzas sin destacar su nombre, una referencia muy importante para mí durante tantos años hasta ahora… Pero en cierto modo, también considero todo esto como un signo de madurez y evolución; el hecho de poder reafirmar mi propio camino sacando el peso de las espaldas de una figura que ya no se encuentra entre nosotros. Es indudable que todo esto me ha dolido mucho, pero estoy tratando de asumirlo para pasar página y mirar hacia delante con unos aires renovados que espero puedan seguir siendo compartidos también con otras personas.

¿Crees que la técnica que se nos ha transmitido a través del legado de Yogui Bhajan puede quedar ahora en entredicho?

Para mí, Yogui Bhajan fue un mensajero, un arquitecto que reunió hábilmente una serie de técnicas contrastadas por una larga tradición. Más allá de las formas y restricciones que él impuso en su momento en muchas de las series y prácticas que transmitió, la realidad es que estamos ante una disciplina que sigue siendo muy transformadora. El uso de una terminología particular respondía a la necesidad de crear una identidad, pero en el fondo no dejaba de hacer referencia a algo que desde mucho antes ya existía… Como por ejemplo ocurre con la “respiración de fuego”, que no deja de ser la respiración “bhastrika” propia de una tradición mucho más antigua.  

¿Cuál crees que es por tanto la forma más adecuada de seguir actualizando a partir de ahora esa tradición?

Creo que nos deberíamos quedar con la esencia de todas esas técnicas y continuar con su transmisión a través de la mirada y la experiencia de cada uno. Por ello, yo ya no hablaría más de Kundalini Yoga según Yogui Bhajan, sino de Kundalini Yoga según el nombre de cada uno de sus actuales transmisores. Es momento de empezar a sentirnos verdaderamente libres en la transmisión, más allá del peso de cualquier estructura. Siento que debe primar la autenticidad y de todo el material que nos ha llegado, deberíamos pasar a elegir aquello que más resuene en nosotros, realizando sin miedo los retoques que, según nuestro criterio y experiencia, consideremos oportunos. A pesar de que otros puedan no estar de acuerdo… Es muy importante no dejar de crear nuestro propio camino, añadiendo a todo lo que ya sabes aquello que sigues aprendiendo y sientes que puede enriquecer la práctica. En definitiva, mi consejo sería salir de la rigidez y no dejar de preguntarte a menudo: ¿qué me mueve?, ¿qué es lo que me abre más…?”.

¿Estás de acuerdo en que una buena práctica no tiene por qué ser compleja?

Algo tan simple como meditar siguiendo tu respiración ya es de por sí una de las mejores prácticas.

¿Cuál sería tu principal aprendizaje en todos estos años de camino?

Aprender a no tener miedo a mirarme a mí mismo. Para no dejar de responsabilizarme en ningún momento de lo que llevo vivido… En este sentido, intento tener siempre bien presente las palabras de Sócrates: “Una vida no examinada no merece la pena ser vivida”.

¿Se podría reducir el principal objetivo en la vida al proceso de aprender a pasar del miedo al amor?

Estoy completamente de acuerdo. Aprender a reconvertir la ira, el miedo y la frustración que hemos ido acumulando en la vibración del amor, perdonándonos primero de todo a nosotros mismos… Lo único realmente importante es el amor y tu propio ejercicio del amor, la forma cómo lo compartes. Las heridas que podemos causar a los demás a lo largo de nuestra vida no deja de ser un reflejo de nuestro vacío, de nuestra falta de amor. A menudo nos quedamos limitados en el concepto intelectual asociado al amor pero nos olvidamos de su extensión y expresión en el plano terrenal. A Yogui Bhajan mismo le ocurrió esto, sin duda, fruto también de la influencia de la sociedad patriarcal india donde nació y creció. Por tanto, si tu camino no está impregnado de amor y de su expresión, aún tienes mucho trabajo por hacer…

¿Nunca es tarde para apostar por el amor?

En relación a esto, me gusta mucho lo que actualmente me inspira la meditación budista Vipassana con su concepto “Metta Bhavana” (cultivar el amor compasivo), que viene a decirnos que nunca es tarde para contemplar en qué estado se encuentra la tierra que hay dentro de ti, para removerla y plantar nuevas semillas, quitando los venenos y cultivando los nutrientes necesarios para que pueda germinar un mejor fruto, el del amor o bondad compasiva.

¿El Yoga nos ayuda a ello?

Sin duda. No hay nada más difícil que vivir establecido en el amor. A día de hoy aún no sabemos cómo vivir juntos en armonía, a través de la confianza, el respeto… Por ello es tan importante ejercer la propia responsabilidad, revisándote una y otra vez y no conformándote con lo que crees que ya has aprendido. Y en este proceso constante de revisión consciente, el Yoga supone una gran ayuda.

¿Tienes esperanza en que el ser humano pueda enderezar el rumbo en cuanto al cuidado del planeta?

Es evidente que todavía nos encontramos en un estado de ceguera o de no querer ver en relación a este tema. Con líderes como el actual presidente de Estados Unidos a la cabeza, la conciencia medioambiental es muy pobre de forma generalizada y esto hace que no dejemos de contaminarnos a nosotros mismos. La situación es grave pero no podemos perder la esperanza… En cualquier caso, no debemos dejar de hablar de ello y hacer oír nuestra voz todo lo que se pueda.

¿Qué ha ocurrido con el cambio de conciencia que se supone que debía traer la Era de Acuario en la que ya hace unos cuantos años entramos?

Yo creo que en cierta manera las cosas están cambiando. Cada vez hay más gente que se interesa por ámbitos como el Yoga, la meditación… Buscando formas de salir del victimismo, la queja y otras actitudes basadas en la inconsciencia. Con inquietud para avanzar hacia niveles más profundos de calidad de vida. Actualmente, no presto demasiada atención a conceptos generales como la Era de Acuario, en realidad a ningún cambio que no tenga que ver con trabajarse a uno mismo y poder ejercer una influencia positiva sobre los demás. Más allá de lo místico y teórico, algo que en realidad nadie sabe, el significado hay que encontrarlo en la vida cotidiana. El resto sólo nos distrae. Así, si tienes la oportunidad de poder compartir cualquier cosa que haya sido verdaderamente útil para ti en tu vida, eso sí es una auténtica bendición y puedes sentirte muy afortunado.

¿Crees que el proceso desencadenado por el coronavirus nos ha ayudado de alguna manera a focalizarnos en lo realmente importante?

Sí… La verdad es que en unos cuantos meses la vida a la que estábamos acostumbrados ha cambiado totalmente. Ya no podemos movernos como antes, los ritmos son diferentes, la forma de ganarse la vida se ha transformado y el miedo se ha generalizado. Asimismo, más allá de las limitaciones, también es cierto que la calidad del aire en las grandes urbes y la vida de muchos animales ha mejorado. Es evidente que, tal y como están las cosas, debemos aprender a convivir con el virus y no dejar de tomar precauciones… pero al mismo tiempo, no podemos abandonar lo que realmente significa vivir durante este proceso.

¿Cómo es tu relación con dos aspectos esenciales que últimamente las circunstancias han puesto tan de relieve como son la soledad y la muerte?

La muerte es algo que naturalmente se va acercando y cada vez voy aprendiendo a aceptar más. No obstante, no dejo de tener también el convencimiento de que tengo mucho por hacer todavía… Y respecto a la soledad, creo que para la mayoría de los que vivimos solos no deja de ser algo que vamos tratando de resolver o vivir de la mejor manera posible. En este sentido, para mí, lo que realmente funciona, es la meditación de cada mañana. Ese encuentro íntimo contigo mismo para recordarte quién eres más allá de tu soledad, miedos y preocupaciones. No hay que dejar de buscar la motivación día tras día para tratar de dejar un mundo un poco mejor… Tal y como nos recuerda la frase de Banksy: “Lo que haces resuena en la eternidad”. No hay que resignarse, cada vida importa.

