«Para poder gestionar tu vida, primero debes aprender a gestionarte a ti mismo»
Conferenciante especializado en psicología transpersonal, profesor del máster de desarrollo personal y liderazgo de la Universidad de Barcelona y terapeuta de Shiatsu y medicina tradicional china, Christián Carles-Tolrá (Madrid, 1960) es uno de los divulgadores más incombustibles del autoconocimiento en nuestro país. Hace ya unos 20 años que la inquietud por el desarrollo personal prendió con fuerza en su interior, y desde entonces, trabaja incansablemente para ayudar y acompañar a todos los que, cansados de vagar perdidos por los laberintos del mundo exterior, acuden a él en busca de una brújula para descubrir y recuperar el propio norte. Con ese objetivo creó en su día junto a su compañera de camino la escuela El Centro, uno de los espacios pioneros en su especialidad en Barcelona, desde donde inspira con sus propuestas a numerosas personas a emprender su autogestión.
El protagonista de la presente entrevista, que se muestra optimista por la oportunidad de cambio de paradigma que nos brindan los contextos de crisis, reconoce que sus proyectos le sirven a sí mismo de mucho para seguir avanzando y profundizando en su propio proceso de exploración personal, y no tiene reparos en admitir que su forma de acompañar no admite rodeos: a menudo, para avanzar y sanar de verdad, no queda otra alternativa que transitar el dolor.
¿Cómo te definirías a ti mismo?
Como una persona que está intentando descubrir quién es, cómo es y el mundo en el que vive, empujado siempre por una enorme curiosidad hacia todas las cosas. Y también como una persona que disfruta de la vida extraordinariamente… Descubrir la vida y el funcionamiento del ser humano, en todas sus facetas, con sus luces y sus sombras, es algo que realmente me fascina. Lo vivo como un proceso abierto de constante aprendizaje.
¿Cómo surgió la escuela El Centro?
Mi inquietud por comprender el mundo que me rodeaba y mis procesos internos quedó relegada hacia los 14 años por una visión más determinista de la realidad. Sin embargo, mi rechazo hacia el ámbito de la espiritualidad, a lo que sin duda contribuyó mi educación religiosa, cambió de repente cuando mi mujer enfermó de gravedad y se curó al margen de la medicina convencional cuando parecía que no había opción… El proceso de transformación interna que ella vivió a raíz de esa experiencia tuvo un reflejo directo en nuestro día a día, y eso acabó despertando en mí un gran interés por el ámbito del autoconocimiento. Fue así como decidí dejar el mundo empresarial para centrarme en atender y descubrir el ámbito más subjetivo de la realidad que había desatendido hasta entonces. Y de ahí nació el proyecto de la escuela…
¿Qué has podido constatar a lo largo de todos estos años?
Que el cambio que puedes llegar a generar en el mundo si te atiendes primero de todo a ti mismo es mucho más grande de lo que podemos llegar a imaginar. Cuando uno cambia, a partir de su propia voluntad, el entorno empieza a cambiar también… Es como una onda expansiva.
¿Vivimos en una sociedad muy enferma?
Completamente. Creo que no conozco a nadie que no tenga una farmacia en su casa, aunque sea de medicina alternativa… La verdad que cuesta mucho encontrar a personas que tengan sus pensamientos, sus emociones y sus acciones mínimamente ordenados. Lo cual no quita que esta sea también una sociedad que ha conseguido grandes logros. Siento que todo el dolor, sufrimiento y sacrificio de las generaciones anteriores ha sido necesario para poder tener hoy en día un mundo con un conocimiento tecnológico en el que se pueden generar las posibilidades para que sus habitantes no sigan siendo esclavos de unos patrones y se autorrealicen.
Sin embargo, innumerables personas utilizan a diario la tecnología para la distracción…
Las posibilidades están ahí y yo me refiero a un ámbito muy concreto de ese conocimiento… Obviamente, la tecnología puede ponerse al servicio de la conciencia, pero también al servicio del ego…
A menudo es fácil caer en el desánimo mirando alrededor…
Tiempo atrás tenía una visión muy pesimista y estaba convencido de que la autorrealización iba a ser siempre algo únicamente para unos pocos. Pero a medida que me he ido abriendo hacia el exterior en mi proceso de autoconocimiento, me he ido dando cuenta de que hay mucha otra gente haciendo una labor extraordinaria en el proceso de extender el cambio de conciencia. En lugar de luchar por cambiar el sistema, creo que es mucho más efectivo centrar las energías en ayudar a cambiar a las personas. No obstante, incluso en el ámbito de ciertas corrientes espirituales aún hay una gran tendencia a buscar cambios externos sin atender la auténtica necesidad: el proceso de cambio interno.
