Conciencia, Confianza, Desarrollo personal, Espiritualidad, Presencia

Tew Bunnag: la maestría de la compasión

“Cualquier persona puede aprovechar cualquier práctica espiritual sin etiquetas para transformarse”

A pesar de poseer un máster en Economía por la Universidad de Cambridge, la misión de nuestro entrevistado en esta vida estaba claramente llamada a trascender el plano más tangible y materialista de la realidad. Una vocación que empezó a labrarse a una edad muy temprana, cuando el pequeño Tew Bunnag (Bangkok, 1947) recibía sus primeras enseñanzas budistas de la mano de su niñera en Tailandia, y que siguió modelándose y adquiriendo consistencia un tiempo después, entrando en la veintena, a través de la formación espiritual que le brindaron dos venerables maestros orientales estando ya en Inglaterra, donde se desarrolló su educación. Así, además de irse especializando en meditación budista, el joven Bunnag fue convirtiéndose también en uno de los primeros divulgadores del Taichi en Europa, empezando a ejercer como profesor de ambas disciplinas hacia mediados de los años 70. Paralelamente, siguió adquiriendo conocimientos procedentes de la psicoterapia occidental y desplegando su labor en varios países, España incluido, donde fue invitado a dirigir sus primeros grupos en la década de los 80. Asimismo, desde los inicios de su trayectoria espiritual, Tew acompañó también procesos de duelo y de personas en estado terminal aportando apoyo, recursos y herramientas en la relación con la muerte desde la perspectiva budista.

En 1999, tras varios años de enfermedad de su primera mujer, experimentó un gran punto de inflexión al confluir su muerte con el suicidio de su sobrina y el diagnóstico de Alzheimer de su madre. Una fuerte sacudida vital que le llevó a tomar la decisión de volver a su país, casi tres décadas después, para acompañar el proceso de esta última dejando parte de su familia en España. Y que aprovechó también para empezar a ejercer de voluntario en uno de los primeros hospicios o centros de cuidados paliativos que se creó en Tailandia debido a la expansión del sida y su marginalidad asociada, acompañando en sus últimos días de vida a los niños y adultos afectados con menos recursos.

A raíz de todo el aprendizaje acumulado a lo largo de ese intenso y exigente periodo, su forma de concebir la espiritualidad experimentó una notable transformación evolucionando desde un lenguaje marcadamente budista hacia un ámbito mucho más secular, sobre todo a través de su relación con los niños, a los que siempre ha considerado como grandes maestros libres de cualquier precepto. Junto a esto, nuestro protagonista también destaca como profundamente revelador el gran caudal de enseñanza que le transmitieron muchos de los moribundos a los que tuvo oportunidad de acompañar a lo largo de todos esos años, los cuales, a menudo, con grandes destellos de paz, aceptación y lucidez, le mostraban en primera persona la confirmación de una verdad trascendente a la que él ya había empezado de alguna manera a acceder mediante las lecturas de la especialista occidental Elisabeth Kübler-Ross.

En los años posteriores, Tew aprovechó este valioso bagaje para transmitirlo también en nuestro país, donde su experiencia y sabiduría al respecto han sido cada vez más apreciadas y requeridas en un terreno tradicionalmente muy poco explorado, con mucho aún por recorrer y muchos tabús por romper. Una labor consciente de preparación para la muerte y elaboración integradora del duelo que no ha dejado de intensificarse, y más en el actual contexto de pandemia, y a la que Bunnag no ha dejado de entregarse, en cuerpo y alma y con loable compasión y humildad, poniendo un especial énfasis en la importancia del papel activo que también deben desempeñar tanto los propios pacientes como los cuidadores y allegados que solicitan sus servicios. Para seguir aprendiendo juntos a transitar con plenitud los senderos que llevan a la entrega y fusión con el Gran Misterio, la Fuente de la que todos procedemos y a la que algún día todos volveremos.

¿Quién es Tew Bunnag?

Un canal… Eso es lo que puedo decir a día de hoy. Han sido muchos los Tew Bunnags a lo largo de mi trayectoria, pero siempre ha habido un hilo de consciencia entre todos ellos. Una percepción que fue haciéndose más evidente cuando empecé a entregarme de lleno a mi camino espiritual. Y con el paso de los años, en las diferentes facetas de mi vida, cada vez ha ido habiendo menos de mí como un ser separado. Siento que, progresivamente, el hecho de identificarme con ser Tew Bunnag ha ido perdiendo importancia para ceder espacio a la manifestación de la Fuente, Tao, Dharma o Consciencia, a través de mí.