¿Tienes algún sueño por alcanzar?

Me gustaría dedicarme más a la palabra, dejar de alguna forma mi legado reflejado sobre la página… Y obviamente, vivir aún con mayor libertad. Cerca de las montañas pero sintiéndome también cerca de la gente, compartiendo mis cambios con esperanza respecto al futuro.

Blog de Hargobind Singh

Conciencia, Desarrollo personal

Christian Carles-Tolrà: autoconocimiento para la autogestión

«Para poder gestionar tu vida, primero debes aprender a gestionarte a ti mismo»

Conferenciante especializado en psicología transpersonal, profesor del máster de desarrollo personal y liderazgo de la Universidad de Barcelona y terapeuta de Shiatsu y medicina tradicional china, Christián Carles-Tolrá (Madrid, 1960) es uno de los divulgadores más incombustibles del autoconocimiento en nuestro país. Hace ya unos 20 años que la inquietud por el desarrollo personal prendió con fuerza en su interior, y desde entonces, trabaja incansablemente para ayudar y acompañar a todos los que, cansados de vagar perdidos por los laberintos del mundo exterior, acuden a él en busca de una brújula para descubrir y recuperar el propio norte. Con ese objetivo creó en su día junto a su compañera de camino la escuela El Centro, uno de los espacios pioneros en su especialidad en Barcelona, desde donde inspira con sus propuestas a numerosas personas a emprender su autogestión.

El protagonista de la presente entrevista, que se muestra optimista por la oportunidad de cambio de paradigma que nos brindan los contextos de crisis, reconoce que sus proyectos le sirven a sí mismo de mucho para seguir avanzando y profundizando en su propio proceso de exploración personal, y no tiene reparos en admitir que su forma de acompañar no admite rodeos: a menudo, para avanzar y sanar de verdad, no queda otra alternativa que transitar el dolor.

¿Cómo te definirías a ti mismo?

Como una persona que está intentando descubrir quién es, cómo es y el mundo en el que vive, empujado siempre por una enorme curiosidad hacia todas las cosas. Y también como una persona que disfruta de la vida extraordinariamente… Descubrir la vida y el funcionamiento del ser humano, en todas sus facetas, con sus luces y sus sombras, es algo que realmente me fascina. Lo vivo como un proceso abierto de constante aprendizaje.

¿Cómo surgió la escuela El Centro?

Mi inquietud por comprender el mundo que me rodeaba y mis procesos internos quedó relegada hacia los 14 años por una visión más determinista de la realidad. Sin embargo, mi rechazo hacia el ámbito de la espiritualidad, a lo que sin duda contribuyó mi educación religiosa, cambió de repente cuando mi mujer enfermó de gravedad y se curó al margen de la medicina convencional cuando parecía que no había opción… El proceso de transformación interna que ella vivió a raíz de esa experiencia tuvo un reflejo directo en nuestro día a día, y eso acabó despertando en mí un gran interés por el ámbito del autoconocimiento. Fue así como decidí dejar el mundo empresarial para centrarme en atender y descubrir el ámbito más subjetivo de la realidad que había desatendido hasta entonces. Y de ahí nació el proyecto de la escuela…

¿Qué has podido constatar a lo largo de todos estos años?

Que el cambio que puedes llegar a generar en el mundo si te atiendes primero de todo a ti mismo es mucho más grande de lo que podemos llegar a imaginar. Cuando uno cambia, a partir de su propia voluntad, el entorno empieza a cambiar también… Es como una onda expansiva.

¿Vivimos en una sociedad muy enferma?

Completamente. Creo que no conozco a nadie que no tenga una farmacia en su casa, aunque sea de medicina alternativa… La verdad que cuesta mucho encontrar a personas que tengan sus pensamientos, sus emociones y sus acciones mínimamente ordenados. Lo cual no quita que esta sea también una sociedad que ha conseguido grandes logros. Siento que todo el dolor, sufrimiento y sacrificio de las generaciones anteriores ha sido necesario para poder tener hoy en día un mundo con un conocimiento tecnológico en el que se pueden generar las posibilidades para que sus habitantes no sigan siendo esclavos de unos patrones y se autorrealicen.

Sin embargo, innumerables personas utilizan a diario la tecnología para la distracción…

Las posibilidades están ahí y yo me refiero a un ámbito muy concreto de ese conocimiento… Obviamente, la tecnología puede ponerse al servicio de la conciencia, pero también al servicio del ego…

A menudo es fácil caer en el desánimo mirando alrededor…  

Tiempo atrás tenía una visión muy pesimista y estaba convencido de que la autorrealización iba a ser siempre algo únicamente para unos pocos. Pero a medida que me he ido abriendo hacia el exterior en mi proceso de autoconocimiento, me he ido dando cuenta de que hay mucha otra gente haciendo una labor extraordinaria en el proceso de extender el cambio de conciencia. En lugar de luchar por cambiar el sistema, creo que es mucho más efectivo centrar las energías en ayudar a cambiar a las personas. No obstante, incluso en el ámbito de ciertas corrientes espirituales aún hay una gran tendencia a buscar cambios externos sin atender la auténtica necesidad: el proceso de cambio interno.

¿Por qué crees que cuesta tanto aceptar y asumir la propia insatisfacción vital?

Prácticamente cualquier persona que decide empezar a destapar sus desórdenes lo hace encontrándose ya muy desordenada tras años y años de condicionamientos que se han ido almacenando en el subconsciente. Y el mecanismo asociado al piloto automático de supervivencia dentro de nuestros patrones más conocidos se activa con mucha facilidad, incluso en las personas que se encuentran en un proceso de desarrollo espiritual. De hecho, hemos puesto la maravillosa capacidad de nuestra inteligencia al servicio de tapar nuestros conflictos. Nos hemos hecho expertos en tapar…

¿Es posible meditar y al mismo tiempo engañarse con facilidad?

Si centro mis esfuerzos en meditar pero me aparto del mundo para que nada perturbe el gozo que experimento en ese espacio, para mí, eso no es un proceso de crecimiento espiritual. En cualquier camino de desarrollo hay que poner mucha atención porque a la que te descuidas ya estás tapando… Además, hay que tener también en cuenta un peligro añadido; cuanto más sabes, menos hay que tapar pero al mismo tiempo también sabes tapar más…

La importancia de la honestidad con uno mismo…

Otra de las cosas básicas que he aprendido a lo largo de todo este tiempo, es que yo sólo enseño aquello que he descubierto dentro de mí. Las enseñanzas externas pueden servirte de inspiración, pero todo tiene que acabar pasando siempre por la propia experiencia para que te pueda servir de verdad. Relacionado con todo esto, también me llama mucho la atención que a menudo esperamos que lleguen los días de vacaciones para desconectar, pero nos preguntamos muy poco a qué estamos conectados durante todo el año para desear tanto que llegue el momento de desconectar… Si atendiéramos más este aspecto, nos daríamos cuenta de nuestras contradicciones, y como queremos evitarlo a toda costa por eso necesitamos drogarnos, distraernos y evadirnos de múltiples maneras… Al final, tapar es un mecanismo de protección para evitar sentir la propia contradicción.

Aún hay mucha gente que defiende la felicidad de la inconsciencia…

No querer darte cuenta de la posición en la que estás no te evita estar ahí y seguir sufriendo las consecuencias a través de múltiples conflictos. Y si crees que no tienes ningún conflicto, seguramente es porque has ido restringiendo y limitando tu vida a aquellos aspectos donde no los sientes. Conocerte no empeora la situación en la que ya estás, en todo caso sólo te puede llevar a mejorar.

¿Y qué es lo que nos suele empujar a dar un paso adelante?

No siempre tiene que partir de una crisis profunda… Se puede originar a partir del cuestionamiento de un sistema o modelo de vida que un buen día deja de servirte porque te das cuenta de que a pesar de tenerlo aparentemente todo, te sientes insatisfecho. Ese paso suele producirse cuando uno empieza a plantearse seriamente qué puede haber  más allá de lo conocido.

