Conciencia, Desarrollo personal

Christian Carles-Tolrà: autoconocimiento para la autogestión

«Para poder gestionar tu vida, primero debes aprender a gestionarte a ti mismo»

Conferenciante especializado en psicología transpersonal, profesor del máster de desarrollo personal y liderazgo de la Universidad de Barcelona y terapeuta de Shiatsu y medicina tradicional china, Christián Carles-Tolrá (Madrid, 1960) es uno de los divulgadores más incombustibles del autoconocimiento en nuestro país. Hace ya unos 20 años que la inquietud por el desarrollo personal prendió con fuerza en su interior, y desde entonces, trabaja incansablemente para ayudar y acompañar a todos los que, cansados de vagar perdidos por los laberintos del mundo exterior, acuden a él en busca de una brújula para descubrir y recuperar el propio norte. Con ese objetivo creó en su día junto a su compañera de camino la escuela El Centro, uno de los espacios pioneros en su especialidad en Barcelona, desde donde inspira con sus propuestas a numerosas personas a emprender su autogestión.

El protagonista de la presente entrevista, que se muestra optimista por la oportunidad de cambio de paradigma que nos brindan los contextos de crisis, reconoce que sus proyectos le sirven a sí mismo de mucho para seguir avanzando y profundizando en su propio proceso de exploración personal, y no tiene reparos en admitir que su forma de acompañar no admite rodeos: a menudo, para avanzar y sanar de verdad, no queda otra alternativa que transitar el dolor.

¿Cómo te definirías a ti mismo?

Como una persona que está intentando descubrir quién es, cómo es y el mundo en el que vive, empujado siempre por una enorme curiosidad hacia todas las cosas. Y también como una persona que disfruta de la vida extraordinariamente… Descubrir la vida y el funcionamiento del ser humano, en todas sus facetas, con sus luces y sus sombras, es algo que realmente me fascina. Lo vivo como un proceso abierto de constante aprendizaje.

¿Cómo surgió la escuela El Centro?

Mi inquietud por comprender el mundo que me rodeaba y mis procesos internos quedó relegada hacia los 14 años por una visión más determinista de la realidad. Sin embargo, mi rechazo hacia el ámbito de la espiritualidad, a lo que sin duda contribuyó mi educación religiosa, cambió de repente cuando mi mujer enfermó de gravedad y se curó al margen de la medicina convencional cuando parecía que no había opción… El proceso de transformación interna que ella vivió a raíz de esa experiencia tuvo un reflejo directo en nuestro día a día, y eso acabó despertando en mí un gran interés por el ámbito del autoconocimiento. Fue así como decidí dejar el mundo empresarial para centrarme en atender y descubrir el ámbito más subjetivo de la realidad que había desatendido hasta entonces. Y de ahí nació el proyecto de la escuela…

¿Qué has podido constatar a lo largo de todos estos años?

Que el cambio que puedes llegar a generar en el mundo si te atiendes primero de todo a ti mismo es mucho más grande de lo que podemos llegar a imaginar. Cuando uno cambia, a partir de su propia voluntad, el entorno empieza a cambiar también… Es como una onda expansiva.

¿Vivimos en una sociedad muy enferma?

Completamente. Creo que no conozco a nadie que no tenga una farmacia en su casa, aunque sea de medicina alternativa… La verdad que cuesta mucho encontrar a personas que tengan sus pensamientos, sus emociones y sus acciones mínimamente ordenados. Lo cual no quita que esta sea también una sociedad que ha conseguido grandes logros. Siento que todo el dolor, sufrimiento y sacrificio de las generaciones anteriores ha sido necesario para poder tener hoy en día un mundo con un conocimiento tecnológico en el que se pueden generar las posibilidades para que sus habitantes no sigan siendo esclavos de unos patrones y se autorrealicen.

Sin embargo, innumerables personas utilizan a diario la tecnología para la distracción…

Las posibilidades están ahí y yo me refiero a un ámbito muy concreto de ese conocimiento… Obviamente, la tecnología puede ponerse al servicio de la conciencia, pero también al servicio del ego…

A menudo es fácil caer en el desánimo mirando alrededor…  

Tiempo atrás tenía una visión muy pesimista y estaba convencido de que la autorrealización iba a ser siempre algo únicamente para unos pocos. Pero a medida que me he ido abriendo hacia el exterior en mi proceso de autoconocimiento, me he ido dando cuenta de que hay mucha otra gente haciendo una labor extraordinaria en el proceso de extender el cambio de conciencia. En lugar de luchar por cambiar el sistema, creo que es mucho más efectivo centrar las energías en ayudar a cambiar a las personas. No obstante, incluso en el ámbito de ciertas corrientes espirituales aún hay una gran tendencia a buscar cambios externos sin atender la auténtica necesidad: el proceso de cambio interno.

¿Por qué crees que cuesta tanto aceptar y asumir la propia insatisfacción vital?

Prácticamente cualquier persona que decide empezar a destapar sus desórdenes lo hace encontrándose ya muy desordenada tras años y años de condicionamientos que se han ido almacenando en el subconsciente. Y el mecanismo asociado al piloto automático de supervivencia dentro de nuestros patrones más conocidos se activa con mucha facilidad, incluso en las personas que se encuentran en un proceso de desarrollo espiritual. De hecho, hemos puesto la maravillosa capacidad de nuestra inteligencia al servicio de tapar nuestros conflictos. Nos hemos hecho expertos en tapar…

¿Es posible meditar y al mismo tiempo engañarse con facilidad?