¿Por qué crees que cuesta tanto aceptar y asumir la propia insatisfacción vital?
Prácticamente cualquier persona que decide empezar a destapar sus desórdenes lo hace encontrándose ya muy desordenada tras años y años de condicionamientos que se han ido almacenando en el subconsciente. Y el mecanismo asociado al piloto automático de supervivencia dentro de nuestros patrones más conocidos se activa con mucha facilidad, incluso en las personas que se encuentran en un proceso de desarrollo espiritual. De hecho, hemos puesto la maravillosa capacidad de nuestra inteligencia al servicio de tapar nuestros conflictos. Nos hemos hecho expertos en tapar…
¿Es posible meditar y al mismo tiempo engañarse con facilidad?
Si centro mis esfuerzos en meditar pero me aparto del mundo para que nada perturbe el gozo que experimento en ese espacio, para mí, eso no es un proceso de crecimiento espiritual. En cualquier camino de desarrollo hay que poner mucha atención porque a la que te descuidas ya estás tapando… Además, hay que tener también en cuenta un peligro añadido; cuanto más sabes, menos hay que tapar pero al mismo tiempo también sabes tapar más…
La importancia de la honestidad con uno mismo…
Otra de las cosas básicas que he aprendido a lo largo de todo este tiempo, es que yo sólo enseño aquello que he descubierto dentro de mí. Las enseñanzas externas pueden servirte de inspiración, pero todo tiene que acabar pasando siempre por la propia experiencia para que te pueda servir de verdad. Relacionado con todo esto, también me llama mucho la atención que a menudo esperamos que lleguen los días de vacaciones para desconectar, pero nos preguntamos muy poco a qué estamos conectados durante todo el año para desear tanto que llegue el momento de desconectar… Si atendiéramos más este aspecto, nos daríamos cuenta de nuestras contradicciones, y como queremos evitarlo a toda costa por eso necesitamos drogarnos, distraernos y evadirnos de múltiples maneras… Al final, tapar es un mecanismo de protección para evitar sentir la propia contradicción.
Aún hay mucha gente que defiende la felicidad de la inconsciencia…
No querer darte cuenta de la posición en la que estás no te evita estar ahí y seguir sufriendo las consecuencias a través de múltiples conflictos. Y si crees que no tienes ningún conflicto, seguramente es porque has ido restringiendo y limitando tu vida a aquellos aspectos donde no los sientes. Conocerte no empeora la situación en la que ya estás, en todo caso sólo te puede llevar a mejorar.
¿Y qué es lo que nos suele empujar a dar un paso adelante?
No siempre tiene que partir de una crisis profunda… Se puede originar a partir del cuestionamiento de un sistema o modelo de vida que un buen día deja de servirte porque te das cuenta de que a pesar de tenerlo aparentemente todo, te sientes insatisfecho. Ese paso suele producirse cuando uno empieza a plantearse seriamente qué puede haber más allá de lo conocido.
¿Crees que el autoconocimiento es un valor en alza?
Siento que cada vez hay más personas con la necesidad de indagar para estar mejor, pero a muchas de ellas aún se les hace demasiado arduo entrar y rebuscar en según qué lugares internos donde inevitablemente también vamos a encontrar dolor. Hace 15 o 20 años, meditar era similar a formar parte de una secta, mientras que hoy en día la oferta de crecimiento personal es tan amplia que cada persona con un mínimo de inquietud puede encontrar lo que más se ajuste al momento en el que se encuentra.
¿Cómo valoras los recursos de la educación convencional para el desarrollo íntegro de la persona?