¿Crees que el autoconocimiento es un valor en alza?

Siento que cada vez hay más personas con la necesidad de indagar para estar mejor, pero a muchas de ellas aún se les hace demasiado arduo entrar y rebuscar en según qué lugares internos donde inevitablemente también vamos a encontrar dolor. Hace 15 o 20 años, meditar era similar a formar parte de una secta, mientras que hoy en día la oferta de crecimiento personal es tan amplia que cada persona con un mínimo de inquietud puede encontrar lo que más se ajuste al momento en el que se encuentra.

¿Cómo valoras los recursos de la educación convencional para el desarrollo íntegro de la persona?

Yo sólo puedo hablar por mí, y en este caso, a mí se me enseñó perfectamente cómo no se tiene que enseñar… Es decir, que todo mi proceso de educación fue un recorrido de lo que no se tiene que recorrer. Creo que prácticamente no puedo salvar nada de la educación que recibí. No obstante, haber tenido una educación religiosa me ha permitido darme cuenta de que, en el fondo, leyendo entre líneas, las personas que me la transmitieron estaban intentando explicar lo mismo que yo explico ahora. Ahora bien, las alegorías que transmite la religión hay que saber traducirlas y aplicarlas al día a día. En este sentido, este conocimiento a mí me ha ayudado mucho. Aunque sea como perlas que hay que saber encontrar y pulir dentro de un vertedero.

Si Dios pudiera hablar…

Más allá de cualquier voluntad, para mí Dios se manifiesta en la totalidad. Y es increíble la tergiversación que se ha llegado hacer de un mensaje que en el fondo habla de amor y que al mismo tiempo nos lleva a matar por ello… En su propia etimología, la religión nos habla de unión y no de separación.

¿Cómo resumirías el enfoque que persigues en tus proyectos?

Que cualquier persona, más allá de todo lo que le ha venido dado, se pueda apoderar de su singularidad y de su propia vida. Para poder gestionar tu vida, primero de todo debes aprender a gestionarte a ti mismo.

¿Cuál es tu visión acerca de la presencia?

Es muy simple… Si no hay presencia, hay piloto automático. Es decir, hay ego. El ego siempre va a estar ahí, pero el problema no es que esté, sino estigmatizarlo y no saber qué hacer con él… La presencia desde la visión interna es algo que siempre ha estado también en la base de todas las religiones, pero esto ha ido derivando únicamente hacia la visión externa; es decir, en la creencia de que dependo de algo externo que me vigila. Ya sea Dios, mi padre, mi madre, mi pareja, mis hijos… El 99% de la población aún sigue entregando diariamente su propia autonomía en busca del reconocimiento externo.

Y huimos de la contemplación y el silencio…

Hay mucha confusión respecto a esto… La vida contemplativa no se trata de una actitud pasiva, sino de adoptar una observación sin juicio de lo que ocurre a tu alrededor. Un darme cuenta de las cosas que suceden y más allá de criticarlas o rechazarlas, ver qué tienen que ver con mi vida. La vorágine del pensamiento en la que nos hallamos inmersos nos ha hecho volcarnos por completo en el mundo objetivo, olvidándonos de algo fundamental: dónde estoy yo como sujeto.

¿Qué visión nos ofrece la psicología transpersonal?

Ir más allá de la personalidad y los mecanismos de defensa que construye el ego para crecer. Mientras que la psicología conductista, de corte más tradicional, estudia al individuo como si fuera un animal, la transpersonal busca apoderarse de esa condición animal para convertirnos en seres humanos.

Se pueden practicar muchas disciplinas de desarrollo personal y espiritual y estar desconectado del amor real… ¿Cómo es el amor de verdad?

Ciertamente, existe un ego espiritual tremendo… Aún se confunde mucho amar con querer, que es lo que tiene lugar siempre que estoy buscando algún tipo de prestación. En el amor consciente no hay dolor ni ningún tipo de desorden, aunque sea algo que cueste de asimilar.

¿Qué argumentos darías a un lector de prensa diaria para invitarle a tener una visión positiva de la vida?

Que lo lea como si fuera un extraterrestre… Cuestionando, poniendo en duda y tomando distancia…

¿Cuál es tu actual grado de optimismo real?

En este sentido, considero que, a pesar de todo, a nivel de conciencia, vamos dando pasos adelante hacia una dirección interesante…

¿Y cómo llevas la relación con tu propio ego?

Intentando apropiarme de él y que no se apropie demasiado de mí… Sea como sea, no es algo que a día de hoy me genere conflicto.

Un libro y una película para inspirar el despertar…

Ahora mismo, recomendaría dos películas; Gravity, que explica todo el proceso transpersonal, y Pinocho de Walt Disney, que en el fondo viene a explicar lo mismo pero de una manera mucho más sencilla. Y en cuanto a libros, si tuviera que quedarme con uno sería el Tao Te King, que reúne belleza, sabiduría, poesía… Aunque no soy muy partidario de recomendar libros, ya que considero que no hay mejor libro que la propia experiencia personal, por tanto, la mejor recomendación sería leer lo que ya llevas dentro.

¿Y un último mensaje que quieras resaltar para terminar?

No te creas nada.

Conciencia, Yoga

Danilo Hernández: un maestro cercano al servicio del yoga

«El yoga genuino promueve una transformación profunda y completa de la persona»

Con la semilla del yoga latiendo desde una edad bien temprana con fuerza en su interior, Danilo Hernández (Madrid, 1954) comenzó a ejercer la práctica de forma autodidacta a la edad de 16 años, y a partir de ahí, no dejó de ahondar y progresar en esta disciplina de la mano de reconocidos maestros como André Van Lysebeth, Swami Niranjanananda o Paramahamsa Satyananda, de quien recibió el nombre de Swami Digambarananda Saraswati. Desde 1984 permanece vinculado a la Bihar School of Yoga de Munger, India, donde fue reconocido como Yogacharya (maestro de yoga) y sigue acudiendo periódicamente para perfeccionar sus conocimientos y profundizar en las enseñanzas.

En la siguiente entrevista, Danilo Hernández nos expone ampliamente su visión de la técnica a la que ha consagrado su vida, aportándonos un enriquecedor testimonio sobre el necesario, y a menudo tan difícil, equilibrio entre tradición y modernidad a la hora de mantener bien viva la llama de la poderosa herramienta de transformación que es el yoga sin llegar a desvirtuar su esencia. El que sin duda es en la actualidad uno de los mayores conocedores y difusores del yoga en Occidente, dirige la Escuela de Yoga Bindu en Madrid e imparte regularmente cursos en muchas ciudades españolas y en Sudamérica, desarrollando así de forma infatigable el importante sentido que tiene para él la vocación de servicio. Hernández es también el autor de uno de los títulos que no debería faltar en la biblioteca de todo buen amante y estudioso del yoga: Claves del Yoga. Teoría y Práctica (Ed. La Liebre de Marzo).

¿Qué es para ti el yoga?

El yoga es un sistema que se concibió con el objetivo de que el ser humano pudiera alcanzar salud y armonía total en todos los aspectos de su personalidad. En mi caso y después de muchos años de práctica, se ha convertido en mi forma de vida. Consciencia en cada momento y espíritu de servicio, son los principios del yoga que intento aplicar en mi vida cotidiana.

¿Cuánto tiene de ciencia, cuánto de filosofía y cuánto de espiritualidad?

Yo diría que incluye los tres aspectos en igual proporción. Por un lado, es una ciencia que utiliza como laboratorio el cuerpo-mente. Un sistema empírico de transformación cuyos resultados y beneficios han sido constatados a lo largo de la historia y  comprobados por la ciencia moderna desde hace decenios. Por otro lado, el yoga es una de las seis Darshanas o escuelas filosóficas de la India. No es una filosofía al estilo occidental que se basa en la especulación. Es más bien una filosofía al estilo de las antiguas escuelas griegas que se fundamenta en la experiencia directa para llegar a la comprensión de la Realidad Última. Asimismo, el yoga es también un camino espiritual para todos aquellos que quieran descubrir su verdadera identidad y su unidad con Todo.