Si centro mis esfuerzos en meditar pero me aparto del mundo para que nada perturbe el gozo que experimento en ese espacio, para mí, eso no es un proceso de crecimiento espiritual. En cualquier camino de desarrollo hay que poner mucha atención porque a la que te descuidas ya estás tapando… Además, hay que tener también en cuenta un peligro añadido; cuanto más sabes, menos hay que tapar pero al mismo tiempo también sabes tapar más…

La importancia de la honestidad con uno mismo…

Otra de las cosas básicas que he aprendido a lo largo de todo este tiempo, es que yo sólo enseño aquello que he descubierto dentro de mí. Las enseñanzas externas pueden servirte de inspiración, pero todo tiene que acabar pasando siempre por la propia experiencia para que te pueda servir de verdad. Relacionado con todo esto, también me llama mucho la atención que a menudo esperamos que lleguen los días de vacaciones para desconectar, pero nos preguntamos muy poco a qué estamos conectados durante todo el año para desear tanto que llegue el momento de desconectar… Si atendiéramos más este aspecto, nos daríamos cuenta de nuestras contradicciones, y como queremos evitarlo a toda costa por eso necesitamos drogarnos, distraernos y evadirnos de múltiples maneras… Al final, tapar es un mecanismo de protección para evitar sentir la propia contradicción.

Aún hay mucha gente que defiende la felicidad de la inconsciencia…

No querer darte cuenta de la posición en la que estás no te evita estar ahí y seguir sufriendo las consecuencias a través de múltiples conflictos. Y si crees que no tienes ningún conflicto, seguramente es porque has ido restringiendo y limitando tu vida a aquellos aspectos donde no los sientes. Conocerte no empeora la situación en la que ya estás, en todo caso sólo te puede llevar a mejorar.

¿Y qué es lo que nos suele empujar a dar un paso adelante?

No siempre tiene que partir de una crisis profunda… Se puede originar a partir del cuestionamiento de un sistema o modelo de vida que un buen día deja de servirte porque te das cuenta de que a pesar de tenerlo aparentemente todo, te sientes insatisfecho. Ese paso suele producirse cuando uno empieza a plantearse seriamente qué puede haber  más allá de lo conocido.

¿Crees que el autoconocimiento es un valor en alza?

Siento que cada vez hay más personas con la necesidad de indagar para estar mejor, pero a muchas de ellas aún se les hace demasiado arduo entrar y rebuscar en según qué lugares internos donde inevitablemente también vamos a encontrar dolor. Hace 15 o 20 años, meditar era similar a formar parte de una secta, mientras que hoy en día la oferta de crecimiento personal es tan amplia que cada persona con un mínimo de inquietud puede encontrar lo que más se ajuste al momento en el que se encuentra.

¿Cómo valoras los recursos de la educación convencional para el desarrollo íntegro de la persona?

Yo sólo puedo hablar por mí, y en este caso, a mí se me enseñó perfectamente cómo no se tiene que enseñar… Es decir, que todo mi proceso de educación fue un recorrido de lo que no se tiene que recorrer. Creo que prácticamente no puedo salvar nada de la educación que recibí. No obstante, haber tenido una educación religiosa me ha permitido darme cuenta de que, en el fondo, leyendo entre líneas, las personas que me la transmitieron estaban intentando explicar lo mismo que yo explico ahora. Ahora bien, las alegorías que transmite la religión hay que saber traducirlas y aplicarlas al día a día. En este sentido, este conocimiento a mí me ha ayudado mucho. Aunque sea como perlas que hay que saber encontrar y pulir dentro de un vertedero.

Si Dios pudiera hablar…

Más allá de cualquier voluntad, para mí Dios se manifiesta en la totalidad. Y es increíble la tergiversación que se ha llegado hacer de un mensaje que en el fondo habla de amor y que al mismo tiempo nos lleva a matar por ello… En su propia etimología, la religión nos habla de unión y no de separación.

¿Cómo resumirías el enfoque que persigues en tus proyectos?

Que cualquier persona, más allá de todo lo que le ha venido dado, se pueda apoderar de su singularidad y de su propia vida. Para poder gestionar tu vida, primero de todo debes aprender a gestionarte a ti mismo.

¿Cuál es tu visión acerca de la presencia?

Es muy simple… Si no hay presencia, hay piloto automático. Es decir, hay ego. El ego siempre va a estar ahí, pero el problema no es que esté, sino estigmatizarlo y no saber qué hacer con él… La presencia desde la visión interna es algo que siempre ha estado también en la base de todas las religiones, pero esto ha ido derivando únicamente hacia la visión externa; es decir, en la creencia de que dependo de algo externo que me vigila. Ya sea Dios, mi padre, mi madre, mi pareja, mis hijos… El 99% de la población aún sigue entregando diariamente su propia autonomía en busca del reconocimiento externo.

Y huimos de la contemplación y el silencio…

Hay mucha confusión respecto a esto… La vida contemplativa no se trata de una actitud pasiva, sino de adoptar una observación sin juicio de lo que ocurre a tu alrededor. Un darme cuenta de las cosas que suceden y más allá de criticarlas o rechazarlas, ver qué tienen que ver con mi vida. La vorágine del pensamiento en la que nos hallamos inmersos nos ha hecho volcarnos por completo en el mundo objetivo, olvidándonos de algo fundamental: dónde estoy yo como sujeto.

¿Qué visión nos ofrece la psicología transpersonal?

Ir más allá de la personalidad y los mecanismos de defensa que construye el ego para crecer. Mientras que la psicología conductista, de corte más tradicional, estudia al individuo como si fuera un animal, la transpersonal busca apoderarse de esa condición animal para convertirnos en seres humanos.

Se pueden practicar muchas disciplinas de desarrollo personal y espiritual y estar desconectado del amor real… ¿Cómo es el amor de verdad?

Ciertamente, existe un ego espiritual tremendo… Aún se confunde mucho amar con querer, que es lo que tiene lugar siempre que estoy buscando algún tipo de prestación. En el amor consciente no hay dolor ni ningún tipo de desorden, aunque sea algo que cueste de asimilar.

¿Qué argumentos darías a un lector de prensa diaria para invitarle a tener una visión positiva de la vida?

Que lo lea como si fuera un extraterrestre… Cuestionando, poniendo en duda y tomando distancia…

¿Cuál es tu actual grado de optimismo real?

En este sentido, considero que, a pesar de todo, a nivel de conciencia, vamos dando pasos adelante hacia una dirección interesante…

¿Y cómo llevas la relación con tu propio ego?

Intentando apropiarme de él y que no se apropie demasiado de mí… Sea como sea, no es algo que a día de hoy me genere conflicto.