¿Qué papel ha tenido la muerte en tu camino evolutivo?

Sin duda, el hecho de haber tenido un contacto tan íntimo con la muerte es algo que me ha ido transformando mucho hasta el punto de convertirse en un aspecto muy presente, cercano e integrado en mi vida hoy en día.

¿Y cuál dirías que ha sido tu principal aprendizaje en tu relación con ella?

Me ha aportado una gran perspectiva… Enseñándome a celebrar la vida con mayor profundidad, apreciando su sentido más sagrado.

¿Qué es la espiritualidad para ti?

La humanidad más profunda, la capa más profunda de nuestro ser que nos conecta con todo.

¿En qué consiste su expresión secular?

Considero que se trata de un matiz muy importante. Por un lado, creo que no hay que rechazar las religiones, sobre todo si los valores que te transmiten te sirven para vivir mejor. Ahora bien, por otro lado también es cierto que nos encontramos en un momento en el que cada vez más gente necesita conectar con su humanidad más profunda pero sin querer verse limitada por ningún tipo de lenguaje específico. Estamos hablando de una espiritualidad totalmente libre de barreras y fronteras. Lamentablemente, la historia está llena de ejemplos en los que la religión ha sido causa de separación y conflictos. Es realmente inconcebible que se pueda llegar a matar en nombre de la religión o incluso muchas veces de un mismo Dios… Así pues, ya es hora de empezar a sanar todo esto, conectando con una espiritualidad universal y trascendiendo cualquier tipo de barrera. No hace falta ser taoísta para practicar Taichi… Me emociona poder ser parte de diversos grupos que actualmente trabajan intentando desarrollar este propósito. Cualquier persona puede aprovechar cualquier práctica espiritual libre de etiquetas para transformarse. En este sentido, el movimiento espiritual laico me parece una expresión muy saludable porque apela a este espíritu universal y colectivo sin añadir más separación.

Nos encontramos en un momento en el que cada vez más gente necesita conectar con su humanidad más profunda

¿La religión ha perdido la brújula del amor?

Quizás no la del amor hacia los de nuestra misma condición, pero sí la del amor genuinamente más compasivo.

¿Urge actualizar la concepción de la espiritualidad?

Efectivamente. Seguir lo que marca la tradición ha podido servir de ayuda, pero al mismo tiempo siento que también ha sido un obstáculo para la evolución en muchos casos. El planeta necesita sanar urgentemente y es por ello que hay que aprovechar el momento de apertura en el que nos encontramos para que la espiritualidad se extienda llegando a los perfiles y ámbitos más diversos. Esto nos puede servir, por ejemplo, para dejar de tratar a la naturaleza como algo ajeno que podemos dominar y destrozar a nuestro antojo, empezándola a sentir verdaderamente como algo que forma parte de nosotros y que por tanto tenemos el deber de cuidar. Esta espiritualidad actualizada debe abrazarlo todo, aunque sea algo que choque frontalmente con la competencia, el consumo y el afán de posesión desmedido que caracterizan el egotista sistema capitalista. ¿Cómo podemos estar bien sabiendo que en un mundo de abundancia como el que vivimos cada día sigue muriendo tanta gente de hambre? Es algo que realmente no se puede aceptar…

¿Crees que esa revolución espiritual acabará llevando irremediablemente también a una auténtica revolución política?

A mi modo de ver, la pandemia ha servido para revelar aún más las grietas del modelo imperante y nos está ofreciendo una gran oportunidad para evolucionar, sanar y transformar mediante la integración de los valores espirituales más genuinos. Esto es algo que ya se está empezando a evidenciar claramente en Occidente y que se debe recuperar en Oriente. Hay que tener en cuenta que el consumismo y el capitalismo están basados en un aspecto muy profundo presente en cada uno de nosotros, el miedo a la vulnerabilidad y a la escasez. Cuando en realidad, por mucho que tengas esto no te va a proteger… Es por ello que el covid lo ha puesto ahora tan de relieve. Estamos en un gran momento para abordar también este miedo, gran parte del cual tiene que ver obviamente con la condición de mortalidad que tanto se empeña en rechazar el propio sistema. La revolución de la nueva espiritualidad nos puede llevar también a la integración de la mortalidad, propiciando así que brote la compasión en nosotros al reconocernos como seres que, mucho más allá de la competencia o la separación, nos podemos apoyar y reflejar unos a otros mientras vamos transitando un mismo camino.