¿Qué te empujó hacia la senda del yoga?

Cuando tenía seis años solía sentarme en la playa con las piernas cruzadas y permanecía en silencio largo tiempo mientras mis hermanos y los otros niños no paraban de jugar. Mi madre se preocupaba mucho y venía una y otra vez a decirme que jugara con mis hermanos… Ahora sé que experimentaba estados meditativos de forma espontánea. Creo que el yoga estaba inherente en mi naturaleza desde el principio de mi vida. A los trece años, ojeando un libro que estaba leyendo mi padre, encontré la palabra yoga y aunque no conocía su significado me causó un gran impacto. Intuí que detrás de esa palabra se escondía algo inmenso. La palabra yoga quedó completamente grabada en mi mente. A los dieciséis años, cayó en mis manos el primer libro de yoga e inmediatamente me puse a practicar asanas y relajación. Me resultaba algo muy familiar y lo disfrutaba mucho. Durante tres años practiqué de forma autodidacta y a partir de ahí comencé mi formación con reconocidos Maestros.

¿Cómo ha ido evolucionando tu relación con esta técnica a lo largo de los años?

Al principio lo veía como una serie de ejercicios que me ayudaban a tener buena salud y a conseguir una excelente forma física. Luego se convirtió en una búsqueda, en una Sadhana. Pasó a ser la prioridad de mi vida. Un proceso de auto-estudio que conllevaba la purificación de la mente y el aprendizaje de su manejo adecuado. Al hacerme profesor de yoga adquirió una dimensión mucho más social. La maduración de este proceso desembocó finalmente en mi “forma de vida” cuyo eje es el servicio a los demás.

¿Y cómo la has visto evolucionar en nuestro entorno social?

A principios de los setenta éramos muy pocos los que nos acercábamos al yoga. En su ambiente se respiraba mucha autenticidad y compañerismo. El yoga en aquella época era algo “raro” para la sociedad y hasta levantaba cierta sospecha… A veces nos sentíamos un poco clandestinos. La mayoría de la población ignoraba de qué se trataba. Con los años, su difusión fue en progresivo aumento hasta la impresionante popularidad que ha alcanzado en la actualidad.

Es maravilloso que tantas personas puedan beneficiarse del yoga en nuestros días. Pero es también una lástima la comercialización tan abusiva que se está produciendo y que lo está reduciendo a un artículo más de consumo. Hoy día, en el “mundillo” del yoga abundan los mercaderes y especialistas en marketing que están implantando una visión simplista, fragmentada y a veces muy deformada. Los “industriales” del yoga están difundiendo una imagen donde predomina un yoga de “leotardo, fitness y pirueta”. También es verdad que cada día son más las personas interesadas en profundizar en el yoga genuino. Esto último nos permite vislumbrar un horizonte futuro muy optimista.

¿Qué requisitos básicos consideras que debería reunir un practicante para sacarle un buen provecho a su práctica?

Los “Yoga Sutras” de Patanjali resumen magistralmente las cualidades que deben acompañar la práctica, y por tanto, poseer el practicante. Estas son Abhyasa y Vairagya. Abhyasa representa la constancia, la regularidad y la determinación. Vairagya es la actitud de no-apego, la ausencia de expectativas con respecto a los resultados de la práctica.

¿Y cuáles deberían ser las principales virtudes de un buen profesor?

Un buen profesor, antes que nada, tiene que ser un buen practicante. Un punto clave es que tenga una buena preparación, es decir, un conocimiento y comprensión profunda de la teoría y la práctica del yoga. Algunas de  las cualidades que definen al buen profesor son: la generosidad, la honestidad, la humildad, el realismo, el sentido común, no ser dogmático ni sectario, el espíritu de servicio, el afán de superarse, la paciencia, etc. Y si posee un buen sentido del humor, mejor que mejor. Tendría que ser capaz también de ponerse en la piel del alumno y comprender cuáles son sus verdaderas necesidades y el modo de ayudarle a satisfacerlas. Y por supuesto, debería ser una persona decidida a seguir aprendiendo, creciendo y ayudando.

Según tu experiencia, ¿qué otros obstáculos además de la inconstancia y las expectativas pueden desvirtuar la esencia del yoga?

En cuanto a la práctica se refiere, la falta de discernimiento (viveka) puede ser un gran obstáculo. El practicante ha de desarrollar una total comprensión de los ejercicios que realiza y de la actitud que propone el yoga a la hora de realizarlos. Otro obstáculo que destruye el yoga es la práctica mecánica.

En general, parece ser que en la práctica habitual aprovechamos un porcentaje muy pequeño de todo lo que nos puede ofrecer el yoga… ¿Cómo lo sientes?

El yoga genuino promueve una transformación profunda y completa de la persona. Si nos remitimos a la práctica de unos meros ejercicios seguro que obtendremos algunos beneficios pero no el desarrollo de todo nuestro potencial. Para que el yoga nos reporte todos sus beneficios es muy importante que sus principios y actitudes los integremos en nuestra vida cotidiana.

¿Qué puede estar fallando si la práctica no nos lleva a un estado de armonía y felicidad?

Puede que lo que esté fallando sea la actitud del practicante. Todo el proceso del yoga se sustenta sobre el pilar de los códigos éticos de Yama y Niyama. Si se ignoran estas actitudes, lo cuál desafortunadamente es muy habitual, los efectos profundos del yoga no fructificarán. Si practicamos yoga como unas técnicas que nos van a proporcionar tales o cuales beneficios estamos convirtiéndolo en un proceso mecánico. Así nos sentiremos bien transitoriamente, pero en cuanto nos confrontemos con la vida volveremos a tener problemas. Es muy típico el caso de personas que han practicado yoga durante años y a la primera de cambio, ante situaciones normales de la vida, se desestabilizan.

Un mal muy común… ¿Cómo podemos solventarlo?

Creo que esto es el resultado de una práctica superficial y que no se ha integrado en la vida cotidiana. Sucede porque la práctica de ejercicios despojada de la actitud adecuada puede mejorar nuestra forma física pero no produce crecimiento ni transformación. A veces se queda en un mero “culto al cuerpo”. De ahí, la importancia de combinar la práctica del Hatha Yoga con otras vías como el Raja Yoga, Gñana Yoga, Karma Yoga o Bhakti Yoga. Esto es lo que recomienda la tradición milenaria del yoga. De este modo, el yoga no será una simple práctica de ejercicios y se convertirá en un “estilo de vida”. Es la expresión de la actitud yóguica en la vida cotidiana lo que proporciona la verdadera armonía y la felicidad.

¿Cómo encontrar el equilibrio entre una sana disciplina y la no rigidez?

Es frecuente que el principiante se vuelva rígido en los primeros pasos en su andadura en el yoga. Suele estar muy preocupado consigo mismo y necesita aferrarse a las prácticas, objetivos y resultados. A veces se toma el asunto demasiado en serio y a la tremenda… Lo normal es que con el tiempo se vaya relajando y comprenda que la verdadera disciplina no es un asunto de imponerse actitudes férreas sino de dar un cauce adecuado y armonioso a sus energías. El equilibrio que mencionas aparece cuando se madura y se desarrolla un verdadero discernimiento. Como consecuencia, aparecen las cualidades de naturalidad y espontaneidad que son inherentes al auténtico proceso del crecimiento personal.

¿Tomarnos más en serio la importancia de la respiración es una de las grandes asignaturas pendientes?