Un libro y una película para inspirar el despertar…

Ahora mismo, recomendaría dos películas; Gravity, que explica todo el proceso transpersonal, y Pinocho de Walt Disney, que en el fondo viene a explicar lo mismo pero de una manera mucho más sencilla. Y en cuanto a libros, si tuviera que quedarme con uno sería el Tao Te King, que reúne belleza, sabiduría, poesía… Aunque no soy muy partidario de recomendar libros, ya que considero que no hay mejor libro que la propia experiencia personal, por tanto, la mejor recomendación sería leer lo que ya llevas dentro.

¿Y un último mensaje que quieras resaltar para terminar?

No te creas nada.

Desarrollo personal, Yoga

Jaume Turrà: el cultivo de la atención discreta

«El yoga no nació para resolver los problemas de las personas, sino para ayudarlas a descubrirse»

Profesor de yoga y meditación desde hace más de 40 años, psicoterapeuta especializado en psicología humanista y responsable del Centro de Yoga y Técnicas psicocorporales de Figueres, Jaume Turrà (Palau Saverdera, 1945) fue uno de los pioneros en la introducción y divulgación del yoga en Cataluña. Ya de muy joven quedó fascinado por las posibilidades que le ofrecía el yoga, una herramienta aún bastante desconocida por aquel entonces que le ayudó a reconducir su fuerte personalidad y a liberarse progresivamente del estrés que sufría hasta el punto de decidir abandonar el negocio familiar que le correspondía y replantearse qué quería hacer realmente con su vida. Fue así como se decantó por escuchar lo que más resonaba en su interior y se lanzó a la aventura de abrir su propio centro, el primero que vio la luz en la demarcación del Empordà. Muy comprometido también durante todos estos años con su labor de autoconocimiento y crecimiento personal, actualmente se muestra muy afortunado de haber tenido la oportunidad de profundizar tanto de la mano de influyentes figuras que se fue encontrando por el camino, como el maestro hindú Swami Muktananda y el catalán Antonio Blay, uno de los precursores de la psicología transpersonal en nuestro país.

Para Turrà, el yoga es un proceso para toda la vida con dos aspectos que considera fundamental trabajar para no quedarse varado en la superficie; el desarrollo de la atención y las relaciones psicosomáticas. En ambos puntos se focaliza precisamente el Purna Yoga o Yoga integral, la especialidad que decidió seguir e impartir después de pasar también por muchas otras técnicas y especialidades. Poco amigo de protagonismos y reconocimientos, y abarcando cada vez menos actividades para disfrutarlas y digerirlas mejor, nuestro entrevistado demuestra estar ya de vuelta de todo desmontando clichés y priorizando por encima de todo la sencillez y el desapego. Según él, todas las técnicas y toda la disciplina que a menudo requieren tantos esfuerzos, en el fondo, sólo deberían ser un tránsito hacia la mejor meditación posible: lograr vivir de una manera más despierta y consciente cada día.

¿Cómo definirías el yoga?

Como una manera de vivir. Una vía para descubrir la actitud positiva y la alegría de vivir en el momento presente, en el ahora. También se podría definir como el desarrollo de la persona para realizar su verdadero potencial, para llegar a encontrar lo que en realidad es; lo que hay detrás de lo que cree ser.

¿Cómo valoras el uso que se hace hoy en día, sobre todo en Occidente? ¿Crees que se encuentra muy desvirtuado?

Hasta no hace mucho no estaba demasiado desvirtuado. Era una profesión más, no reglada pero con cierto prestigio gracias al trabajo de buenos profesionales. Ahora bien, en los últimos 10-15 años han ido surgiendo una serie de líneas dentro del yoga que yo calificaría como retales… Pueden tener su franja de practicantes pero se alejan del concepto más profundo de desarrollo global de la persona. Generalmente, los yogas más modernos están fragmentados y centrados sobre todo en el aspecto más físico.

¿Cuáles son los fundamentos básicos del yoga genuino?

El yoga en realidad es uno y se trata de un proceso evolutivo con varios pasos que se conocen con diferentes nombres. Se suele empezar por lo más básico, que es el cuerpo físico, trabajando las tensiones y las relaciones psicosomáticas que en él se manifiestan; esta primera fase se conoce como hatha yoga e incluye las posturas o asanas, las técnicas de respiración o pranayama y la relajación, una muy buena forma de introducir la concentración y la sensibilización de la atención. La evolución natural nos debería llevar después al raja yoga o yoga del control y disciplina de la mente, y más adelante, cuando ya se ha desarrollado un cierto nivel de sensibilidad, se encuentran el bhakti y karma yoga, que ayudan a la persona a ser más persona. Otro proceso posterior nos llevaría hacia el gñana yoga o yoga del discernimiento, muy importante también, pues hace referencia a un concepto que hoy en día escasea… Y más allá aún, encontraríamos también el tantra, que ya exige un grado de madurez diferente.

Partiendo del respeto a la tradición, ¿qué margen deberíamos dar a la creatividad?

Las personas solemos funcionar por hábitos, que es todo lo contrario a la realización del individuo. El proceso de desarrollo que propone el yoga, ir descubriendo lo que en realidad soy, está muy relacionado con la creatividad, con el hecho de ir encontrando respuestas genuinas a la vida sin depender tanto de los hábitos. En este sentido, cultivar nuestra capacidad de sorpresa en el día a día es muy importante.

¿Cuál es para ti la mejor forma de transmitir el yoga?

Para mí, un buen profesor de yoga, más allá de impartir los conocimientos técnicos básicos, debe aportar también aspectos de su experiencia personal. Todo buen profesor de yoga no debería dejar de trabajarse a sí mismo.

¿Y cuáles serían los principales requisitos para sacarle un buen partido a la práctica?