El consumismo y el capitalismo están basados en el miedo a la vulnerabilidad y la escasez, algo que tiene que ver con la condición de mortalidad que tanto rechaza el propio sistema

¿Cómo afrontar y transformar el miedo?

El miedo está profundamente instalado en nuestro disco duro como especie, en nuestra biología… Y esta condición se ve además alimentada y reforzada por nuestra cultura, que no deja de promover toda una serie de valores asociados al miedo. Todos los negocios, bancos, seguros, etc., están basados en ello; en retener, en no perder… Por otro lado, en disciplinas como las artes marciales, más allá del papel activo, del gran abanico de movimientos, lo realmente importante es el trabajo interno; eso es lo que realmente te enseña a afrontar eficazmente el miedo, mostrándote también como en el fondo, el miedo y la violencia son las dos caras de una misma moneda. Por tanto, la verdadera intención que se esconde en estas prácticas es aprender a explorar siempre la posibilidad de trascender la violencia y el miedo asociado. Esa es la gran victoria y no los trofeos o la dominación del otro. Conquistar el miedo es posible pero no basta con leerlo en los libros y pensarlo, sino que requiere una práctica constante para observarlo, reconocerlo y finalmente poder llegar a integrarlo. En última instancia estamos hablando del gran miedo que sentimos a vivir con plenitud, algo que inevitablemente incluye también a la muerte. De ahí la importancia de las prácticas espirituales, que tanto nos pueden ayudar a trascender el miedo que tan a menudo nos produce la vida misma, con todas sus sacudidas.

Aprendiendo a dar la bienvenida a las crisis como maestras para el cambio…

En el fondo son un auténtico regalo porque nos ayudan a prestar atención a los miedos que no vemos. Más allá de los obstáculos y valores imperantes, el vínculo con la capa más profunda de nuestro ser siempre existe, y experiencias como la enfermedad o la pérdida tienen la capacidad de despertarnos y conectarnos. Aunque a veces esa consciencia también puede aparecer por sí sola, algo que tiene que ver con el misterio de lo que yo llamo la Gracia y que no puede explicarse con palabras… Puede suceder cuando el Universo decide enviarnos un regalo despertando nuestra visión más profunda en el momento más inesperado. Cualquier momento puede ser bueno para conectarnos con lo esencial, empezando a darnos espacio y silencio para que emerjan cuestiones existenciales básicas, como por ejemplo la pregunta ¿quién soy…? Abriéndonos así a transitar el camino espiritual mediante la evolución y el descubrimiento constante, intentando no caer en la trampa intelectual de creer en cualquier momento que ya lo hemos logrado.

Cuánto ansiamos a menudo dar con esa fórmula o método que nos lo solucione todo…

La necesidad de disponer de recetas con resultados inmediatos, como cualquier otra certeza o seguridad, también nace del miedo. Siempre será mucho más aconsejable mantenerse en una actitud abierta y vulnerable, aprendiendo…

¿Empezar a bajar el ritmo de aceleración al que estamos acostumbrados es uno de los pasos más necesarios?

Totalmente. De hecho, cuando descubrí el Taichi enseguida me di cuenta de que podía ser una herramienta de gran utilidad para la humanidad moderna, ya que, salvo el Yoga quizás, todas las prácticas físicas o deportes están basados actualmente en la rapidez y la avidez por la obtención de un resultado. Mientras que prácticas como el Taichi y el Yoga nos enseñan simplemente a vivir la totalidad del momento, un elemento clave para la sanación y transformación que buscamos. Sin duda, la extensión de la cultura del “fast food” forma parte de la huida de la mortalidad. Por el contrario, cuando una persona puede vivir una fase terminal desde la integración y la aceptación la percepción del tiempo empieza a cambiar completamente, pasando a vivir y a apreciar cada momento, cada pequeño detalle, con gran plenitud. Y es así como emerge la consciencia de que lo realmente importante no es alargar nuestra existencia a cualquier precio, sino aprovecharla en toda su profundidad. Instalados en la prisa es muy fácil perderse el trasfondo mágico de la vida.

Instalados en la prisa es muy fácil perderse el trasfondo mágico de la vida

¿Quién consideras que contribuyó a prender la llama de la espiritualidad en tu interior?