En una entrevista para una radio argentina la periodista me preguntó si la respiración era la columna vertebral del yoga. La respuesta que me vino inmediatamente a la mente fue que la columna vertebral del yoga es la Consciencia y que la respiración es la columna vertebral de la vida… Vida y respiración son lo mismo. La respiración interconecta todos los aspectos de la personalidad de modo que tal como se respira así se vive. Tener una vida sana y feliz depende de que seamos capaces de respirar correctamente. El yoga nos ayuda a rehabilitar la respiración incorrecta o deficiente y nos enseña cómo sacar un provecho óptimo de esta función vital y esencial. Sin lugar a dudas, tenemos que darle a la respiración la importancia que se merece. Conocer cuáles son las pautas de la respiración adecuada debería formar parte de la cultura básica de todo individuo. De este modo, se evitarían muchísimas dolencias y desequilibrios y mejoraría muy notablemente la salud y la calidad de vida de la población en general.

¿Y cómo crees que andamos respecto al trabajo sobre la mente? ¿Andamos muy cojos de Raja Yoga?

Esta sí que es la gran asignatura pendiente. Es verdad que el yoga mental no ha tenido el auge que merece pero también es verdad que la situación está cambiando y asistimos hoy día a un florecimiento del Raja Yoga que parece imparable. Estamos entrando en la era de la Meditación. Buda y Patanjali coinciden en que la raíz de los padecimientos del ser humano está en la mente. Sus enseñanzas ponen el acento en los códigos de actitudes éticas y en la metodología de la Meditación que realiza la purificación de la mente y el despertar de todo su potencial.

Pues parece que en Occidente aún no lo tenemos demasiado claro…

La mentalidad occidental es muy superficial y ha priorizado los aspectos corporales de las prácticas yóguicas. No obstante, todos los adeptos que profundizan en el trabajo corporal, más tarde o más temprano, desembocan en la práctica de la meditación. Es un proceso evolutivo natural. Yoga y Meditación son palabras sinónimas. La meditación es el trasfondo y esencia de todas las vías del yoga. El futuro de todo practicante que esté decidido a profundizar en la trasformación de sí mismo será la inmersión en la meditación.

¿Cómo debería ser el proceso de trabajo en las vías del Gñana Yoga, Bhakti Yoga y Karma Yoga para llegar al desarrollo integral de la persona?

Todas las sendas del yoga tienen sus peligros si no se abordan correctamente. El Gñana Yoga tiene el peligro de convertirse en una vía meramente intelectual. Cuando el proceso del Gñana Yoga se encauza de modo adecuado aparecen el discernimiento y la comprensión de la unidad de todo. Desde esta experiencia, brota entonces naturalmente el sentimiento amoroso del Bhakti Yoga. Y a partir de aquí, florece de forma espontánea la actitud de servicio desinteresado del Karma Yoga. No obstante, como se suele decir, “todos los caminos llevan a Roma…”, así que cada persona debe seguir la vía del yoga hacia la que tenga más afinidad. En la medida en que el practicante vaya madurando se irán integrando de modo natural las otras vías del yoga.

Estas tres vertientes son aún bastante desconocidas para muchos practicantes que no han ahondado en la tradición…

El “Bhagavad Gita” representa la quintaesencia del yoga y describe los tres senderos que permiten alcanzar la liberación: Gñana Yoga (vía del discernimiento-sabiduría), Bhakti Yoga (vía del amor-devoción) y Karma Yoga (vía de la acción-servicio). Nos proporciona una visión global del yoga en la que los tres senderos confluyen y se integran dando como resultado el equilibrio entre la cabeza, el corazón y las manos, la armonización de todos los aspectos de la personalidad humana.

Aunque son tres senderos distintos que contienen sus propios métodos, en cierto sentido, son un mismo y único sendero y conducen a un mismo fin. Como ya he dicho anteriormente, independientemente del sendero que se siga, es normal que las otras vías vayan integrándose de forma natural como consecuencia del proceso de transformación y maduración del practicante. Los tres senderos terminan fundiéndose en uno. Ello conlleva la unificación y armonización de los tres ámbitos del individuo: “intelecto-sentimiento-acción” y representa la visión y desarrollo integral del yoga.

¿Cómo orientarse hoy en día si se quiere empezar a practicar o profundizar en la esencia ante la multitud de propuestas de yoga imperantes?

A los que quieren comenzar a practicar yoga les recomendaría que lean algún buen libro donde se describa el yoga genuino y su verdadera dimensión. Esto evitará que luego les den “gato por liebre”. Lo segundo sería buscar una buena escuela cerca de su domicilio ya que así no tendrán necesidad de largos desplazamientos y se asegurará una práctica mas regular. Si las enseñanzas o el profesor no les convencen tendrán que seguir buscando… En el profesor tienen que percibir una persona honesta, humilde, competente, flexible, no dogmática y a ser posible que esté ligado a una escuela o enseñanzas reconocidas. También les diría que eviten los profesores con síntomas de “yoga-star o vedettismo”, los que expresan el yoga en forma de adoctrinamiento, los centros que desprenden un tufo comercial; “Mcyogas”,  “Yogashops”,  “Yogafitness”… y las escuelas que abusan del marketing y la propaganda. En cualquier caso, tendrán que desarrollar su discernimiento y encontrar el estilo de yoga y el profesor que les resulte más afín. Y para los que quieran profundizar en la esencia del yoga, se impone el estudio de los textos tradicionales, como los “Yoga Sutras” de Patanjali, el “Bhagavad Guita”, el “Hatha Yoga Pradipika”, etc.

¿Qué opinión te merece que haya cada vez más prácticas que utilicen técnicas o aspectos aislados del yoga?

Mejor que utilicen técnicas aisladas del yoga que no utilicen nada. Esto enriquecerá de modo notable sus sistemas. Eso sí, estaría muy bien que tengan la honestidad de reconocer lo que el yoga ha aportado a sus sistemas y no se apropien del yoga como si lo hubieran inventado ellos. En este sentido se ve que abunda una rapiña vergonzosa…

¿Cómo ves todo el tema referente a la actual voluntad de regularización de la profesión del yoga?

No estoy al día de cómo marcha este proceso de regularización. La regularización de la profesión de profesor de yoga me parece un asunto lógico y muy necesario. Con ello se podrán evitar el intrusismo, la calidad deficiente de la enseñanza y muchos otros problemas como la actual proliferación de cursos de profesorado, algunos de los cuales están orientados al puro negocio y levantan gran sospecha en cuanto a la solidez de la formación. Por poner un ejemplo; hemos visto barbaridades como anuncios para hacerse profesor de yoga en quince días. En fin, sobran los comentarios…

¿No es absurda, en un ámbito como éste, la pugna que parece que se puede estar dando para imponer una determinada visión?

Por ser el universo del yoga tan amplio y variado resulta un tema complejo. Además, al ser un pastel muy apetitoso, se está viendo como son muchos los que quieren tomar su pedazo en este próspero negocio. No son solo los mercaderes y los oportunistas de turno. También se están apuntando ayuntamientos, comunidades autónomas, entidades universitarias, y en definitiva, muchos que desconocen o ignoran la filosofía y los códigos éticos del yoga y solo están interesados en “pillar cacho”. Sería buenísimo que los profesores y las escuelas de yoga pudieran llevar la iniciativa en este proceso. Ahora bien, habría que llegar a un consenso en el conjunto del país que garantice la  preparación y profesionalidad de los docentes del yoga y su normalidad jurídica.

¿Hasta qué punto crees que es necesaria la figura del mentor o gurú hoy día?

No se puede ser tajante en este asunto y existen todas las posibilidades. Pero desde un punto de vista realista, hay que reconocer que muy pocas personas son capaces de guiarse a sí mismas en el proceso del desarrollo personal. Es evidente que tener la ayuda de un maestro representa una gran ventaja. Yo diría que para practicar yoga es suficiente con tener un buen profesor. Ahora bien, si se está interesado en recorrer a fondo el camino del yoga es seguro que en algún momento será necesaria la relación con alguien que haya recorrido el sendero. Hay una fase en este camino que requiere confrontarse con la problemática que se arrastra del pasado y purificar todas las facetas de nuestra personalidad. En esos momentos, tener a alguien que nos pueda orientar supone una inmensa ayuda.