Para empezar, yo diría que no es necesario ningún requisito en concreto. Muchas personas empiezan a hacer yoga porque no se encuentran bien, padecen insomnio, tensiones, preocupaciones… Y han leído que el yoga les puede ir bien. Después es trabajo del profesor ayudar a ver a la persona que la causa de su malestar suele estar asociada con llevar un tipo de vida que en el fondo no se corresponde con lo que querría o necesitaría. Así pues, de forma progresiva, se trata de ir facilitando información para poner primero un poco de “orden en casa», y a partir de ahí, y de los efectos que se empiezan a manifestar poco a poco, ir desarrollando la capacidad de atención y relajación para poder ir integrando estos aspectos también, en la medida de lo posible, en la vida diaria.

Muchos practicantes se olvidan del yoga hasta que vuelven a la siguiente clase… ¿Es muy difícil adoptar los principios que rigen el yoga de forma integrada con nuestra vida cotidiana?

Bastante… Sobre todo porque no solemos tener los aspectos más básicos de nuestro día a día ni bien ubicados ni resueltos. Sin un mínimo de estabilidad en la base, se hace muy difícil intentar integrar otros principios que corresponden a niveles más profundos. Sin embargo, también es cierto que esta circunstancia, si se atiende de manera adecuada, puede dar pie a todo un replanteamiento de valores y prioridades para poder vivir con mayor armonía… Pero de entrada no resulta nada fácil.

¿Cómo ayuda la propuesta de la llamada “psicología de los chakras” con la que hace tiempo que trabajas?

Nos ayuda a darnos cuenta de cómo estamos en cada una de las diferentes áreas y facetas de nuestra vida, y a dar respuesta desde nuestro centro a todo lo que nos vamos encontrando.

¿Qué porcentaje de los actuales practicantes de yoga crees que tienen una auténtica voluntad de transformación?

Un tres o cuatro por ciento y quizás me paso de largo… Mucha gente encuentra en estos espacios un lugar donde sentirse bien y refugiarse un poco de sus problemas, pero al final, si no se quiere resolver realmente las cuestiones de fondo, la práctica se acaba convirtiendo en una especie de pastilla para el dolor de cabeza. Y en esta fase de resolver, que no es corta, ni fácil, ni agradable, se encuentran realmente pocas personas. Pocas personas hoy están dispuestas a llevar a cabo una revisión y actualización de todas aquellas cosas que no les están dejando vivir su presente. Esto es algo que no vende, pero es una realidad.

¿Cómo olvidamos lo que somos realmente?

De pequeños nos vamos alejando de nuestra esencia y vamos construyendo una serie de patrones de personalidad según lo que se nos va transmitiendo. Básicamente, porque la mayoría de padres, antes de educar a sus hijos, se han olvidado de reeducarse primero a ellos mismos. Y esto hace que tenga que ser después una inquietud personal la que nos empuje a cuestionar y derribar esos patrones, aunque la mayoría de la gente se acostumbra a vivir con ellos durante toda su vida.

¿Cómo encontrar el equilibrio entre disciplina y no rigidez?

En una primera fase es conveniente mantener una cierta disciplina para trabajar los hábitos que tenemos más arraigados, pero esto nos debe llevar a ir avanzando… Mientras que el inmovilismo o la rigidez es todo lo contrario al proceso evolutivo. A lo largo de nuestro proceso nos tenemos que ir observando para detectar, a cada momento, qué aspectos necesitamos trabajarnos más, y la rigidez sería uno de esos aspectos que, a su vez, también requiere disciplina para poderla superar.

¿Por qué somos aún tan poco conscientes de la importancia de trabajar la mente y las emociones?

Ciertamente se trata de un trabajo esencial y el hecho de que no sean aspectos tangibles lo dificulta… Químicamente, nuestro cerebro está más preparado para vivir las cosas positivas que las negativas, aunque desgraciadamente, a la hora de la verdad, nos pasan más desapercibidas las positivas y nos impactan más las negativas. Todavía no hemos aprendido lo suficiente a positivizar y a realizar aprendizajes constantes en las diversas situaciones que nos vamos encontrando… Saber escuchar qué nos dice la vida y no quedarnos estancados en la visión negativa es un ejercicio de gñana yoga.

A menudo nos vemos superados por la avalancha de pensamientos y emociones…

Y demasiado a menudo también nos damos una excesiva importancia y nos miramos demasiado el ombligo…

¿Hasta qué punto crees que es necesario complementar la práctica regular de yoga con una terapia psicológica para llevar a cabo un sólido proceso de evolución y crecimiento personal?

El yoga dispone de unas herramientas muy buenas pero también tiene un techo. Va muy bien para reequilibrar el sistema nervioso, por ejemplo, en casos de estrés y ansiedad, pero puede no ser suficiente y no dar respuestas resolutivas en casos o patologías determinadas. Por lo tanto, se tiene que examinar bien a la persona para ver cuál es realmente su situación y sus necesidades. La terapia es necesaria cuando hay que ir al origen del conflicto para enmarcar y tratar bien lo que nos está afectando. Por otra parte, en casos de psicopatías, la terapia y el yoga pueden ayudar pero la medicación será lo mejor. Debemos tener claro que el yoga es una herramienta muy buena pero no es una terapia ni ninguna varita mágica; no nació para resolver los problemas de las personas, sino para ayudarlas a descubrirse.

¿Qué nos puedes contar de Swami Muktananda?

Tuve la oportunidad de conocerlo en una de sus visitas a Barcelona, ​​donde a veces permanecía unos días en sus desplazamientos a los EE.UU. Era un hombre muy atípico, pero también un gran maestro capaz de hacerte vivir experiencias muy interesantes. Tenía un dominio de la energía extraordinario, incluso a distancia. Ayudó a dar saltos evolutivos a muchas personas con el objetivo de que cada vez hubiera más gente capaz de contribuir a afrontar los tiempos difíciles que pronosticó que nos esperaban…

Háblanos ahora un poco también de la figura de Antonio Blay…

Puedo afirmar que me ayudó a crecer globalmente como persona. Sus charlas y su ejemplo transmitían una gran madurez y sabiduría. No he conocido a nadie tan sabio e inteligente como él. Sus silencios también eran reveladores… Tenía un conocimiento extraordinario y eso que, a primera vista, por su apariencia, no parecía gran cosa…

¿Hasta qué punto es importante llevar una vida sana para estar en el camino del yoga?