Yo sólo puedo hablar por mí, y en este caso, a mí se me enseñó perfectamente cómo no se tiene que enseñar… Es decir, que todo mi proceso de educación fue un recorrido de lo que no se tiene que recorrer. Creo que prácticamente no puedo salvar nada de la educación que recibí. No obstante, haber tenido una educación religiosa me ha permitido darme cuenta de que, en el fondo, leyendo entre líneas, las personas que me la transmitieron estaban intentando explicar lo mismo que yo explico ahora. Ahora bien, las alegorías que transmite la religión hay que saber traducirlas y aplicarlas al día a día. En este sentido, este conocimiento a mí me ha ayudado mucho. Aunque sea como perlas que hay que saber encontrar y pulir dentro de un vertedero.
Si Dios pudiera hablar…
Más allá de cualquier voluntad, para mí Dios se manifiesta en la totalidad. Y es increíble la tergiversación que se ha llegado hacer de un mensaje que en el fondo habla de amor y que al mismo tiempo nos lleva a matar por ello… En su propia etimología, la religión nos habla de unión y no de separación.
¿Cómo resumirías el enfoque que persigues en tus proyectos?
Que cualquier persona, más allá de todo lo que le ha venido dado, se pueda apoderar de su singularidad y de su propia vida. Para poder gestionar tu vida, primero de todo debes aprender a gestionarte a ti mismo.
¿Cuál es tu visión acerca de la presencia?
Es muy simple… Si no hay presencia, hay piloto automático. Es decir, hay ego. El ego siempre va a estar ahí, pero el problema no es que esté, sino estigmatizarlo y no saber qué hacer con él… La presencia desde la visión interna es algo que siempre ha estado también en la base de todas las religiones, pero esto ha ido derivando únicamente hacia la visión externa; es decir, en la creencia de que dependo de algo externo que me vigila. Ya sea Dios, mi padre, mi madre, mi pareja, mis hijos… El 99% de la población aún sigue entregando diariamente su propia autonomía en busca del reconocimiento externo.
Y huimos de la contemplación y el silencio…
Hay mucha confusión respecto a esto… La vida contemplativa no se trata de una actitud pasiva, sino de adoptar una observación sin juicio de lo que ocurre a tu alrededor. Un darme cuenta de las cosas que suceden y más allá de criticarlas o rechazarlas, ver qué tienen que ver con mi vida. La vorágine del pensamiento en la que nos hallamos inmersos nos ha hecho volcarnos por completo en el mundo objetivo, olvidándonos de algo fundamental: dónde estoy yo como sujeto.
¿Qué visión nos ofrece la psicología transpersonal?
Ir más allá de la personalidad y los mecanismos de defensa que construye el ego para crecer. Mientras que la psicología conductista, de corte más tradicional, estudia al individuo como si fuera un animal, la transpersonal busca apoderarse de esa condición animal para convertirnos en seres humanos.
Se pueden practicar muchas disciplinas de desarrollo personal y espiritual y estar desconectado del amor real… ¿Cómo es el amor de verdad?
Ciertamente, existe un ego espiritual tremendo… Aún se confunde mucho amar con querer, que es lo que tiene lugar siempre que estoy buscando algún tipo de prestación. En el amor consciente no hay dolor ni ningún tipo de desorden, aunque sea algo que cueste de asimilar.
¿Qué argumentos darías a un lector de prensa diaria para invitarle a tener una visión positiva de la vida?
Que lo lea como si fuera un extraterrestre… Cuestionando, poniendo en duda y tomando distancia…
¿Cuál es tu actual grado de optimismo real?
En este sentido, considero que, a pesar de todo, a nivel de conciencia, vamos dando pasos adelante hacia una dirección interesante…
¿Y cómo llevas la relación con tu propio ego?
Intentando apropiarme de él y que no se apropie demasiado de mí… Sea como sea, no es algo que a día de hoy me genere conflicto.
Un libro y una película para inspirar el despertar…
Ahora mismo, recomendaría dos películas; Gravity, que explica todo el proceso transpersonal, y Pinocho de Walt Disney, que en el fondo viene a explicar lo mismo pero de una manera mucho más sencilla. Y en cuanto a libros, si tuviera que quedarme con uno sería el Tao Te King, que reúne belleza, sabiduría, poesía… Aunque no soy muy partidario de recomendar libros, ya que considero que no hay mejor libro que la propia experiencia personal, por tanto, la mejor recomendación sería leer lo que ya llevas dentro.
¿Y un último mensaje que quieras resaltar para terminar?
No te creas nada.