La relación mentor-discípulo parece que ha ido quedando bastante desdibujada en las sociedades modernas…

La relación profesor-alumno o maestro-discípulo es un arquetipo universal. Ha existido históricamente en todas las culturas, incluido el reino animal, donde las crías son instruidas por sus progenitores en el arte de la supervivencia. Los seres humanos, a lo largo de la vida, tenemos mentores en la escuela, el oficio, la universidad, etc. Por tanto, es lógico y normal tener también un maestro en el proceso del desarrollo personal.

En la tradición del yoga, esta relación es fundamental y ha sido siempre el eje de la transmisión de las enseñanzas. Muchas de las enseñanzas profundas están expuestas en los textos clásicos de un modo muy económico en palabras, a veces incomprensible, y necesitan ser interpretadas y transmitidas directamente por el maestro al discípulo. Esta relación culmina cuando el discípulo se convierte en su propio maestro. En cualquier caso, yo no me preocuparía por este asunto. Ya se sabe lo que dice la tradición: “Cuando el discípulo está preparado aparece el maestro…”.

¿Para ser un buen yogui hay que viajar alguna vez a la India?

En absoluto. Pero en otro sentido, yo recomendaría visitar este maravilloso país al menos una vez. La gran variedad de información y contrastes que aporta la cultura de la India puede enriquecer mucho nuestra visión de la vida. Entre otras muchas cosas, puede bajarnos de nuestro etnocentrismo cultural y hacernos comprender que la  felicidad auténtica no tiene que ver con la cantidad de cosas que acumulas y sí con una forma de vida sencilla y sin complejidades innecesarias.

¿Qué futuro le auguras al yoga?

El horizonte futuro del yoga me parece muy prometedor. El yoga genuino tiene más de seis mil años de antigüedad y goza de muy buena salud. En la actualidad, una parte de sus enseñanzas ha sido absorbida por la cultura social. Así, en algunos países, la práctica del yoga está siendo incorporada dentro de muchas empresas y en todo tipo de instituciones. También está siendo integrada en el sistema educativo y esto es especialmente relevante, pues supone la semilla del florecimiento de futuras generaciones de individuos más conscientes, éticos, creativos, sanos y armoniosos. En definitiva, una gran trasformación y posibilidad de enriquecimiento para la sociedad…

¿Prevalecerá el yoga genuino o nos tendremos que rendir a sus nuevas versiones?

El siglo XX ha sido el siglo del renacimiento y difusión del Hatha Yoga en todo el planeta. Y para mí, es evidente que el siglo XXI será el siglo de la meditación. En este sentido, cuando los mercaderes actuales del yoga y los pseudo-yogas que proliferan en estos días hayan caído por su propio pie y ya no estén aquí, el yoga genuino seguirá extendiéndose y siendo uno de los motores de la evolución de la consciencia humana. Es muy probable que también siga existiendo una versión comercial del yoga. Dejemos que los que quieran un yoga simplista también lo tengan, por qué no… Y dediquémonos a preservar el yoga auténtico, desarrollándolo y adaptándolo a las nuevas necesidades que vayan surgiendo.

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Conciencia, Desarrollo personal, Presencia

Sergi Torres: vivir la vida plena

“Lo que nos ocurre suele ser aquello que nosotros mismos decidimos experimentar”

Fisioterapeuta de formación y con estudios de psicopedagogía, Sergi Torres (Barcelona, 1975) vive volcado con entusiasmo en los últimos años en su faceta de conferenciante y divulgador de una nueva conciencia. Con sólo tres años de edad ya evidenciaba inquietudes existenciales y se hallaba estrechamente unido al sentido profundo de la vida, pero no fue hasta cumplir los 21 que esa semilla eclosionó con gran fuerza para cambiar radicalmente el orden de prioridades y volver a poner lo realmente importante en el lugar que corresponde. Lejos de la solemnidad y el arduo sacrificio que a menudo requieren ciertos caminos de crecimiento personal y búsqueda espiritual, el mensaje de Sergi es tan claro, simple y rotundo que roza lo desconcertante: la vida es felicidad, y si aún no somos felices es porque realmente no queremos serlo.

Con muchos nexos de unión en el fondo con diversas tradiciones y maestros, pero de un modo sencillo, fresco y cercano como pocos, sus propuestas van sobre todo dirigidas al corazón de todas aquellas personas que, dispuestas a tomar las riendas de su propia felicidad, están abiertas a desprenderse del miedo que nos produce la profunda transformación de nuestra mentalidad. En esta línea, Sergi Torres ha publicado diversos libros y ha sido la fuente de inspiración de la película “Yo, libre. Un viaje al instante presente”, que tal y como sucede con muchas de sus características y reveladoras charlas, puede verse gratuitamente a través de Internet.

¿Quién es Sergi Torres?

Sergi Torres es mi espacio de aprendizaje. Alguien que en algún momento de su vida se da cuenta de que la forma en que había vivido hasta ese momento era sólo una opción y no lo que se suponía que era… A partir de ahí, se abre todo un espacio de redescubrimiento constante de quién es Sergi Torres. Por tanto, ante esta realidad de cambio constante, siento que no tiene mucho sentido definir quién soy…

Empezaste muy pequeño con las inquietudes existenciales…

Es como si hubiera habido dos partes en mi vida. Por un lado, estaba el Sergi que iba al colegio y se relacionaba con sus padres y amigos, y por otro, el Ser que daba lugar a eso… Tengo recuerdos de una conexión con lo esencial y también, sintiéndome parte de este mundo, recuerdo que me hacía preguntas del estilo: “¿Quién he sido antes de ser Sergi?”. De muy pequeño tenía la sensación de que podía parar el tiempo y sentía que estaba llamado a transmitir ese conocimiento… La conciencia de ese Ser empezó a difuminarse en el momento que empecé a preocuparme por aprobar exámenes o a centrar mis esfuerzos en aprender memorizando cosas. Siento que mi conciencia se pasó de frenada al entrar en contacto con la faceta más racional de la persona.

¿Qué te ocurrió a la edad de 21 años?

Yo lo describo como una especie de volcán. Estando ya en la universidad, llegó un momento en que todo aquello que había ido quedando sepultado por mi personalidad y por mi forma racional de entender la vida, de repente resurgió de forma abrupta a la superficie. Fue así como empecé a recordar aquello que me era tan familiar y conocido cuando era pequeño, en un contexto en el que todo eso era opuesto o muy extraño. De esta manera, mi contexto cotidiano se vino abajo; perdí a todos mis amigos, mi familia no entendía qué me pasaba… y yo creía que me estaba volviendo loco.

¿Hubo algún suceso en concreto que desencadenara ese proceso?

Hay un suceso que no suelo contar para no generar confusión. Es decir, no fue únicamente el suceso el factor desencadenante, pero en parte sí. Me hallaba en un momento en el que cada vez estaba más interesado en cosas distintas a lo que me habían enseñado cuando fui a un taller de una de las médiums más reconocidas del mundo, Marilyn Rossner. Allí tuve una gran experiencia y algo se abrió de forma descontrolada…  Se disparó mi estado de percepción y los recuerdos de aquel contacto con lo esencial empezaron a sucederse como mares de lava. En el fondo, siento que era el momento de que aquello ocurriese y ocurrió de esa manera. La forma no es tan importante…               

Vivimos en un mundo lleno de impulsos y con infinidad de propuestas para todos los gustos, pero parece que no acabamos de encontrar el sentido… ¿Tan difícil es encontrar la verdadera paz?