Según mi punto de vista, cuando una persona tiene que poner mucha energía en mantener una serie de hábitos equilibrados, como por ejemplo suele ocurrir con la alimentación, significa que su equilibrio es más o menos delicado… Cuando una persona ya ha llevado a cabo todo un proceso de depuración a un nivel más profundo, todo esto ya lo tiene superado y puede optar por seguir este nivel de vida o no. Para mí, lo más importante en cuanto a los pequeños vicios o placeres que se pueden tener, es que estos no te dominen a ti.

Tengo entendido que no te gusta demasiado el reconocimiento… ¿Es un ejercicio para mantener el ego a raya?

Podría ser… Pero en realidad, el precio que se acaba pagando por el reconocimiento no me interesa. El anonimato tiene cosas extraordinarias, creo que te da más libertad para hacer y deshacer sin tener que dar explicaciones de nada. Estoy muy satisfecho con todo lo que he ido descubriendo de mí a lo largo de este camino, así como de todo el trabajo que he ido realizando, y no necesito más.

¿Te has topado con mucho ego espiritual en tu camino?

Por supuesto, y es peligrosísimo… Es relativamente fácil tener poder de sugestión sobre los demás cuando se tiene el don de la palabra y se está en una cierta posición. Ahora bien, todo esto no sirve de nada, y cuando una persona tiene necesidad de reconocimiento, debería preguntarse por qué…

¿Es el ego el principal obstáculo en el camino hacia uno mismo?

Sin duda, el ego es clave, pero se encuentra bien alimentado también por el deseo y el apego.

La importancia de no identificarse con nada y saber soltar…

La cuestión no es lograr nada, sino más bien irte desprendiendo de todo lo que te sobra para encontrarte con lo que en realidad eres.

¿En qué estado crees que te encuentras actualmente dentro de tu proceso de evolución personal?

No me interesa ponerle ningún nombre concreto ni ninguna etiqueta. Sólo sé que las meditaciones se van haciendo cada vez un poco más largas y las voy incorporando también más en el día a día… Siento que mi actitud vital es cada vez más simple, no me altero con tanta facilidad y veo también cada vez más a las personas más iguales… Y eso me hace sentir bien y ya me sirve.

¿Te sientes autorrealizado?

Aún no, pues no dejo de descubrir cosas… Estoy en el proceso.

¿Ves el futuro de la humanidad con optimismo?

Siento que venimos de una época en la que las personas se han identificado mucho con unos contravalores muy exteriorizados, pero últimamente, seguramente a raíz de la crisis, mucha gente se ha visto empujada a replantearse cosas a un nivel muy personal. Y es esto lo que creo que está ayudando a redescubrir poco a poco una serie de valores que habían ido quedando en desuso; como las relaciones, la sencillez, el mundo interior… Es cierto que el actual sistema se ha quedado del todo obsoleto y no tengo claro si caerá pronto o se mantendrá todavía por más tiempo, pero comprobar todo este replanteamiento asociado me hace ser bastante optimista. Ahora bien, todo dependerá de hasta dónde alcance el grado de inconformismo y de lo que, en última instancia, quiera la gente.

Y ya para terminar, ¿un consejo para alguien que se quiera iniciar en el camino del yoga y del crecimiento personal?

Que pruebe diferentes lugares y opte por ponerse en manos de personas rigurosas que atiendan el aspecto más global de la persona. Y una vez empiece, que practique lo que se le ofrece pero que no se crea al cien por cien lo que se le muestre como pauta. Es decir, que practique para comprobar en primera persona si lo que le dicen es realmente así. La confianza es necesaria, pero también lo es un punto de incredulidad… La curiosidad de investigar por uno mismo es muy importante.

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Sergi Torres: vivir la vida plena

“Lo que nos ocurre suele ser aquello que nosotros mismos decidimos experimentar”

Fisioterapeuta de formación y con estudios de psicopedagogía, Sergi Torres (Barcelona, 1975) vive volcado con entusiasmo en los últimos años en su faceta de conferenciante y divulgador de una nueva conciencia. Con sólo tres años de edad ya evidenciaba inquietudes existenciales y se hallaba estrechamente unido al sentido profundo de la vida, pero no fue hasta cumplir los 21 que esa semilla eclosionó con gran fuerza para cambiar radicalmente el orden de prioridades y volver a poner lo realmente importante en el lugar que corresponde. Lejos de la solemnidad y el arduo sacrificio que a menudo requieren ciertos caminos de crecimiento personal y búsqueda espiritual, el mensaje de Sergi es tan claro, simple y rotundo que roza lo desconcertante: la vida es felicidad, y si aún no somos felices es porque realmente no queremos serlo.

Con muchos nexos de unión en el fondo con diversas tradiciones y maestros, pero de un modo sencillo, fresco y cercano como pocos, sus propuestas van sobre todo dirigidas al corazón de todas aquellas personas que, dispuestas a tomar las riendas de su propia felicidad, están abiertas a desprenderse del miedo que nos produce la profunda transformación de nuestra mentalidad. En esta línea, Sergi Torres ha publicado diversos libros y ha sido la fuente de inspiración de la película “Yo, libre. Un viaje al instante presente”, que tal y como sucede con muchas de sus características y reveladoras charlas, puede verse gratuitamente a través de Internet.

¿Quién es Sergi Torres?

Sergi Torres es mi espacio de aprendizaje. Alguien que en algún momento de su vida se da cuenta de que la forma en que había vivido hasta ese momento era sólo una opción y no lo que se suponía que era… A partir de ahí, se abre todo un espacio de redescubrimiento constante de quién es Sergi Torres. Por tanto, ante esta realidad de cambio constante, siento que no tiene mucho sentido definir quién soy…

Empezaste muy pequeño con las inquietudes existenciales…

Es como si hubiera habido dos partes en mi vida. Por un lado, estaba el Sergi que iba al colegio y se relacionaba con sus padres y amigos, y por otro, el Ser que daba lugar a eso… Tengo recuerdos de una conexión con lo esencial y también, sintiéndome parte de este mundo, recuerdo que me hacía preguntas del estilo: “¿Quién he sido antes de ser Sergi?”. De muy pequeño tenía la sensación de que podía parar el tiempo y sentía que estaba llamado a transmitir ese conocimiento… La conciencia de ese Ser empezó a difuminarse en el momento que empecé a preocuparme por aprobar exámenes o a centrar mis esfuerzos en aprender memorizando cosas. Siento que mi conciencia se pasó de frenada al entrar en contacto con la faceta más racional de la persona.