Podríamos decir que mi niñera, practicante budista, fue mi primera gran maestra. Fue ella la que me inició en la práctica de la meditación desde muy niño y me transmitió valores como el gozo de dar, el respeto por cualquier forma de vida o el poder del agradecimiento. En aquella época y a diferencia de lo que sucede en la actualidad, donde prima principalmente el materialismo, en mi cultura el budismo estaba muy integrado en el día a día. Y eso ayudaba a sentir desde una temprana edad que existía algo más aparte del plano tangible de la realidad. Además, también tuvieron una influencia muy relevante en mí dos maestros en especial; un lama tibetano que conocí en mis tiempos universitarios en Inglaterra, Trungpa Rimpoché, y el que fue abad de un templo budista en Londres, Dhiravamsa, recientemente fallecido, quien me formó como profesor de meditación y me animó a trabajar a su lado.

¿Cuáles han sido otras de tus principales fuentes de inspiración?

Ser padre, la responsabilidad de cuidar a otros, el amor en todas sus facetas… Los niños y su capacidad de descubrir… La naturaleza y sus ciclos… Los errores… En definitiva, la Vida misma en su totalidad, con todos sus momentos y detalles. Desde los inicios de mi camino he sentido de forma muy clara que no hay que establecer ninguna separación entre la vida terrenal y la espiritual. Todo está íntimamente relacionado.

Qué gran reto la integración de la espiritualidad en lo cotidiano…

Para mí la espiritualidad es sinónimo de sencillez y naturalidad, no tiene nada que ver con el hecho de sentirse especial. Y esto implica el hecho de aprender a desarrollarse también terrenalmente en este mundo, pero sin quedarse atrapado en ello.

¿Cómo estás viviendo personalmente el contexto de pandemia en el que nos encontramos?

Principalmente con agradecimiento, ya que llevaba tiempo diciendo a mis grupos que quería tomarme un año sabático… No en cuanto a mi trabajo, sino sobre todo respecto a los viajes que a menudo realizaba, con su correspondiente desgaste de energía. En este sentido, he podido tomar la decisión de bajar ese ritmo a partir de ahora. Al principio, como a muchos, me asaltó el pensamiento de qué iba a hacer con tanto tiempo disponible de golpe, pero enseguida lo aproveché para empezar a conocer con más profundidad el lugar donde vivo. Y en este sentido, tengo la suerte de disponer de campo y mucho espacio abierto cerca. También he descubierto las grandes posibilidades del trabajo a distancia gracias a las plataformas virtuales. Esto me ha permitido seguir acompañando diariamente a personas desde prácticamente el inicio de la pandemia. Y para compensar las horas delante de la pantalla, también me he podido dedicar a la escultura y al cuidado del huerto. Disfrutando al mismo tiempo de mi familia, de mi práctica personal e incluso de aprender a tocar el piano, algo que siempre había deseado. En resumen, he ido llevando una vida bastante organizada pero sencilla, y sin dejar de sentirme parte del mundo y las personas que me rodean, cuyo estrés y ansiedad también me han llegado reafirmando así aún más en mí la necesidad de seguir trabajando en el plano personal y espiritual.

¿Y qué opinión te merece todo el tema de la vacuna?

Sinceramente, es algo que no me convence en absoluto… Siento que no deja de ser una estrategia para asegurar a los ciudadanos que todo está bajo control, cuando en realidad lo que parece que ha generado ha sido aún más incertidumbre y confusión… Ahora bien, en mi caso he tenido que optar por la decisión más práctica, ya que con frecuencia debo viajar a mi país por trabajo, y además, quiero ir a conocer a mi nieto de un año pronto, y sin la vacuna parece que va a ser muy difícil…

¿Cómo crees que debería ser la llamada “nueva normalidad”?

Sea como sea, espero que todo lo que estamos viviendo nos ayude al menos a no caer en el engaño de querer volver a una normalidad basada en falsas seguridades.

No has perdido la esperanza pues….

No sólo no la he perdido, sino que estoy convencido de que este proceso nos va a servir de gran impulso en nuestra evolución. De hecho, desde que empezó la pandemia, he visto como cada vez más personas y más profesionales están tomando consciencia de la importancia de incluir la dimensión espiritual para poder disfrutar de un auténtico bienestar. Sin las herramientas que nos ofrece la práctica espiritual, las emociones nos desbordan, y si no podemos estar mínimamente centrados, bien con nosotros mismos, cómo vamos a ayudar a otros… A mi edad no puedo ser ingenuo creyendo que esto nos va iluminar a todos, pero sí que he podido comprobar como esta evolución no está dejando de avanzar poco a poco… Es muy importante que los cambios y las transformaciones se tomen el tiempo necesario para que puedan ser sólidas y quedar bien integradas.