Según mi propia experiencia, superficialmente llegué a descubrir que había un patrón o una inercia, pero no me conformé con ello, pues limitarme a la conciencia de ese patrón aún me hacía sentir que yo no podía hacer nada… Fue así como seguí investigando y me di cuenta de que lo que alimentaba esa inercia era el miedo a algo distinto. Las experiencias profundas que volvía a experimentar daban un vuelco a esos patrones y al mismo tiempo venían acompañadas de una gran sensación de inestabilidad, ignorancia y miedo. Fue así como me di cuenta de que no era difícil, sino que yo mismo era el que lo hacía difícil por miedo a que ocurriera. En el fondo, somos nosotros mismos los que estamos detrás dificultando nuestra propia liberación. En realidad, el encuentro con la paz es muy simple; sólo se trata de una visión sostenida con una voluntad férrea. Esa voluntad a menudo no existe justo por el miedo a que ocurra esa paz que transforme completamente mi mundo.                                         

Queremos ser libres, pero al mismo tiempo nos boicoteamos la libertad. Una gran paradoja…

Así es. Las paradojas no tienen movimiento en sí mismas; la solución de la paradoja no genera una conclusión que genere un movimiento. Por eso los seres humanos tampoco nos movemos. Puede parecer que evolucionamos, que la tecnología es un gran avance… pero en el fondo es falso. Seguimos anclados en el mismo punto de conciencia precisamente a causa de esa paradoja; el quiero y no puedo porque en realidad no quiero.

En el fondo no somos verdaderamente responsables de nosotros mismos…

Esa responsabilidad, primera y última, es básica. Hay muy pocos seres humanos hoy en día que estén abiertos a responsabilizarse completamente de su historia personal. Aún hacemos demasiada bandera del victimismo…

¿Cómo definirías la conciencia?

Sé que la conciencia, desde la perspectiva humana, no es clarificable… Cuando pasas a ser parte de la Conciencia Universal, las definiciones desaparecen. Muchas veces, desde la perspectiva humana más corriente, se asocia ser consciente a un cierto inmovilismo y pasotismo respecto al mundo, cuando en realidad es justo al revés; la conciencia esencial es pura creatividad constante. El enfoque mental-racional no sirve de mucho… No soy yo el que llega a ser consciente de esta creatividad esencial, sino que es ella la que despierta en mí.

¿Cómo vivir centrados, más acorde a nuestra esencia, en una realidad alienante y con una mente llena de niebla?

A menudo no tenemos los recursos necesarios, pero siempre nos queda la voluntad. Todo lo que yo experimento parte de un origen, y ese origen es mi esencia. Quizás yo no puedo ser consciente de mi esencia, pero sí de sus efectos; lo que pienso y siento a cada momento. De esto sí que puedo ser consciente y trabajar con ello. Así pues, si con voluntad, yo decido aceptar cómo soy, cómo siento, cómo me veo y lo que pienso, entonces estoy aceptando la esencia. Esta aceptación es lo que me permite viajar a través de los pensamientos y las emociones hasta llegar a su origen. Mientras que, normalmente, para querer llegar a esa conciencia esencial, acostumbramos a rechazar los pensamientos y emociones que creemos que nos lo impiden, y así, es como nos alejamos de nuestra esencia.

¿Para estar en paz, hay que hacer las paces con todo?

Así es, pero sobre todo tenemos que tener en cuenta que estar en paz no es una técnica ni un método, es una decisión. Quizás no disponemos de muchos recursos, pero sí que podemos entrenarnos y prepararnos para tomar con firmeza esa decisión.

¿Qué relación tienen la felicidad y el sufrimiento con la vida?

La vida, en esencia, es felicidad. Cuando pierdo esta conciencia, olvido lo que es. Este es el estado mental generalizado de los seres humanos. Así, nos hemos inventado otra felicidad, pero que en el fondo nos hace sufrir, porque cuando la alcanzo, sufro por retenerla o sufro por perderla. Esto hace que la felicidad, tal y como la entendemos a menudo, sea tan voluble, imperando el sufrimiento. No se trata de que seamos felices, sino que somos felicidad… Hemos llevado la felicidad a un ámbito emocional, un espacio muy inestable y volátil, especialmente hoy en día. Por tanto, cualquier cosa que logre alcanzar desde el ámbito emocional, ya sea paz, ya sea amor emocional, en algún momento me va a llevar inequívocamente a sufrir. Siempre sufrimos hasta que utilizamos el sufrimiento para darnos cuenta de que, en esencia, es felicidad. Ahí vuelve a aparecer otra vez la gran paradoja…

La vida como felicidad… ¿Cómo explicárselo a los que más sufren?

Es imposible. En el 1213, sólo se podía hablar de que la tierra no era plana con aquellos que estaban abiertos a plantearse otra visión. Así, hoy en día, sólo puedes plantear la salida al sufrimiento, es decir, que el sufrimiento, en esencia, sólo es felicidad mal comprendida, a aquellos que están abiertos a tener una perspectiva distinta de su sufrimiento. Muy pocas personas hoy en día están dispuestas a ello. El sufrimiento se suele ver a menudo como algo nuestro, y así, inconscientemente, lo poseemos, nos aferramos a él. Sería como un osito de peluche hecho de cristales y clavos, pero que nos ha acompañado durante toda nuestra vida.

¿Buscando la felicidad la postergamos?

Buscar la felicidad significa necesariamente que no soy feliz. Por tanto, cuanto más la busco, más confirmo que no lo soy. Tenemos miedo de darnos cuenta de que lo que estamos sintiendo justo ahora es felicidad mal comprendida porque esto nos hace experimentar una cierta forma de felicidad, y también hace que nos demos cuenta de que hemos estado equivocados toda nuestra vida en nuestro camino de búsqueda de la felicidad, en el que tanto hemos sufrido y tanto hemos hecho sufrir a los demás. Esto nos acaba llevando hacia la pura honestidad y depende, de nuevo, de una decisión.

¿Qué diagnóstico puedes hacer del contexto de crisis?

En primer lugar, hay que recordar que tenemos el poder de ejercer esa decisión de ir más allá de nuestra personalidad para residir en el Ser. Desde ese espacio, te das cuenta de que no somos seres sociales, ni culturales, ni económicos… Ver esto, te hace ver también que no estás en crisis ni has entrado nunca en ninguna crisis. Simplemente, estás viviendo experiencias. Usar nuestro poder para intentar salir de las crisis o cambiarlas, implica que tengo que sacar mi poder de esa decisión de estar en la esencia para caer igualmente en las redes de ese conglomerado de creencias, moral, etc…

¿Se podría decir que toda lucha es una huida hacia delante?

Cuando llegue el día en que un gran número de seres humanos logre dar ese paso adelante para no identificarse con ninguna estructura externa, la sociedad, la economía, la cultura, el arte… adquirirán su máximo exponente porqué será lo más esencial lo que se expresará a través de estos canales sin interferencias.

¿Por qué tenemos tanto miedo y cuesta tanto reconocerlo?

Tenemos miedo del miedo porque es la puerta a la paz, a lo esencial. En el momento en que una conciencia deja de ser consciente de su felicidad o de su presencia, la primera sensación que surge es el miedo, y es embarcándose en ese miedo que uno empieza luego a tener miedo del miedo. La manera de que esto empiece a disolverse es dando espacio a las emociones, ya que detrás de toda emoción podemos encontrar siempre trazas de miedo. Si en lugar de huir de lo que siento me dirijo hacia ello encontraré el gran pánico de la conciencia humana; no saber quién soy y por qué estoy viviendo la vida que vivo. Si a partir de ahí, consigo dar un paso más, el gran paso, alcanzaré la ausencia de miedo; la paz perfecta.

Es un proceso en el que tenemos que afrontar un cierto tipo de muerte…

Así es. Se trata de desprenderte de algo que crees que eres tú y que además, a menudo, se suele creer que sólo eres eso… Para el inconsciente, pasar a ser consciente es como un suicidio.

¿Hay algún método para lograrlo?