¿Qué te ocurrió a la edad de 21 años?

Yo lo describo como una especie de volcán. Estando ya en la universidad, llegó un momento en que todo aquello que había ido quedando sepultado por mi personalidad y por mi forma racional de entender la vida, de repente resurgió de forma abrupta a la superficie. Fue así como empecé a recordar aquello que me era tan familiar y conocido cuando era pequeño, en un contexto en el que todo eso era opuesto o muy extraño. De esta manera, mi contexto cotidiano se vino abajo; perdí a todos mis amigos, mi familia no entendía qué me pasaba… y yo creía que me estaba volviendo loco.

¿Hubo algún suceso en concreto que desencadenara ese proceso?

Hay un suceso que no suelo contar para no generar confusión. Es decir, no fue únicamente el suceso el factor desencadenante, pero en parte sí. Me hallaba en un momento en el que cada vez estaba más interesado en cosas distintas a lo que me habían enseñado cuando fui a un taller de una de las médiums más reconocidas del mundo, Marilyn Rossner. Allí tuve una gran experiencia y algo se abrió de forma descontrolada…  Se disparó mi estado de percepción y los recuerdos de aquel contacto con lo esencial empezaron a sucederse como mares de lava. En el fondo, siento que era el momento de que aquello ocurriese y ocurrió de esa manera. La forma no es tan importante…               

Vivimos en un mundo lleno de impulsos y con infinidad de propuestas para todos los gustos, pero parece que no acabamos de encontrar el sentido… ¿Tan difícil es encontrar la verdadera paz?

Según mi propia experiencia, superficialmente llegué a descubrir que había un patrón o una inercia, pero no me conformé con ello, pues limitarme a la conciencia de ese patrón aún me hacía sentir que yo no podía hacer nada… Fue así como seguí investigando y me di cuenta de que lo que alimentaba esa inercia era el miedo a algo distinto. Las experiencias profundas que volvía a experimentar daban un vuelco a esos patrones y al mismo tiempo venían acompañadas de una gran sensación de inestabilidad, ignorancia y miedo. Fue así como me di cuenta de que no era difícil, sino que yo mismo era el que lo hacía difícil por miedo a que ocurriera. En el fondo, somos nosotros mismos los que estamos detrás dificultando nuestra propia liberación. En realidad, el encuentro con la paz es muy simple; sólo se trata de una visión sostenida con una voluntad férrea. Esa voluntad a menudo no existe justo por el miedo a que ocurra esa paz que transforme completamente mi mundo.                                         

Queremos ser libres, pero al mismo tiempo nos boicoteamos la libertad. Una gran paradoja…

Así es. Las paradojas no tienen movimiento en sí mismas; la solución de la paradoja no genera una conclusión que genere un movimiento. Por eso los seres humanos tampoco nos movemos. Puede parecer que evolucionamos, que la tecnología es un gran avance… pero en el fondo es falso. Seguimos anclados en el mismo punto de conciencia precisamente a causa de esa paradoja; el quiero y no puedo porque en realidad no quiero.

En el fondo no somos verdaderamente responsables de nosotros mismos…

Esa responsabilidad, primera y última, es básica. Hay muy pocos seres humanos hoy en día que estén abiertos a responsabilizarse completamente de su historia personal. Aún hacemos demasiada bandera del victimismo…

¿Cómo definirías la conciencia?

Sé que la conciencia, desde la perspectiva humana, no es clarificable… Cuando pasas a ser parte de la Conciencia Universal, las definiciones desaparecen. Muchas veces, desde la perspectiva humana más corriente, se asocia ser consciente a un cierto inmovilismo y pasotismo respecto al mundo, cuando en realidad es justo al revés; la conciencia esencial es pura creatividad constante. El enfoque mental-racional no sirve de mucho… No soy yo el que llega a ser consciente de esta creatividad esencial, sino que es ella la que despierta en mí.

¿Cómo vivir centrados, más acorde a nuestra esencia, en una realidad alienante y con una mente llena de niebla?

A menudo no tenemos los recursos necesarios, pero siempre nos queda la voluntad. Todo lo que yo experimento parte de un origen, y ese origen es mi esencia. Quizás yo no puedo ser consciente de mi esencia, pero sí de sus efectos; lo que pienso y siento a cada momento. De esto sí que puedo ser consciente y trabajar con ello. Así pues, si con voluntad, yo decido aceptar cómo soy, cómo siento, cómo me veo y lo que pienso, entonces estoy aceptando la esencia. Esta aceptación es lo que me permite viajar a través de los pensamientos y las emociones hasta llegar a su origen. Mientras que, normalmente, para querer llegar a esa conciencia esencial, acostumbramos a rechazar los pensamientos y emociones que creemos que nos lo impiden, y así, es como nos alejamos de nuestra esencia.

¿Para estar en paz, hay que hacer las paces con todo?

Así es, pero sobre todo tenemos que tener en cuenta que estar en paz no es una técnica ni un método, es una decisión. Quizás no disponemos de muchos recursos, pero sí que podemos entrenarnos y prepararnos para tomar con firmeza esa decisión.

¿Qué relación tienen la felicidad y el sufrimiento con la vida?