Durante la pandemia se han producido un gran número de muertes en soledad… ¿Es posible acompañar de alguna forma en casos así desde la distancia?

Es muy importante no caer en la desesperación o la culpabilidad cuando no existe la posibilidad de estar cerca de nuestros allegados en momentos difíciles, como puede ser la enfermedad o un proceso terminal. También existen prácticas para transmitir amor y compasión a distancia, que nos permiten establecer una comunicación a otro nivel. Y para ello debemos aprender a confiar en la existencia de esta misteriosa realidad que se encuentra más allá del plano material. Siempre existe la posibilidad de conectar desde el corazón más profundo si realmente ponemos la intención en ello. El espíritu no entiende de espacio ni de tiempo. El amor no tiene fronteras… Lo trasciende todo. Se trata de una realidad que no forma parte de nuestra educación ni está presente en la formación de muchos profesionales, pero esto no impide que nos podamos abrir a lo inefable de esta otra dimensión a través de la confianza.

El espíritu no entiende de espacio ni de tiempo. El amor no tiene fronteras… Lo trasciende todo

¿Cómo prepararse para poder afrontar con serenidad el tránsito hacia lo desconocido?

No hay nada que garantice una buena despedida, pero sin duda puede ayudar mucho el hecho de ir labrando con tiempo la conexión con esa Realidad trascendente e intangible o Fuente, así como el hecho de poder disponer de un buen acompañamiento, algo que permite generar el espacio idóneo para que toda aquella energía que ha quedado pendiente de expresar pueda salir y transformarse, ya sean remordimientos, rabia, miedo o cualquier otra resistencia. A diferencia de los viajes que podemos emprender a lo largo de nuestra vida, la preparación para el último gran viaje pasa por ir vaciando poco a poco la maleta, para lograr la ligereza necesaria que nos permita entregarnos al abrazo con el universo.

¿Y qué consejos prácticos darías para lograr superar el miedo a la muerte?

Primero reconocer su presencia y no hacer como si no estuviera ahí. Respirándolo y escuchando con respeto y curiosidad su energía, observando sus proyecciones, aquello que puede estar escondiéndose tras el miedo. Y en segundo lugar, abrirnos a la consciencia de la impermanencia que acompaña a cada día, a cada momento… Incorporando el hábito de dejar pasar, de perdonar todo lo que ya fue… Si perseveramos en estas prácticas al final nos daremos cuenta de que en el fondo ese miedo no es más que una construcción, una ilusión.

Reconociendo su presencia, incorporando el hábito de dejar pasar, de perdonar todo lo que ya fue, nos daremos cuenta de que en el fondo el miedo a la muerte no es más que una ilusión

¿La práctica de la meditación es un elemento clave?

Sin duda puede ser un elemento clave, pero sobre todo si no se utiliza como una estrategia para distanciarse. En el fondo viene a ser lo mismo que ya he dicho, observar y respirar para ir generando cada vez más espacio, para que todo aquello que no tiene una consistencia real se diluya.

¿Qué lecturas que nos puedan servir también de ayuda nos recomendarías?

Recomiendo especialmente dos libros escritos por médicos que pueden ser de gran ayuda para trascender la tradicional barrera o separación entre ciencia y espiritualidad: La consciencia más allá de la vida, de Pim Van Lommel, y El arte de morir, de Peter y Elizabeth Fenwick.

¿Es ésta sólo una de varias de nuestras vidas?

No sólo lo creo, sino que estoy profundamente convencido. Esta existencia tiene continuidad y no hace falta convencer a nadie de ello, ya que tarde o temprano todos tendremos la oportunidad de descubrirlo.

¿Y qué nos puedes decir en relación a la ley del karma?

Es otro aspecto muy importante pero sobre todo para poder vivir con mayor armonía en este mundo. Prefiero contemplarlo como la responsabilidad que todos tenemos sobre nuestros pensamientos, acciones y emociones a cada momento de esta vida, y no pensando tanto en lo que nuestra actitud nos puede llegar a reportar en un futuro, aunque eso no deje de estar también implícitamente relacionado. Para mí el karma es ahora.

¿Tienes algún sueño aún por realizar?

Aquello a lo que dedico diariamente mis oraciones… Que la paz, la sanación y el bienestar se puedan establecer en el mundo.

Página web de Tew Bunnag