Hay un método universal, que además es excepcional y bajo mi punto de vista es el único: la vida de cada uno. La vida particular, vivida realmente, plenamente, te lleva a la salida del sufrimiento. Así pues, en el fondo se trata de algo lógico y simple, nada difícil. No es algo que yo tenga que hacer porque la vida ya tiene lugar, sino simplemente, tengo que dedicarme a vivirme.

¿Viviendo de esta manera se sana el inconsciente? ¿Deja de ser necesario, por ejemplo, el psicoanálisis?

Cualquier situación particular, sea la que sea, vivida con plenitud, puede llevar a la liberación. De esta manera, una persona que lleva varios años realizando una terapia psicológica, si pasa a vivir esta circunstancia de manera plena, implicándose realmente al cien por cien, seguramente conseguirá dejar de necesitarla. Parece ser que el método de aprendizaje que más elegimos es el sufrimiento, así que mejor aprender de él cuanto antes para poderlo abandonar. Cuando consigo vivir plenamente mi sufrimiento, éste empieza a desaparecer…

Se suele decir que el amor es el mejor antídoto para el miedo, pero ¿qué hacer cuando amar también da miedo? ¿Cómo amar de verdad?

A menudo se tiene la sensación de que cuando consigamos alcanzar el amor, visto como algo externo, entonces mi miedo desaparecerá. Pero no es así. Mi miedo ya es una forma de amor, muy desenfocada quizás, pero si yo me abro a sentir mi miedo, lo estaré aceptando y podré amarlo; por tanto, ese gesto es lo que me lleva a sentir que mi miedo en el fondo es amor. Una vez más, no hay nada alcanzable porque ya somos todo. Cuando te das cuenta de que dentro del mismo miedo está el amor surge una carcajada, pues te das cuenta de que los motivos por los cuales has estado buscando toda la vida, ya eran en sí mismo los resultados de eso que tanto buscabas.

¿Nuestra interpretación de la realidad es muy limitada?

Sólo con que sea un poco sesgada, a lo que miramos ya no le podemos llamar realidad. Por tanto, no se trata de que la malinterpretemos, sino que directamente no la vemos. En el momento en el que no vemos completamente la realidad, estamos completamente ciegos, aunque puedas pensar que estás sólo un poco ciego. La Conciencia Absoluta es absolutamente radical; o ves o no ves, o es real o no es real. No admite las medias tintas que tanto nos gustan a los seres humanos…

¿Cómo podemos aprender de los conflictos?

El punto clave es tomar la decisión de dar la bienvenida a todo lo que llegue, sea lo que sea. Eso no quiere decir que tenga que estar contento o agradecido de un conflicto, pues puedo estar muy asustado o muy rabioso, pero al darle la bienvenida puedo ver desde dónde se origina mi rabia o mi miedo. Entonces puedo utilizar el conflicto como método para descubrir la esencia de mis emociones. Al final, lo que nos ocurre, suele ser aquello que nosotros mismos decidimos experimentar.

¿Cómo aprender a vivir la vida plenamente?

Hay que volver a lo esencial. Todo lo que yo digo no tiene la intención de que sea comprendido. No hay varias formas de abordar esto. Si estás realmente dispuesto a comprender tu vida, todo lo que ocurra en ella puede ser fantástico para alcanzar ese propósito. Si no estás dispuesto, no hay nada que se te pueda dar que puedas usar para ello. Más allá de si una persona tiene o no recursos suficientes para comprender su vida, para mí, lo realmente importante, es si quiere o no.

¿Qué pasa cuando creemos que queremos pero acabamos tropezando siempre con la misma piedra en forma de dificultades?

Eso es un claro indicativo de que en realidad no se quiere. A menudo, una de mis tareas más arduas es mostrar a las personas que piensan que quieren vivir plenamente, que en realidad no lo quieren. Al final, el truco para saber dónde estamos posicionados es muy simple… Sólo tenemos que preguntarnos honestamente: ¿Soy plenamente feliz? Si ves con honestidad que no eres feliz, automáticamente ya sabes que realmente no estás queriéndolo ser, pienses lo que pienses al respecto. Cuando le pedimos al Ser que mire directamente a la personalidad, la respuesta es demoledora porque el Ser no ve personalidad…

¿Sin aceptación no se puede seguir adelante?

Es un requisito básico. Si mi vida es el lugar en el que aprendo, ¿qué sentido tiene rechazarlo?

¿Qué otros requisitos de los que han ido saliendo son pues imprescindibles en el método hacia una vida plena?

Para mí, es básico partir de la aceptación, la honestidad y la responsabilidad. De ahí, surge la voluntad. Mi voluntad no puede ser verdadera ni poderosa si no tengo esa base estable como punto de partida.

¿Cuáles han sido tus principales fuentes de inspiración?

En mi vida ha habido maestros, enseñanzas, libros… que mientras los iba siguiendo yo creía que eran “la vía”. Pero cuando descubrí lo que hay detrás del velo perceptual, me di cuenta de que todo esto no tenía ningún significado especial; no era nada distinto a cualquier situación corriente en la que mi método o maestro real sigue siendo la vida y lo que ocurre en el presente. Podríamos decir que tengo mi propio currículum espiritual pero al final me he dado cuenta de que no sirve de nada. Ahora bien, fue necesario pasar por ahí para darme cuenta de que en el fondo no servía de nada. No se trata de rechazar nada, sino de ponerlo todo en el mismo lugar. Mientras busques, encontrarás guías… Así que la pregunta es: ¿Qué hago yo con esos guías? Si no estoy muy atento a esto, me puedo acabar montando toda una película espiritual con el mismo final de siempre.

Háblanos de la influencia del libro Un Curso de Milagros

No suelo mencionarlo porque en el fondo creo que es algo muy individual. Llegó un día en el que descubrí que Un Curso de Milagros no era un simple libro de tapas azules, páginas finas y mucha letra, sino que era una puerta que si la cruzaba podía convertir el libro en cualquier persona, cosa o situación. En realidad, cualquier cosa puede enseñarte lo que este libro muestra; que estamos ciegos perceptualmente, que el mundo no existe tal y como lo vemos y que la herramienta clave para conseguir salir de todo esto es perdonar, que en última instancia, se trata de ejercer la voluntad de soltar.

¿Qué podemos esperar de esta nueva era en la que hace poco se supone que hemos entrado?

Si uno quiere aprender a conducir, le da igual si hace sol, frío, llueve o está nublado. Simplemente se monta en el coche y ya está. El encuentro con el Ser es algo tan genuinamente personal e individual que, finalmente, no hay contexto que influya en ello. El contexto sí que te puede ayudar a tomar el poder de decisión para alcanzarlo, pero en realidad es la voluntad y no el contexto lo que de verdad nos hace libres. El contexto, por sí solo, nunca nos va a liberar.

¿Qué valoración puedes hacer del proyecto Yo, libre?

Para mí es una muestra más de que cuando no interfieres, las cosas ocurren. Desde el primer día de este proyecto, pude comprobar cómo su proceso, hasta hoy, responde a una serie de mecanismos que uno desconoce… Yo, lo único que he hecho al respecto, es ofrecerme, ponerme en juego sin interferir. Eso es lo que hemos hecho desinteresadamente cada uno de sus miembros. Disfrutándolo a cada instante y sin expectativas, ha ido siguiendo su curso. Sinceramente, las críticas, ya sean positivas o negativas, no nos interesan demasiado… Las agrademos todas, pero lo que de verdad nos llega al corazón es que una persona nos escriba diciéndonos que le ha cambiado la vida. Al ver la película, ciertas personas se han podido dar cuenta de que ellas tienen el poder de tomar la decisión para vivir una vida plena.    

¿Algún mensaje de esperanza más para terminar?

Lo único que puedo añadir es algo que me digo a mí mismo; se terminó el tiempo para la esperanza porqué ha llegado el tiempo de la verdad. El tiempo para despojarnos de máscaras, disfraces… y dedicar nuestra vida a estar en ese Ser, ya sea en forma de ira, agradecimiento o paz inconmensurable, no importa. No hay diferencias al final.

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