La vida, en esencia, es felicidad. Cuando pierdo esta conciencia, olvido lo que es. Este es el estado mental generalizado de los seres humanos. Así, nos hemos inventado otra felicidad, pero que en el fondo nos hace sufrir, porque cuando la alcanzo, sufro por retenerla o sufro por perderla. Esto hace que la felicidad, tal y como la entendemos a menudo, sea tan voluble, imperando el sufrimiento. No se trata de que seamos felices, sino que somos felicidad… Hemos llevado la felicidad a un ámbito emocional, un espacio muy inestable y volátil, especialmente hoy en día. Por tanto, cualquier cosa que logre alcanzar desde el ámbito emocional, ya sea paz, ya sea amor emocional, en algún momento me va a llevar inequívocamente a sufrir. Siempre sufrimos hasta que utilizamos el sufrimiento para darnos cuenta de que, en esencia, es felicidad. Ahí vuelve a aparecer otra vez la gran paradoja…

La vida como felicidad… ¿Cómo explicárselo a los que más sufren?

Es imposible. En el 1213, sólo se podía hablar de que la tierra no era plana con aquellos que estaban abiertos a plantearse otra visión. Así, hoy en día, sólo puedes plantear la salida al sufrimiento, es decir, que el sufrimiento, en esencia, sólo es felicidad mal comprendida, a aquellos que están abiertos a tener una perspectiva distinta de su sufrimiento. Muy pocas personas hoy en día están dispuestas a ello. El sufrimiento se suele ver a menudo como algo nuestro, y así, inconscientemente, lo poseemos, nos aferramos a él. Sería como un osito de peluche hecho de cristales y clavos, pero que nos ha acompañado durante toda nuestra vida.

¿Buscando la felicidad la postergamos?

Buscar la felicidad significa necesariamente que no soy feliz. Por tanto, cuanto más la busco, más confirmo que no lo soy. Tenemos miedo de darnos cuenta de que lo que estamos sintiendo justo ahora es felicidad mal comprendida porque esto nos hace experimentar una cierta forma de felicidad, y también hace que nos demos cuenta de que hemos estado equivocados toda nuestra vida en nuestro camino de búsqueda de la felicidad, en el que tanto hemos sufrido y tanto hemos hecho sufrir a los demás. Esto nos acaba llevando hacia la pura honestidad y depende, de nuevo, de una decisión.

¿Qué diagnóstico puedes hacer del contexto de crisis?

En primer lugar, hay que recordar que tenemos el poder de ejercer esa decisión de ir más allá de nuestra personalidad para residir en el Ser. Desde ese espacio, te das cuenta de que no somos seres sociales, ni culturales, ni económicos… Ver esto, te hace ver también que no estás en crisis ni has entrado nunca en ninguna crisis. Simplemente, estás viviendo experiencias. Usar nuestro poder para intentar salir de las crisis o cambiarlas, implica que tengo que sacar mi poder de esa decisión de estar en la esencia para caer igualmente en las redes de ese conglomerado de creencias, moral, etc…

¿Se podría decir que toda lucha es una huida hacia delante?

Cuando llegue el día en que un gran número de seres humanos logre dar ese paso adelante para no identificarse con ninguna estructura externa, la sociedad, la economía, la cultura, el arte… adquirirán su máximo exponente porqué será lo más esencial lo que se expresará a través de estos canales sin interferencias.

¿Por qué tenemos tanto miedo y cuesta tanto reconocerlo?

Tenemos miedo del miedo porque es la puerta a la paz, a lo esencial. En el momento en que una conciencia deja de ser consciente de su felicidad o de su presencia, la primera sensación que surge es el miedo, y es embarcándose en ese miedo que uno empieza luego a tener miedo del miedo. La manera de que esto empiece a disolverse es dando espacio a las emociones, ya que detrás de toda emoción podemos encontrar siempre trazas de miedo. Si en lugar de huir de lo que siento me dirijo hacia ello encontraré el gran pánico de la conciencia humana; no saber quién soy y por qué estoy viviendo la vida que vivo. Si a partir de ahí, consigo dar un paso más, el gran paso, alcanzaré la ausencia de miedo; la paz perfecta.

Es un proceso en el que tenemos que afrontar un cierto tipo de muerte…

Así es. Se trata de desprenderte de algo que crees que eres tú y que además, a menudo, se suele creer que sólo eres eso… Para el inconsciente, pasar a ser consciente es como un suicidio.

¿Hay algún método para lograrlo?

Hay un método universal, que además es excepcional y bajo mi punto de vista es el único: la vida de cada uno. La vida particular, vivida realmente, plenamente, te lleva a la salida del sufrimiento. Así pues, en el fondo se trata de algo lógico y simple, nada difícil. No es algo que yo tenga que hacer porque la vida ya tiene lugar, sino simplemente, tengo que dedicarme a vivirme.

¿Viviendo de esta manera se sana el inconsciente? ¿Deja de ser necesario, por ejemplo, el psicoanálisis?

Cualquier situación particular, sea la que sea, vivida con plenitud, puede llevar a la liberación. De esta manera, una persona que lleva varios años realizando una terapia psicológica, si pasa a vivir esta circunstancia de manera plena, implicándose realmente al cien por cien, seguramente conseguirá dejar de necesitarla. Parece ser que el método de aprendizaje que más elegimos es el sufrimiento, así que mejor aprender de él cuanto antes para poderlo abandonar. Cuando consigo vivir plenamente mi sufrimiento, éste empieza a desaparecer…

Se suele decir que el amor es el mejor antídoto para el miedo, pero ¿qué hacer cuando amar también da miedo? ¿Cómo amar de verdad?

A menudo se tiene la sensación de que cuando consigamos alcanzar el amor, visto como algo externo, entonces mi miedo desaparecerá. Pero no es así. Mi miedo ya es una forma de amor, muy desenfocada quizás, pero si yo me abro a sentir mi miedo, lo estaré aceptando y podré amarlo; por tanto, ese gesto es lo que me lleva a sentir que mi miedo en el fondo es amor. Una vez más, no hay nada alcanzable porque ya somos todo. Cuando te das cuenta de que dentro del mismo miedo está el amor surge una carcajada, pues te das cuenta de que los motivos por los cuales has estado buscando toda la vida, ya eran en sí mismo los resultados de eso que tanto buscabas.

¿Nuestra interpretación de la realidad es muy limitada?

Sólo con que sea un poco sesgada, a lo que miramos ya no le podemos llamar realidad. Por tanto, no se trata de que la malinterpretemos, sino que directamente no la vemos. En el momento en el que no vemos completamente la realidad, estamos completamente ciegos, aunque puedas pensar que estás sólo un poco ciego. La Conciencia Absoluta es absolutamente radical; o ves o no ves, o es real o no es real. No admite las medias tintas que tanto nos gustan a los seres humanos…

¿Cómo podemos aprender de los conflictos?

El punto clave es tomar la decisión de dar la bienvenida a todo lo que llegue, sea lo que sea. Eso no quiere decir que tenga que estar contento o agradecido de un conflicto, pues puedo estar muy asustado o muy rabioso, pero al darle la bienvenida puedo ver desde dónde se origina mi rabia o mi miedo. Entonces puedo utilizar el conflicto como método para descubrir la esencia de mis emociones. Al final, lo que nos ocurre, suele ser aquello que nosotros mismos decidimos experimentar.

¿Cómo aprender a vivir la vida plenamente?

Hay que volver a lo esencial. Todo lo que yo digo no tiene la intención de que sea comprendido. No hay varias formas de abordar esto. Si estás realmente dispuesto a comprender tu vida, todo lo que ocurra en ella puede ser fantástico para alcanzar ese propósito. Si no estás dispuesto, no hay nada que se te pueda dar que puedas usar para ello. Más allá de si una persona tiene o no recursos suficientes para comprender su vida, para mí, lo realmente importante, es si quiere o no.

¿Qué pasa cuando creemos que queremos pero acabamos tropezando siempre con la misma piedra en forma de dificultades?

Eso es un claro indicativo de que en realidad no se quiere. A menudo, una de mis tareas más arduas es mostrar a las personas que piensan que quieren vivir plenamente, que en realidad no lo quieren. Al final, el truco para saber dónde estamos posicionados es muy simple… Sólo tenemos que preguntarnos honestamente: ¿Soy plenamente feliz? Si ves con honestidad que no eres feliz, automáticamente ya sabes que realmente no estás queriéndolo ser, pienses lo que pienses al respecto. Cuando le pedimos al Ser que mire directamente a la personalidad, la respuesta es demoledora porque el Ser no ve personalidad…

¿Sin aceptación no se puede seguir adelante?

Es un requisito básico. Si mi vida es el lugar en el que aprendo, ¿qué sentido tiene rechazarlo?

¿Qué otros requisitos de los que han ido saliendo son pues imprescindibles en el método hacia una vida plena?

Para mí, es básico partir de la aceptación, la honestidad y la responsabilidad. De ahí, surge la voluntad. Mi voluntad no puede ser verdadera ni poderosa si no tengo esa base estable como punto de partida.

¿Cuáles han sido tus principales fuentes de inspiración?

En mi vida ha habido maestros, enseñanzas, libros… que mientras los iba siguiendo yo creía que eran “la vía”. Pero cuando descubrí lo que hay detrás del velo perceptual, me di cuenta de que todo esto no tenía ningún significado especial; no era nada distinto a cualquier situación corriente en la que mi método o maestro real sigue siendo la vida y lo que ocurre en el presente. Podríamos decir que tengo mi propio currículum espiritual pero al final me he dado cuenta de que no sirve de nada. Ahora bien, fue necesario pasar por ahí para darme cuenta de que en el fondo no servía de nada. No se trata de rechazar nada, sino de ponerlo todo en el mismo lugar. Mientras busques, encontrarás guías… Así que la pregunta es: ¿Qué hago yo con esos guías? Si no estoy muy atento a esto, me puedo acabar montando toda una película espiritual con el mismo final de siempre.

Háblanos de la influencia del libro Un Curso de Milagros

No suelo mencionarlo porque en el fondo creo que es algo muy individual. Llegó un día en el que descubrí que Un Curso de Milagros no era un simple libro de tapas azules, páginas finas y mucha letra, sino que era una puerta que si la cruzaba podía convertir el libro en cualquier persona, cosa o situación. En realidad, cualquier cosa puede enseñarte lo que este libro muestra; que estamos ciegos perceptualmente, que el mundo no existe tal y como lo vemos y que la herramienta clave para conseguir salir de todo esto es perdonar, que en última instancia, se trata de ejercer la voluntad de soltar.

¿Qué podemos esperar de esta nueva era en la que hace poco se supone que hemos entrado?

Si uno quiere aprender a conducir, le da igual si hace sol, frío, llueve o está nublado. Simplemente se monta en el coche y ya está. El encuentro con el Ser es algo tan genuinamente personal e individual que, finalmente, no hay contexto que influya en ello. El contexto sí que te puede ayudar a tomar el poder de decisión para alcanzarlo, pero en realidad es la voluntad y no el contexto lo que de verdad nos hace libres. El contexto, por sí solo, nunca nos va a liberar.

¿Qué valoración puedes hacer del proyecto Yo, libre?

Para mí es una muestra más de que cuando no interfieres, las cosas ocurren. Desde el primer día de este proyecto, pude comprobar cómo su proceso, hasta hoy, responde a una serie de mecanismos que uno desconoce… Yo, lo único que he hecho al respecto, es ofrecerme, ponerme en juego sin interferir. Eso es lo que hemos hecho desinteresadamente cada uno de sus miembros. Disfrutándolo a cada instante y sin expectativas, ha ido siguiendo su curso. Sinceramente, las críticas, ya sean positivas o negativas, no nos interesan demasiado… Las agrademos todas, pero lo que de verdad nos llega al corazón es que una persona nos escriba diciéndonos que le ha cambiado la vida. Al ver la película, ciertas personas se han podido dar cuenta de que ellas tienen el poder de tomar la decisión para vivir una vida plena.    

¿Algún mensaje de esperanza más para terminar?

Lo único que puedo añadir es algo que me digo a mí mismo; se terminó el tiempo para la esperanza porqué ha llegado el tiempo de la verdad. El tiempo para despojarnos de máscaras, disfraces… y dedicar nuestra vida a estar en ese Ser, ya sea en forma de ira, agradecimiento o paz inconmensurable, no importa. No hay diferencias al final.

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